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La trama de los cursos de formación troceó contratos para evitar controles

Las subvenciones públicas por empresa no superaban los 60.000 euros

La trama de los cursos de formación, que supuestamente ha hecho desaparecer 4,4 millones de euros públicos en la Comunidad de Madrid, burlaba los controles con un sistema utilizado en otros casos de corrupción: el troceo de los contratos.

El procedimiento era el siguiente: una treintena de asociaciones empresariales —la mayoría de ellas de la patronal CEIM— solicitaba subvenciones anualmente a la Comunidad para dar cursos de formación a sus trabajadores. Con ese dinero se contrataba a la empresa que iba a impartir los cursos, la mayoría de ellos de teleformación; es decir, a través de una plataforma virtual en Internet.

Los contratos con esas empresas nunca superaban los 60.000 euros ni el 20% del total de la subvención. La ley establece que si se sobrepasan esos límites, es necesario presentar tres ofertas distintas. De esa forma, todos los contratos iban a parar a las distintas empresas de José Luis Aneri. Por ahora la investigación lo señala como el hombre encargado de solicitar las subvenciones en nombre de las asociaciones empresariales, el desarrollador de los planes de formación y el encargado de rendir cuentas a la Administración y justificar con documentos cada euro recibido.

Los investigadores señalan que la estafa no es obra de un único hombre

Pero a medida que la investigación avanza, la figura de José Luis Aneri cobra menos relevancia en este modelo de apropiación de fondos públicos. Ese sistema se sostenía gracias a las mordidas que recibían los responsables de las asociaciones empresariales. En última instancia, la investigación apunta a una finaciación irregular de las patronales. Según eso, Aneri era solo el empleado que permitía que todo el dinero de las subvenciones retornara a las asociaciones que las habían solicitado. El dinero público se transformaba en privado sin que las distintas administraciones pudieran controlar lo que se estaba haciendo. Fuentes de distintas instancias regionales y estatales señalan que la falta de controles es lo que permite que este tipo de sistemas de defraudación funcione desde hace años.

Además del caso de la Comunidad de Madrid, la policía investiga otros 6,6 millones de euros en subvenciones concedidas por el Estado a las mismas asociaciones empresariales. En ambos casos, la trama funcionaba gracias a la red de empresas que organizaban los cursos. Todas compartían oficinas, teléfonos y figuraban en la mayoría de los casos con el mismo administrador único: el empresario José Luis Aneri. Entre 2010 y 2012 constan 18 entidades que se reparten el dinero entre Córdoba y distintas sedes de Madrid. La mayoría de esos cursos, según fuentes de la investigación, no se hacían o utilizaban un sistema informático para replicar identidades de alumnos con los que poder solicitar más dinero.

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Según la investigación, las supuestas beneficiarias de esos cursos, las asociaciones empresariales, sabían de esas irregularidades y cobraban comisiones por mantener vivo el sistema.

No solo eso. En las sedes de Sinergia Empresarial, una de las principales de la red, se encontraron documentos de estas asociaciones, a los que este periódico ha tenido acceso. En muchos casos eran comunicaciones dirigidas a la Administración para informarles de algún cambio en el procedimiento de las subvenciones.

Para que el sistema funcionase, las asociaciones recibían  mordidas

Para explicar la dejadez en sus negocios y la falta de control que tenían sobre las subvenciones que solicitaban, las asociaciones explican que fueron estafadas. Pero fuentes de la investigación señalan que, como es lógico, todo ese sistema de financiación no es obra de un único hombre.

Entre las 28 entidades involucradas hay al menos 17 que pertenecen a la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM), organización presidida por Arturo Fernández y que está integrada en la patronal CEOE. Además, nueve de las asociaciones empresariales forman parte de otras dos organizaciones integradas a su vez en la CEIM: la CECOMA y Fedecam. Ambas organizaciones están dirigidas por Alfonso Tezanos. Según varias fuentes del sector, fue Tezanos el que recomendó a las asociaciones de su entorno que hicieran los cursos con las empresas de Aneri. El vínculo entre ambos se remonta a 2007. La primera empresa de Aneri, prevención de Riesgos Laborales, surgió en Fedecam. Ambas tenían la misma sede, según consta en el Registro Mercantil.

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