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Euskaltel se agrieta como símbolo

La operadora diluye su perfil político y busca mayor rentabilidad económica en el mercado

Javier Rivas
Trabajadores de Euskaltel se manifiestan en Bilbao el pasado lunes, el primer día de huelga en la historia de la empresa
Trabajadores de Euskaltel se manifiestan en Bilbao el pasado lunes, el primer día de huelga en la historia de la empresaFERNANDO DOMINGO-ALDAMA

Quizá resulte más que una coincidencia que en el mismo año Euskaltel haya perdido su mayor bandera de imagen, el equipo ciclista, al no poder asumir sola su presupuesto, y haya vivido la primera huelga de su historia. Tres días consecutivos de paro esta semana que suponen solo el pórtico de un conflicto ante la falta de cualquier acercamiento entre el comité de empresa, que forman CC OO y ELA, y la dirección.

Ambos hechos pueden simbolizar que Euskaltel, que nació como una apuesta política del PNV, lograda a cambio de su apoyo a la primera investidura de Aznar en 1996, para crear una telefónica vasca que contribuyese a “hacer país”, ha dejado de ser ese símbolo que buscaba rentabilidad política para transformarse en una empresa más en busca de rentabilidades reales. Una compañía, además, que opera en un mercado extremadamente competitivo, con una reducción año a año de los ingresos y frente a rivales de mucho mayor tamaño.

“No sé si deja de ser una apuesta de país, pero cada vez se le parece menos”, opina un analista que ha seguido la evolución de la compañía. Lo que se hizo al calor de un pacto político, ahora, en una dinámica más estrictamente economicista muestra “costuras más frágiles de lo que parecía”, añade. “Las empresas no tienen ideología política, y esta es una apuesta de país dada su importancia como empresa tractora y generadora de empleo y riqueza en Euskadi”, replican fuentes de Euskaltel.

Kutxabank asegura que no tiene pensada “ninguna operación de desinversión”

Para crecer en un mercado como el telefónico hay que tener algo especial y el Gobierno de José Antonio Ardanza, quien tras dejar de ser lehendakari ocupó 12 años la presidencia de la operadora, le proporcionó en alquiler a Euskaltel cuando nació lo que los demás no tenían: una amplia red troncal de fibra óptica, que finalmente el año pasado le vendió el Ejecutivo socialista por 68 millones. Esa red le permitió avanzar, accediendo a clientes fundamentales, como las industrias. La decisión estratégica de convertirse en un operador global asentó su crecimiento, pero acabó derivando en lo que ha sido su mayor hándicap.En 2006, rompe con Orange y se alía con Vodafone —“un suicidio”, según uno de los consultados—, lo que concluyó con un arbitraje, avalado en 2012 por el Tribunal Superior, que obliga a Euskaltel a pagar 222 millones a la filial de France Telecom.

La cifra se eleva por intereses y otras contingencias en una cantidad que las fuentes consultadas sitúan entre 60 y más de 100 millones adicionales. La mitad de la multa se pagó con fondos de caja y el resto, con un crédito de Kutxabank. Para el resto, se llegó a un acuerdo con Orange que incluía, según las fuentes informantes, que el operador vasco abandonaba a Vodafone y volvía a usar las antenas de móvil de Orange, proceso que se iniciará en enero.

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Kutxabank, que entonces poseía el 67,93% de Euskaltel, tuvo que asumir el peso de la multa al tiempo que estaba obligada a desinvertir por las normas de contabilidad europeas y presionada por las crecientes exigencias reguladoras. Fue la entidad la que buscó a los fondos de inversión y en ese proceso el entonces Gobierno socialista le trasladó que también tenía intención de vender el 7,45% que todavía poseía en Euskaltel, tanto por hacer caja como por razones políticas.

Datos

Clientes: 327.000 residenciales y 50.000 firmas.

Cuota de mercado: 44,2% en telefonía fija, 42,6% en banda ancha, 58,5% en televisión de pago y 15,4% en móvil pospago.

Beneficio neto en 2012: 48,1 millones.

Accionistas: Kutxabank, 49,9% (directamente y a través de Araba Gertu); International Cable (los fondos Trilantic e Investindustrial), 48,1%; Iberdrola, 2%.

Trabajadores: 553.

Deuda financiera neta en 2012: 417,6 millones.

Así llegaron al operador los fondos Trilantic e Investindustrial y de su entrada deriva el nombramiento de Fernando Ojeda en marzo pasado como director general y responsable de toda la gestión. “Ha habido una voluntad de los nuevos accionistas por llevar a Euskaltel a una dinámica de menos vínculo de apuesta política y más en clave de empresa que compite en un mercado muy complicado”, opina otro analista.

Con el cambio en el accionariado han llegado medidas de ajuste y decisiones estratégicas para optimizar beneficios y gestión, entre ellas el plan de externalización que ha puesto en pie de guerra a buena parte de la plantilla. Los sindicatos consideran el plan, que arrancará con 40 de los 60 empleados propios (hay otros 60 subcontratados) del departamento de sistemas informáticos, el inicio de un proceso de desguace cuyo final temen que sea la venta o fragmentación de la empresa, aun manteniendo la marca. A esos 40 seguirían hasta 150 más, apuntan las centrales.

“La empresa asegura que el proceso es irreversible y ha contemplado todas las posibilidades. Les hemos pedido información y se han negado”, apuntan los sindicatos. La última reunión entre ambas partes se celebró el pasado día 4, poco antes de la asamblea que decidió el inicio de movilizaciones. La dirección sostiene que la comunicación con la representación de los trabajadores es “abierta, continua y periódica”. El plan sigue a un proceso de reducción de gasto que las centrales cifran en un 20% desde la entrada de los fondos de inversión.

En verano pasado, se pidió a todos los departamentos que, sobre el presupuesto ya aceptado, hiciesen recortes del 10% al 15%. Ese descenso en las inversiones ha llegado a los patrocinios institucionales, del que el ejemplo más claro es el equipo ciclista. Y se ha trasladado a empresas que trabajan para la operadora, algunas de las cuales han debido afrontar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) al perder carga de trabajo.

Euskaltel mantiene que busca alianzas tecnológicas para reforzar su posición ante sus competidores. ¿Qué socios? “Empresas de referencia implantadas en Euskadi que pudieran plantearse consolidar o ampliar su presencia”, responden fuentes de la empresa. La operadora asegura que será “irrenunciable” mantener el empleo y las condiciones laborales, una colaboración estable con carga de trabajo de entre siete y 10 años y la ubicación en Euskadi.

Euskaltel mantiene que busca alianzas tecnológicas para reforzar su posición ante sus competidores

“No han podido explicar a nadie por qué sale más rentable la externalización. Y cuando dejas de formar parte de Euskaltel, ¿qué garantías tiene la plantilla de que se mantenga el empleo?”, inciden las centrales. La pregunta clave es qué planes manejan Kutxabank y los dos fondos accionistas. “Como gestores, no nos corresponde a nosotros responder”, dice el operador.

Fuentes de la entidad financiera también rechazan pronunciarse, pero su presidente, Mario Fernández, destacaba el pasado lunes que no está planteada “más operación que seguir haciendo rentable a Euskaltel”. No hay “ninguna operación de desinversión”, sino un plan de sostenibilidad, que no implica pérdida de puestos de trabajo. “No estamos abandonando el País Vasco”, decía esta misma semana Alicia Vivanco, directora de Participadas de Kutxabank, quien jugó un papel clave en la búsqueda de los fondos de inversión, al ser preguntada por la estrategia de venta de participaciones empresariales de la entidad.

Vivanco es consejera de Euskaltel en representación de Kutxabank. “Los fondos solo entran en una empresa si ven oportunidad de rentabilizar sus inversiones y luego salir”, coinciden medios políticos, económicos y sindicales. “Los dos fondos han entrado en Euskaltel con vocación de salir. La cuestión es a quién van a venderle sus acciones”, asevera uno de los consultados, quien remata: “Euskaltel, al final, saldrá adelante, porque su cuota de negocio y su peso son muy elevados tanto en Euskadi como en Navarra”. 

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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