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Rus, en sentido contrario a Fabra

El presidente de la Diputación de Valencia exige al Gobierno el pago de la deuda histórica El acalde de Xativa impulsa paliativos a la desaparición de RTVV

Miquel Alberola
Alfonso Rus, durante la rueda de prensa, junto al vicepresidente de la Diputación Máximo Caturla.
Alfonso Rus, durante la rueda de prensa, junto al vicepresidente de la Diputación Máximo Caturla.

Alfonso Rus, por su personalidad y su temperamento, siempre ha constituido un caso aparte dentro del PP valenciano. Sin embargo, esa especificidad, que en algún momento pudo ser zoológica, ahora está cargada de intenciones políticas. Desde que Alberto Fabra accedió a la presidencia de la Generalitat y desencadenó la cascada de recortes para contener la hemorragia de números rojos, el presidente de la Diputación de Valencia no ha dejado de marcar perfil y exhibir sus buenos resultados económicos.

Ayer, durante la presentación de los presupuestos de la Corporación para 2014 (donde presumió de bajar el endeudamiento: “Eso solo podemos hacerlo nosotros”), Rus dio dos vueltas de tuerca más a su particular pulso con el presidente de la Generalitat. Si en abril Fabra renunció a la deuda histórica, que tanto había reclamado a José Luis Rodríguez Zapatero, porque, según adujo, el Gobierno de España no puede atender a ninguna deuda histórica por falta de capacidad, ayer Rus incidió en la necesidad de seguir reivindicándola.

El presidente de la Diputación se desmarcó del sistema “Madrid dice y aquí a callar”. “La deuda histórica se nos ha de pagar. Se trata de 13.000 millones que se nos deben y eso hay que pedirlo”, defendió en un momento en el que el presidente de Extremadura, José Antonio Monago, ha estado negociando el cobro de la suya con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, frente a la pasividad y renuncia de Fabra.

Rajoy dijo que estaríamos bien financiados, hay que recordárselo

Rus fundamentó su reivindicación en las necesidades de financiación que sufre la Comunidad Valenciana y aludió al “estudio de sabios” encargado por la Generalitat, cuyas conclusiones remarcan esas carencias. El presidente de la Diputación de Valencia recordó que en un acto electoral oyó decir al actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que cuando gobernara “los valencianos estarían bien financiados”, cosa que todavía no ha sucedido, y emplazó a recordarlo para que la promesa se cumpla. Asimismo, insistió en que el dinero que está aportando en estos momentos el Gobierno central a través del Fondo de Liquidación Autonómico “es un préstamo y hay que devolverlo con intereses”.

Rus, también a contracorriente, ofreció ayer paliativos al cierre de la televisión autonómica ordenado por Fabra. Reconoció que la desaparición de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV) ha creado un vacío (“en lo nuestro”) y apostó por potenciar el uso del valenciano en las televisiones privadas de la provincia con programas sobre el tiempo, la agricultura o el deporte de la pelota. “No podemos permitir que las televisiones privadas dejen de emitir en valenciano”, afirmó. Y desafió: “Si no se aborda desde la Generalitat, lo haremos nosotros”.

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Según desveló, la Diputación ya está preparando programas de media hora de duración producidos por su propio equipo sobre pueblos de la provincia, en los que se habla con el alcalde y se promocionan las costumbres de esa localidad, para que sean emitidos en televisiones comarcales o locales.

Además, admitió que está interesado en patrocinar L’Alqueria blanca, la serie estrella de la extinta RTVV, en los canales en los que pueda llegar a emitirse tras el proceso de liquidación que está llevando a cabo la Generalitat. Aunque dijo no haber visto nunca esta serie, es consciente del tirón que ha tenido durante su emisión en Canal 9, “una televisión que estaba en el 3% de audiencia” y en la que lograba “un share del 25%”. Fiel a su estilo provocador, y tratando de sacar agua del pozo anticatalanista, añadió: “Además, en L’Alqueria blanca hablan como yo: no dicen aleshores ni gairebé, sino recollons como yo”.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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