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“La gestión de los residuos debería quedar fuera del debate político”

La consejera de Infraestructuras, Isabel Bonig, asume el problema del futuro de las basuras

Los asistentes al encuentro informativo sobre el Plan Integral de Residuos.
Los asistentes al encuentro informativo sobre el Plan Integral de Residuos.José Jordán

Cada día se generan en la Comunidad Valenciana cientos de toneladas de basura, una mezcla de materiales que acaba, mayoritariamente, bajo tierra. Entre 2018 y 2020, según los cálculos de la consejería de Medio Ambiente, los vertederos valencianos se saturarán por lo que urge una solución que nunca acaba de llegar. El Plan Integral de Residuos (PIR) de 1997 no se ha implantado como estaba previsto y en el nuevo plan de 2013, Medio Ambiente apuesta por dejar de enterrar parte de la basura para quemarla y obtener energía con ella. La llamada valorización energética de los residuos.

Aunque es un problema del que es difícil huir, los actores principales no acaban de estar de acuerdo. La consejera de Infraestructuras, Isabel Bonig; el coordinador de Ecologistas en Acción, Carlos Arribas; el presidente de Imedes (Instituto Mediterráneo para el Desarrollo Sostenible), Juan Antonio Tomás y Pablo Delgado, delegado del Colegio de Abogados plantearon sus posiciones en un encuentro informativo con responsables de la Cadena Ser y EL PAÍS, patrocinado por el Banco SabadellCAM.

Bonig reconoce que defendería la instalación de una planta en su pueblo, La Vall D'Uixó

“Los políticos no hemos sido capaces de transmitir dos cosas: la importancia de la gestión de los residuos y que esta cuestión debería quedar fuera del debate político porque es un factor que no tiene color político”, explicó la consejera de Medio Ambiente, Isabel Bonig.

Los ecologistas fueron más allá: “El PIR 97 nació ya equivocado porque confiaba en que el tratamiento de residuos por parte de grandes plantas iba a ser muy eficiente pero esto no ha sido así y los datos de la propia consejería indican que las plantas tienen un rendimiento bajísimo”, criticó Carlos Arribas.

Los ecologistas abogan por recuperar y reciclar la mayor parte de los materiales para que el rechazo, la fracción que se lleva finalmente a vertedero y que el nuevo plan pretende valorizar, sea la mínima posible. La normativa, según Arribas, obliga a que este rechazo no supere el 44% y, según los datos de Medio Ambiente, el 68,8% de los residuos tratados en las plantas valencianas se lleva a vertedero (el 51,2% en la planta más moderna de todas). La tasa de recuperación de materiales es inferior al 5% y los ecologistas se niegan a que se queme la basura sin haber alcanzado y optimizado los objetivos del plan de residuos anterior.

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“Los problemas derivan de la implementación del plan y no del diseño”, decía Juan Antonio Tomás, presidente del Instituto Mediterráneo para el Desarrollo Sostenible. “O convertimos este problema en un tema de Estado y de sociedad o tendremos serias dificultades para abordar el que es uno de los grandes problemas de la ecología actual”. Para Tomás, la utilización de la gestión de residuos como arma política ha hecho que cada vez el conflicto sea más difícil de resolver.

Los ecologistas abogan por reciclar la mayor parte de los materiales

“Lo primero que hay que hacer es prevenir y en este PIR se contempla. Despúes reutilizar y después reciclar. Hay que apretar más, vigilar más y presionar más. Y hay que implicar a todos los actores en ello”. La cuestión será ahora ver hasta qué punto estos actores están dispuestos a arrimar el hombro.

La consejera Isabel Bonig, que aseguró que “defendería” una incineradora en su municipio, La Vall d’Uixó (Castellón), se declaró “apasionada de la externalización” y confía en que empresarios y banca apuesten por un sector que considera estratégico. La reducción del consumo ha hecho que en los últimos años haya descendido la cantidad de basuras producidas, el combustible para la valorización energética. Si se optimiza el proceso de reciclado, como piden los ecologistas, la cantidad de material combustible en el rechazo, será menor y por lo tanto el proceso no resultará económicamente tan rentable. Un equilibrio difícil para un problema ecológico y económico.

“El PIR del 2013 no auspicia que cada vez se producen menos basuras y obvia uno de los factores principales: el coste”, explicaba Pablo Delgado, delegado del Colegio de Abogados dedicado al Medio Ambiente. “No hay ningún vertedero que no acabe colmatándose”. Delgado, que opina que será complicado obtener financiación europea para implementar el plan, hizo una petición a Medio Ambiente: “Si hay que hacer tres plantas de valorización, háganse de forma rápida y sobre todo, sostenible, porque no sabemos si los ciudadanos podremos soportar el coste de dichas plantas”.

La valorización es el futuro (Isabel Bonig, consejera de Infraestructuras)

“Los vertederos se nos agotan por mucho que reciclemos”, explica Isabel Bonig, consejera de Infraestructuras y Medio Ambiente. Su consejería apuesta por la “valorización energética” porque con ella resuelve el problema de la colmatación de vertederos y amortigua el coste de gestión y tratamiento de residuos. Para Isabel Bonig, este modelo “es el futuro”.

¿Incinerar basura? No (Carlos Arribas, Ecologistas en Acción)

El portavoz de Ecologistas en Acción, Carlos Arribas, asegura que no ha habido voluntad política para maximizar la recuperación y el reciclaje y por lo tanto los vertederos se colmatan. El Plan de 1997 no se implementó en su totalidad y el de 2013 no tiene en cuenta los errores de diseño del plan del 97, con lo que, según Arribas, está condenado al fracaso.

Quemar menos, reciclar más (Juan Antonio Tomás, presidente de Imedes)

“Hay que hacer un gran pacto de Estado y sociedad porque este es un problema de todos”, explica Juan Antonio Tomás, presidente del Instituto Mediterráneo para el Desarrollo Sostenible. “Sí a la incineración pero apurando la minimización, recuperación y reciclaje y con un control riguroso del proceso de gestión para evitar corruptelas”.

Quien elimina paga la gestión (Pablo Delgado, Colegio de Abogados)

“Crecimos con la máxima ambiental de Quien contamina paga. Ahora la máxima debe ser: Quien consume, elimina y paga la eliminación”, dice el delegado del Colegio de Abogados dedicado al Medio Ambiente. Delgado explica que será difícil disponer de fondos europeos y habrá que consumir moderadamente para poder asumir el inevitable coste de la eliminación.

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