_
_
_
_
_

Los 270 objetos del mejor piloto

El Centro de Exposiciones Arte Canal de Madrid acoge una muestra sobre Fernando Alonso

El piloto Fernando Alonso, durante la inauguración de la exposición.
El piloto Fernando Alonso, durante la inauguración de la exposición.Carlos Rosillo

La licencia federativa que hay expuesta presupone que el conductor sabe lo que se trae entre manos. Según reza la placa, “al titular de esta licencia se le supone en conocimiento de los Estatutos y Reglamentos de la FIA, FISA, CDI y el reglamento de la FEA”. La foto que la acompaña es de un niño de cuatro años —raya del pelo a la izquierda; mirada asustadiza— que, obviamente, no está al tanto. Tiene otros problemas. Como llegar a los pedales del coche que le ha fabricado su padre para disputar el trofeo de karts de Ribadesella (Asturias) de 1985. El crío tiene hasta la vestimenta; su madre le ha tejido un mono.

El insólito hecho resultó a la larga toda una premonición. Sin saberlo, la Federación de Automóviles había acelerado “de manera extraordinaria” la carrera del pequeño Fernando Alonso Díaz. El piloto acortaría más tarde su apellido, pero no su progresión. Esta y otras anécdotas del corredor pueden verse desde hoy y hasta el próximo mes de mayo en el Centro de Exposiciones Arte Canal de Madrid. Además de su primera licencia, hay otros 270 objetos que repasan la trayectoria del mejor piloto español de todos los tiempos. La muestra está organizada por la Comunidad de Madrid, el Canal de Isabel II Gestión y la Fundación Fernando Alonso y ha costado 1,57 millones de euros.

Quien acuda a ver Fernando Alonso Collection (7 euros general; 3,50 reducida) podrá contemplar desde sus monos, guantes o botas, a sus cascos y trofeos. Aunque también el rugir de los motores en la parrilla de salida: la muestra exhibe todos los coches con los que el piloto ha competido: sus karts —incluido ese primero con los pedales adaptados para poder acelerar y frenar—, sus monoplazas y todos los de F1, como el R25 y R26 con los que se proclamó campeón del mundo en 2005 y 2006. El motor del R25 descansa, eso sí, en una vitrina apartada. Toda una reliquia para los amantes del automovilismo. “Mi padre tenía muchas de estas cosas guardadas en el garaje. Para mí no tenía mucho sentido, pero hoy lo cobra”, explica Alonso.

La sala tiene un tamaño de unos 2.000 metros cuadrados repartidos en seis ámbitos temáticos. El mismo niño de entonces posa a la entrada con su mono azul y un casco que le queda grande. Detrás de sus mofletes se intuyen gran cantidad de pucheros y lágrimas. Antes de conquistar la gloria, Alonso reconoce que tuvo que vivir varias tardes de frustración y tener también una madurez acelerada. La razón de que se perdiera tantos cumpleaños, fiestas, viajes del colegio o que tuviera que hacer muchas veces los deberes en la parte trasera del coche.

La familia del piloto ha aportado además varias cintas de VHS donde se ven sus primeros pasos. En uno de los vídeos, el organizador de uno de los muchos torneos que disputó el pequeño Fernando, vaticina: "Este niño está llamado a ser el primer español con opciones de disputar un campeonato de Fórmula 1". No se equivocaba. En 1988, Alonso se alzó con el campeonato de Kart infantil de Asturias; ganó las ocho carreras. Un año más tarde, y ya como cadete, se hizo con el de Asturias y Galicia. Y en 1996, cayó el campeonato del mundo de Kart Junior. Sabía, en fin, lo que se traía entre manos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_