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La Generalitat admite “déficits” de integración con los inmigrantes

Las desigualdades entre la población extranjera y autóctona se ha multiplicado durante la última década en Cataluña

La comunidad sij de Barcelona, en una celebración el pasado 17 de noviembre.
La comunidad sij de Barcelona, en una celebración el pasado 17 de noviembre. Carles Ribas

Durante la última década, Cataluña ha vivido un proceso de cambio demográfico marcado por el aumento de la población extranjera. Si a principios de siglo vivían poco más de 160.000 inmigrantes (un 2,9% de la población) el pasado año había más de 1,1 millones (un 15,6%). Un cambio que "de manera inevitable, comporta un impacto notable sobre nuestra sociedad", apunta el primer Informe sobre la integració de les persones immigrades a Catalunya, realizado por el Departamento de Bienestar Social y Familia. El estudio revela también que la crisis se ha cebado con la población extranjera, acrecentándose las desigualdades entre este colectivo y los autóctonos. Como admite el texto, "Cataluña acoge las personas inmigradas, pero muestra déficits de integración", entendida como un proceso de "aceptación mutua entre los autóctonos y los extranjeros, que culmina cuando un inmigrante se siente parte de la sociedad de acogida y disfruta de las mismas oportunidades".

El informe, en el que ha colaborado la Obra Social "La Caixa", constata que este proceso de integración dista mucho de ser una realidad, y apunta que la crisis económica ha disparado las desigualdades entre autóctonos y inmigrantes. Si en 2004 la diferencia entre las retribuciones anuales de los hombres de ambos colectivos era de poco más de 5.000 euros en favor de los autóctonos, en 2010 esta disparidad rozaba los 10.000 euros. Además, recuerda el estudio, el desempleo también ha afectado mucho más a los inmigrantes, ya que mientras que un 15,8 % de la población autóctona está en paro, el 34,3 % de los extranjeros no tiene trabajo. "La crisis tiene un impacto negativo sobre la capacidad de integración de la sociedad catalana, ya que la falta de oportunidades laborales obstaculiza las posibilidades de incorporarse a la comunidad de referencia", revela el informe.

La consejera de Bienestar Social, Neus Munté, ha asegurado que el fenómeno migratorio que ha vivido Cataluña en la última década "no tiene precedentes" y ha admitido que uno de los retos de la sociedad es pasar de la fase de acogida a una de "plena incorporación".  Solo uno de cada tres extranjeros asegura hablar catalán en el trabajo, mientras que el 77% de los autóctonos dice usar el idioma. "Cataluña no es una nación  étnica, sino una nación de lengua, cultura y convivencia, donde el catalán juega un papel determinante como motor de integración", ha subrayado la consejera.

En este sentido, el informe pide que el problema de la integración no se centre exclusivamente en cuestiones "administrativas y laborales" y que se amplíe la visión a aspectos "culturales, educativos, políticos, etc".

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