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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La mano en el fuego

Solo los cegados por el odio a quienes frenaron a la derecha en Andalucía pueden sostener que Chaves y Griñán se han lucrado personalmente con la política

En un par de días, el socialismo cerrará una etapa de tres largas décadas. José Antonio Griñán dejará la secretaría general del PSOE andaluz en manos de Susana Díaz, que ya ocupa la presidencia de la Junta.

Toda una generación dice adiós. La generación que luchó contra la dictadura, jugándose el pellejo y algunos años de cárcel. Que entregó lo mejor de su juventud para refundar un socialismo adormecido tras la larga noche de la dictadura.

Dicen simbólicamente adiós los que estaban en la primera fila de aquel pelotón de jóvenes socialistas andaluces que conquistaron democráticamente el poder: Felipe González, Alfonso Guerra, Manuel Chaves, Rafael Escuredo, José Rodríguez de la Borbolla, José Antonio Griñán… Los cuatro últimos, presidentes de la Junta.

1982 fue el momento decisivo de su carrera. González llegó con una abrumadora mayoría absoluta a La Moncloa, en donde permaneció casi 14 años. Muchos de sus antiguos compañeros del sur, Guerra, Chaves, Griñán, formaron parte de sus Gobiernos. Las grandes conquistas sociales del pasado siglo llevan su sello: educación y sanidad universales y gratuitas, y unas pensiones dignas.

Hoy, algunos se han retirado de la política. Escriben libros, se dedican a la abogacía o han pasado al estatus “senatorial”, como decía en EL PAÍS Griñán hace unos días. Están en la reserva del Congreso y del Senado, para ser “consultados”. Si es preciso.

Quienes ocupan hoy la primera fila tienen entre 20 o 30 años menos. Susana Díaz, Mario Jiménez, Mar Moreno... Otra generación. Recogen el testigo en unos momentos dramáticos: el paro sigue siendo el problema angustioso que condena a cientos de miles de andaluces a vivir en los límites de la pobreza; mientras, la corrupción corroe las entrañas del sistema. Paro y corrupción: una amenaza para el desarrollo de una sociedad democrática.

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¿Cuál es el balance de las dos décadas largas de las presidencias de Chaves (19 años) y Griñán (algo menos de cuatro)? La oposición argumenta que han sido años perdidos. Andalucía sigue estando a la cabeza del paro. Cierto. Como lo es también que esta Andalucía es infinitamente mejor, más rica y menos desigual que la que dejó el franquismo. Gracias a los socialistas.

En cuanto a la corrupción, solo los muy cegados por el odio a quienes frenaron a la derecha en las urnas pueden sostener con pruebas que los dos expresidentes se han lucrado personalmente tras su paso por la política. Y mira que intentaron encontrar en el entorno de Chaves, sus hermanos, sus hijos, algún punto débil. Nada hubo.

La última ofensiva lleva el sello de los ERE. Amparados en enrevesados autos de la juez Alaya, el PP y sus acólitos intentan responsabilizar a Chaves y Griñán de la trama corrupta. Una especie de causa general contra dos décadas de gobiernos socialistas.

En su momento, tendremos la verdad judicial. Pero cada día parece más claro que, como mucho, en lo que la juez llama “la vía política” de los ERE, puede haber habido alguna irregularidad administrativa, pero no un delito penal. El dinero se lo llevaron otros. Aunque estoy de acuerdo en que sus jefes directos (los consejeros de Empleo) debieron haber advertido que parte del dinero destinado a los parados se escapaba por sucias tuberías subterráneas.

Pero solo los malnacidos, o los mal informados, pueden creer que los expresidentes Chaves y Griñán, o las exconsejeras Magdalena Álvarez y Carmen Martínez Aguayo, diseñaron un sistema opaco de ayuda a empresas y trabajadores para que unos pillos se llevaran años después miles de euros para gastárselos en coca y güisqui.

Creo en la honestidad personal de Chaves, de Griñán, de Álvarez y de Martínez Aguayo. Y confío en que quedará demostrada judicialmente. Yo si pondría la mano en el fuego por todos ellos.

@JRomanOrozco

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