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crítica | teatro
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Y el tronco le dijo a la rama

‘Conversaciones con mamá’ cata la realidad hasta el tuétano en la espléndida interpretación de María Galiana, dirigida por Echanove

Javier Vallejo
Galiana y Echanove en escena.
Galiana y Echanove en escena.Carlos Rosillo

Una comedia sentimental incisiva, que cata la realidad hasta el tuétano. En Conversaciones con mamá, el cineasta argentino Santiago Carlos Oves habla de las relaciones maternofiliales cuando los hijos alcanzan la mediana edad, y de dos maneras de vivir antagónicas: la sencilla y frugal, encarnada por la madre (María Galiana), que caracteriza a una generación que crió a su descendencia cuando un alquiler costaba un porcentaje razonable del salario mediano, la compra de un piso no suponía más de dos años de los ingresos netos del trabajador y la práctica salaz de hipotecar el futuro no se había extendido ladera abajo, cual lixiviado del gran vertedero legal del capitalismo financiero que le está dando el abrazo del oso a su pusilánime, desideologizado, endeudado y arribista unigénito Jaime (Juan Echanove), quien, perdido su empleo, ha entrado en pánico a perder su casa y su aburguesado nivel de vida.

Centro de una rueda inercial de gastos cuyos ejes son su esposa, su hija y su suegra, Jaime no ve más salida que vender la casa de mamá, que a sus 82 años se desenvuelve muy bien (lagunas de memoria aparte) en el pequeño mundo acogedor que forman su barrio, su hogar, su cocina y su sofá.

Jordi Galceran, autor de la adaptación, espléndida, consigue que no se note su origen cinematográfico. Su trabajo y el de Oves confluyen en un léxico rico, preciso, muy bien escogido y en un habla que concierta con gusto excelente el lenguaje de la calle y el literario.

A la finura de la comedia se suma la de la interpretación de María Galiana, cuya atención está volcada en su partenaire. Esa madre de vuelta pero ilusionada respira verdad en su manera de estar, de conducirse con su vástago, de tirar del hilo con que intenta enredarla… La actriz andaluza consigue con sencillez aparente algo tan difícil como que cuando su personaje sobreactúa para Jaime jamás parezca que quien sobreactúa es ella. Todo en Galiana es piel y reacción: no hay construcción ni carpintería visibles en su trabajo, ni piropo que le haga honor suficiente en mi repertorio.

Echanove está bien, aunque hiperactivo, en el papel del hijo atribulado, que interpreta más con vistas al público, sin pretenderlo, debido seguramente a que el actor ha oficiado también de director en esta ocasión y a que semejante doblete imposibilita que una mirada externa con autoridad bastante pueda advertirle pormenorizadamente de dónde tropieza. Su lúcida lectura de la obra no deja recodo sin esclarecer; y su puesta en escena resulta fresca y certera.

Aventuro que los dos meses que el Bellas Artes tiene programada Conversaciones con mamá serán poco tiempo para el enorme tirón que va a tener obra tan excelente y tan bien servida.

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CONVERSACIONES CON MAMÁ

Autor: Santiago Carlos Oves. Adaptación: Jordi Galceran. Dirección: Juan Echanove. Teatro Bellas Artes. Hasta el 19 de enero.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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