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TEATRO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Una revista para André Breton

‘La veritá’, de Daniele Finzi Pasca, un espectáculo circense luminoso, onírico y melancólico tejido en torno a un telón de Dalí

Javier Vallejo

Una revista circense luminosa, onírica, vital y melancólica, tejida en torno al telón de boca que Salvador Dalí concibió para su ballet paranoico Tristan fou (1944, coreografía de Massine, música de Wagner). Con La verità, Daniele Finzi Pasca, director alquimista, da un paso más en su búsqueda perseverante del eslabón perdido entre circo y teatro: sus números de virtuosismo, que son muchos y realmente buenos, se van hilando mediante una atmósfera de postal antigua creada por contraluces y candilejas con forma de huevo daliniano, por el fantástico vestuario arcaizante de Giovanna Buzzy y por la evocadora música de Maria Bonzanigo, que pone en valor cuanto sucede.

La Verità

Autor y director: Daniele Finzi Pasca. Intérpretes: Moira Albertalli, Jean-Philippe Cuerrier, Annie-Kim Déry, Stéphane Gentilini, Andrée-Anne Grigras-Roy, Catherine Girard, James Kingsford-Smith, Evelyne Laforest, David Menes, Marco Paoletti, Féliz Salas, Beatriz Sayad, Rolando Tarquini. Luces: Alexis Bowles y D. Finzi Pasca. Vestuario: Giovanna Buzzi. Producción: Antonio Vergamini. Escenografía: Hugo Gargiulo. Música: Maria Bonzanigo. Dirección creativa: Julie Hamelin. Teatro Valle-Inclán. Del 8 al 10 de noviembre.

En La verità, encontramos 13 magníficos intérpretes polivalentes, la mayoría de los cuales figuraban ya en anteriores espectáculos de Finzi Pasca: Catherine Girard y Jean-Philippe Cuerrier, cuyo dúo de equilibrios mano a mano tiene la definición límpida de una obra de Moholi Nagy; el contorsionista paraguayo Félix Salas, capaz de mirarnos con su torso girado 180 grados… Pero también hay artistas nuevos, como Marco Paoletti y David Menes, capaces de poner entrambos once pelotas en movimiento continuo (en rebote contra el suelo) o de mover cinco uno solo, mientras el otro se cuelga de su cuello.

Los ensueños del director suizo de lengua italiana son de naturaleza diferente a los del pintor de Cadaqués, pero participan de similar caldo de cultivo surreal, y nos conducen in crescendo, buen humor mediante, hacia un hermoso final, con la mayoría del público entregado. Un cierre acorde con la óptima calidad que este año ha tenido el ciclo Una mirada del mundo, cuyo acierto estriba en buena medida en haber puesto los ojos en América, a cuyo teatro en nuestra lengua mantuvimos la espalda girada demasiado tiempo.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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