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clásica
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La belleza austera

Los resultados artísticos obtenidos en el Real con la obra de referencia de Kurtág sobre Kafka han alcanzado un altísimo el nivel de creatividad y exigencia

El sustancioso encuentro artístico entre Kafka y Kurtág participa tanto de una tradición judía común –como ha señalado con agudeza Arnoldo Liberman- como, sobre todo, de una afinidad anímica. El músico húngaro exploró con pasión casi obsesiva las cartas y diarios del escritor checo, resultando de ello un viaje musical en 40 canciones que podría definirse como ejemplo lúcido de la belleza austera.

La soprano Christine Schafer, Lulu de referencia de la década de los noventa y curtida en mil batallas de las que ha salido airosa, desde Pierrot lunaire con Boulez, o La traviata con Marthaler, hasta un Winterreise desde un ring de boxeo en la Cuenca del Ruhr, ha buscado para compañera de fatigas de esta aventura llamémosla K.+K., a una violinista excepcional, Isabelle Faust, que acostumbra a combinar en sus actuaciones el rigor aplastante con una musicalidad luminosa. Fruto de esta unión tan atractiva, los resultados artísticos obtenidos en el teatro Real con esta obra de referencia de Kurtág sobre Kafka han alcanzado el nivel de creatividad y exigencia que se presentía.

El público, que llenaba prácticamente el patio de butacas, vivió los 70 minutos que dura la obra con concentración. Se oyeron, incluso, menos toses de las habituales y, al menos desde mi localidad, no se escuchó el sonido de ningún teléfono móvil. Es de agradecer, y más con una obra no precisamente fácil. La interpretación estuvo en consonancia con las características de la partitura. La sobriedad de la soprano se complementó en todo momento con la precisión de la violinista. No hubo ningún tipo de concesión gratuita. Fue una lectura más reflexiva y analítica que emotiva. La brillantez de Isabelle Faust en algunos de los acompañamientos dió alas a la exposición ceñida al pie de la letra a los textos de Kafka de Christine Schafer. Y así música y literatura, poesía y lenguaje, se complementaron en una unidad superior, con la desnudez de la belleza evocadora en un plano preferente

Las noches del Real (I)

Kafka-Fragmente,opus 24, de György Kurtág. Con Christine Schäfer, soprano, e Isabelle Faust, violín. Teatro Real, 6 de noviembre.

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