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Madera de Álava para rezar a Alá

Un fabricante de Campezo suministra los muros de cortina en roble para la mezquita de Colonia

Pedro Gorospe
La futura mezquita de Colonia, en obras.
La futura mezquita de Colonia, en obras.

Un grupo de trabajadores alemanes se encuentran ya mecanizando los muros de cortina que lucirán en el interior de la mayor mezquita de Europa, que se está construyendo en Colonia. Los arquitectos del lugar de culto buscaron un tipo de madera que, además de resistencia para funcionar como muros, tuviese la suficiente presencia para estar a la vista en un lugar que será visitado por miles de fieles cada mes. El instituto alemán de certificación y auditoría de materiales (Ottograf) no lo dudó ni un momento. “Vayan ustedes a Santa Cruz de Campezo, a Maderas Gámiz”.

El Grupo Gámiz, ubicado en dicha localidad alavesa desde 1942, se dedicó durante muchos años al clásico parqué para suelos y a la madera para puertas. Poco a poco, en su catálogo fueron entrando también los muebles de madera maciza que se pusieron de moda en Francia hace unos años. En 2005, cuando todavía no se sentía, pero ya se hablaba de la burbuja inmobiliaria y de la crisis del ladrillo, aunque todavía era impensable la del consumo, la compañía decidió reinventarse. Pese a muchas opiniones internas en contra, que lo consideraban un error, los responsables de la firma tomaron el camino que luego ha resultado complicado, pero exitoso. Evolucionaron hacia la fabricación de vigas estructurales de madera, y muros de cortina especializados en roble, que tiene una presencia espectacular para interiores y además ofrece mayor resistencia, lo que permite tener que realizar menores secciones.

El Grupo Gámiz ha obtenido diversos certificados de calidad en Alemania

Los muros de cortina se utilizan habitualmente para fachadas como estructuras, independientes de la propia estructura del edificio, que después se acristalan. Hasta ahora se elaboraban en acero o aluminio. En la primera quincena de octubre, un camión partió de Campezo hacia Colonia con casi 29 metros cúbicos de madera y ya se están mecanizando las piezas que lucirán en la mezquita. Colonia es uno de los bastiones del catolicismo alemán, en cuyo horizonte sobresale la catedral gótica de San Pedro, la tercera más grande del mundo, con sus torres de 153 metros.

La mezquita será tres veces más baja que las torres de la catedral —sus dos minaretes llegarán a los 52 metros y la cúpula tendrá 34—, pero también emergerá con claridad. Los herederos de Gámiz le hicieron caso al patriarca de la firma y tiraron para adelante con una prensa que empezó a darles las primeras vigas, pero también los primeros problemas. De ahí a ser la primera empresa del mundo con una certificación alemana de sus vigas laminadas de roble para uso estructural, con una resistencia que se audita dos veces al año, han pasado muchos disgustos y muchas horas de investigación y ajustes.

No solo hay que realizar una estricta selección del roble que se emplea, sino evolucionar las colas para pegar los trozos que luego conforman las vigas laminadas. “No vale todo. La madera se selecciona y se estudia para evitar nudos o puntos que puedan debilitar la estructura, pero con los adhesivos ha sido una locura”, asegura Jesús Gámiz, el gerente de la firma. Un ingeniero alemán que imprime el espíritu nacional del trabajo bien hecho y muchas horas de esfuerzo y compromiso extremo de la dirección y de los 70 empleados de la firma alavesa hicieron el resto.

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Ahora se pasean por el mundo con un producto exclusivo que les ha situado en el mercado de la construcción en madera. La firma ha realizado además la estructura y la cubierta de las bodegas de Vega Sicilia, en colaboración con TRC Valladolid, y la francesa Simonin, así como la espectacular escalera que da acceso a la torre de la Catedral de Santa María, en Vitoria. En la actualidad, trabaja en obras en Holanda, Rusia, Gran Bretaña y Luxemburgo, entre otros puntos del mundo.

La confianza es fundamental en este trabajo”, dice el gerente de la firma

El Grupo Gámiz trabaja con un almacén francés de compras de madera y se encuentra en contacto con la asociación de empresas que se dedican a los muros de cortina. Cuando necesitan una mayor altura de las vigas, llaman a Simonin. “La confianza resulta fundamental en este trabajo. Que el constructor o el arquitecto sepan que el producto con el que trabajan es de calidad es fundamental, y que esté auditado por los alemanes se convierte para toda Europa en un hecho que no tiene discusión”, asegura Gámiz. Esa confianza se la dan los certificados alemanes para uso estructural de sus vigas, las aprobaciones del Instituto de Construcción alemán DIBT, del auditor Ottograf y la última certificación europea que han logrado.

“No es fácil”, dice Gámiz. Además de todo el proceso de elaboración de la madera, disponen de una nave que está climatizada las 24 horas del día, en la que se controlan al detalle la temperatura y la humedad. Recientemente, los responsables de la empresa fueron invitados al estudio que el arquitecto japonés Kengo Kuma, autor del Espacio Escénico de Granada o del Museo Abierto de Marsella, tiene en París, para exhibir sus vigas en un particular pase de modelos de madera.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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