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Condena de cinco años para un párroco por abusar de dos menores

El Arzobispado es responsable civil porque debió “vigilar y controlar” al pederasta

Joaquín Gil

El cura Pablo Ortega Aznar vivía entre niños. Oficiaba comuniones, era profesor de un colegio, daba clases particulares, asistía a campamentos. Este jueves, la justicia ha confirmado las sospechas que planeaban desde hace años sobre el sacerdote de la localidad valenciana de Carcaixent. Un juzgado de Alzira ha condenado al religioso a cinco años y medio de prisión por abusos sexuales y exhibición de pornografía a dos niños de 13 y 14 años, así como al pago de 58.000 euros de indemnización a las víctimas. Y considera responsable civil al Arzobispado de Valencia, que debió “vigilar y controlar” al pederasta.

Otros casos

• Al menos una decena de religiosos han sido condenados por abusos sexuales a menores en los últimos años en España.

• En 2003, José Martín de la Peña, sacerdote de la diócesis de Alcalá de Henares (Madrid), de 73 años, fue condenado a 10 años de cárcel por abusar de una niña nueve años.

• José Domingo Godoy, párroco en Peñarroya-Pueblonuevo (Córdoba), fue condenado en 2003 a 11 años de prisión. El obispo le apoyó.

•En 2007, Gregori Salgado, cura de una parroquia de Igualada (Cataluña), fue condenado en 2007 a dos años de cárcel por abusar de una joven discapacitada.

El sacerdote, de 36 años, fue detenido en septiembre de 2010 tras la denuncia de los familiares de los niños. Los menores eran primos. Sufrieron abusos sexuales durante un año mientras recibían clases de repaso en la casa del cura, situada en la parroquia. Bajo el señuelo de ayudarles a hacer los deberes, el religioso les hizo tocamientos, les desnudó y sometió a humillaciones a sus víctimas sin llegar a la penetración. También exhibió películas pornográficas en su ordenador. Además, se sirvió de la confianza de la familia para no levantar sospechas. El pastor prometía siempre que sería la última vez.

El anómalo comportamiento de los niños, achacado en principio por sus padres al tránsito a la adolescencia, reveló que algo ocurría. Los jóvenes sufrían tristeza y distanciamiento y, ocultaron durante un tiempo los abusos por miedo a ser castigados. Posteriormente, los menores recibieron tratamiento psicológico durante dos años. “Fue una pesadilla y pensé en escaparme de casa”, relató a una psicóloga uno de los chicos abusados.

El Arzobispado de Valencia se ha limitado este jueves a “respetar la sentencia”. Y se ha remitido a un comunicado de septiembre de 2010 que insistía en que al cura, que fue ordenado en 2001, se le inhabilitó para oficiar misas tras su detención. El Arzobispado ha negado tener información de la depravación sexual de su pastor antes de estallar el caso. Sin embargo, medios valencianos han asegurado que varios padres remitieron a la institución religiosa dos años antes quejas sobre el sacerdote.

EL PAÍS ha solicitado este jueves una reacción a la sentencia a la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir, donde el pederasta impartió clases, pero no ha obtenido respuesta.

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Sobre la firma

Joaquín Gil
Periodista de la sección de Investigación. Licenciado en Periodismo por el CEU y máster de EL PAÍS por la Universidad Autónoma de Madrid. Tiene dos décadas de experiencia en prensa, radio y televisión. Escribe desde 2011 en EL PAÍS, donde pasó por la sección de España y ha participado en investigaciones internacionales.

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