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CRÍTICA / TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El negocio de la provocación

En 'The Hole', junto a Las Supernenas, destacan los números aéreos de Super Gold y de la Marilyn Monroe gordita en clave de humor

Allí donde van, la arman. Ni la troupe de The Hole (El agujero) ni la promoción de su show pasan desapercibidos. En Madrid, la imagen del cartel fue denunciada por una asociación evangélica; en Málaga, la protagonista de la imagen, la stripper Vinila Von Bismark, atacó al obispo de la ciudad en Facebook cuando este pidió la retirada del cartel; en Barcelona ha sido la empresa de transportes públicos Ferrocarrils de la Generalitat la que lo ha retirado, pero no ha quedado claro si ha sido por las supuestas quejas de los usuarios o sencillamente porque el contrato publicitario había expirado. Visto el espectáculo, no parece tan descabellado que ellos mismos provoquen la polémica como estrategia de márquetin, porque como cabaret es bien justito.

THE HOLE

Teatre Coliseum. Barcelona

Hasta el 1 de diciembre

The Hole cumple con el formato del género: el teatro Coliseum ha sustituido su platea de butacas por mesitas con sillas y servicio de bar a precios razonables; el show está conducido por un maestro que ceremonias, que aquí es La Terrremoto de Alcorcón, y los números se suceden unos a otros con humor y descoco, aunque con música enlatada. La osadía de The Hole, sin embargo, no pasa de las tetas al aire de Las Supernenas -un dúo femenino que ofrece un estupendo número de acrobacias aéreas-, de los estriptis a medias de Vinila o del taparrabos de Pony Loco -un tipo en patines que juega con la fuerza centrípeta de los giros para que el asunto se le levante-. No hay la más mínima crítica política, los chistes son facilones y las referencias a los personajes conocidos, de lo más benignas. The Hole no tiene nada de canalla, casi al contrario. La escenografía nos remite a un parque de atracciones; los enormes labios que la componen podrían ser la entrada al castillo del terror. Y el cuarteto masculino de voces a capela que cada dos por tres nos ofrece temas musicales -que van desde Bee Gees a Michael Jackson pasando por Los diablos o Los bravos- tiene mucho de payasos de circo tradicional. De hecho, lo mejor del espectáculo viene de esta disciplina; junto a Las Supernenas, destacan los números aéreos de Super Gold y de la Marilyn Monroe gordita, ella en clave de humor. Las acrobacias sobre suelo del dúo Flash también valen la pena. El resto, es puro relleno. La Terremoto es simpática, tiene desparpajo y aquí pone todo su empeño, pero debe estar sujeta a un guión que resulta ser tremendamente anodino cuando no absurdo porque parece una aspirante más a monologuista del club de la comedia; su función principal es la de dilatar el conjunto al máximo para que, con los veinte minutos de descanso, este llegue a las dos horas.

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