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Un barrio sin cines

Con el cierre de los Renoir de Cuatro Caminos hace una semana, los vecinos del distrito de Tetuán se quedan sin salas de proyección en la zona

Una mujer pasa delante de los cines Renoir de Cuatro Caminos.
Una mujer pasa delante de los cines Renoir de Cuatro Caminos.SAMUEL SÁNCHEZ

Miguel M. llega corriendo para ver Una Casa en Córcega. Falta un minuto para que comience la película. Llega abatido y exhausto, agobiado por llegar tarde. Pero al detenerse frente a la cartelera, su respiración se apacigua y su mirada se muestra confundida: “¿Lo han cerrado? Puf… este era el único que me quedaba cerca para venir andando, y ahora ¿adónde voy al cine?”, pregunta enfadado.

Para los vecinos del distrito de Tetuán, el cierre de los cines Renoir de Cuatro Caminos implica el fin de las salas en la zona. Después de que los cines Lido 3D (Calle de Bravo Murillo, 200), cerraran el verano pasado, a los vecinos del barrio solo les quedaban cerca los Renoir, aunque pertenecieran propiamente al distrito de Chamberí. “Hubo una época en la que esta zona estaba llena de cines”, dice Mario González, un vecino de Tetuán. González, de 60 años, ha vivido toda su vida en este distrito. Sabe bien de lo que habla. “Por los años 60 y 70 había unos 15 o 16 cines por aquí. La calle de Bravo Murillo los tenía casi todos: el Lido, los Cristal, el Versalles, el Tetuán, el Carolina, el Montija-Condado o el Versalles”, recuerda con nostalgia.

Ahora Bravo Murillo está llena de tiendas de todo tipo: perfumes, zapatos, ropa, electrodomésticos, supermercados, sin mucha oferta de ocio, según cuentan los vecinos. Y lo que ha quedado de todos estos cines es, precisamente, un recuerdo. “Aquí hace años estaban los Montija-Condado, ahora son un supermercado Lidl”, señala González. Y es justamente gracias al Plan General de Ordenación Urbana de 1997 que permite romper el blindaje cultural de los cines y habitarlos en comercios o viviendas, que muchas de estas salas se han reconvertido en tiendas o pisos. El cine Versalles es, por ejemplo, el Bingo Versalles, y el cine Carolina se ha convertido en una tienda de ropa C&A. Solo los Lido, junto al metro Estrecho y los Cristal, al lado del Mercado Maravillas conservan la fachada y, el firme recuerdo, de que aun siguen siendo cines.

La subida del IVA del 8% al 21% en los productos culturales, las descargas por Internet y la crisis económica en general han supuesto la estocada definitiva para los cines en los barrios de Madrid que, poco a poco, van desapareciendo. González se sienta en un banco frente a los Lido, que aún conservan la cartelera con las películas que se proyectaban en sus siete salas. “Hace años las colas para entrar en las salas eran inmensas”, cuenta este vecino que añora esos días en los que pasaba una hora haciendo cola para ver una “peli de vaqueros”. Bien valía la pena. “Ahora, en cambio, nunca ves mucha gente antes de comenzar una función. Si no, mira los Renoir, que terminaron con solo tres personas. Parece que hay cosas más importantes y el bolsillo tampoco lo permite. Mis nietos, por ejemplo se lo ven todo por Internet”, comenta.

¿Y ahora que les queda a los tetuaneros? “Por aquí no hay mucho que hacer. Hay algunos teatros para gente de la tercera edad, alguna sala de exposiciones… pero no hay muchas opciones de divertimento. No es como antes”, dice algo consternado González. Ahora, tanto los cinéfilos como los que solo quieran pasar un buen rato mirando una película tendrán que coger el autobús, el metro o el coche. “Está el cine Conde Duque más o menos cerca en Santa Engracia, o también quedan, por suerte, los Renoir de la plaza de España. Habrá que ir hasta la Vaguada que queda bastante lejos”.

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