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La contralto Ewa Podles triunfa con el Joven Coro de la Comunidad de Madrid

La velada fue iluminada también por el compositor mallorquín Antonio Perera

La contralto Ewa Podles
La contralto Ewa PodlesJoan Sánchez

La Orquesta, el Coro y el Coro Joven de la Comunidad de Madrid protagonizaron este martes en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional un memorable concierto bajo la exquisita rectoría del nuevo director, Víctor Pablo Pérez. Tres estrellas más iluminaron la velada: la contralto polaca Ewa Podles, que exhibió unos irrepetibles registros; el compositor mallorquín Antonio Perera, que estrenaba una retadora pieza basada en poemas de Emily Dickinson (1830-1886); y la frescura coral de los jóvenes cantantes madrileños, que emularon con probada soltura la experiencia del veterano coro de la Comunidad junto al que cantaron.

Podles sorprendió a un auditorio veterano y atento a su potentísima voz, merced a la cual se adentró desenvueltamente por los sutiles meandros trazados por Parera (1945) en su evocación de la escritora estadounidense, cuyos poemas se abisman aquí en una honda reflexión sobre la belleza, la melancolía y la muerte. Gracias a su maestría vocal, la renombrada contralto consiguió velozmente transformar la atención del público en devoción pura, que culminó en un rotundo ¡Bravo! justo en el momento de culminar la pieza del compositor mallorquín. A esta le siguió la interpretación, igualmente espléndida, de las "Canciones y danzas de la muerte", de Modest Mussorgsky (1839-1881), según la orquestación de ellas que realizara Dmitri Shostakovich (1906-1975), sobre los versos encomendados por el compositor al poeta Golenitchev-Kutuzov, según ha escrito el historiador y crítico musical Arturo Reverter. De sus estrofas surge la ceñida atmósfera del pesimismo eslavo que, de manera admirable, Ewa Podles supo cincelar con la versatilidad y el patetismo que Mussorgsky quiso impostarle.

El Joven Coro de la Comunidad de Madrid, bajo la dirección de Félix Redondo y el veterano coro dirigido por Pedro Teixeira, interpretaron las "Danzas polovtsianas del Príncipe Igor" con evidente brío y disciplina de manera tal que consiguieron exhibir toda la fuerza y la riqueza rítmica que Alexandr Borodin (1833-1887) imprimiera a una libérrima partitura de enorme complejidad, en cuya culminación intervinieron, a la muerte del primer autor, otros músicos como Chernichevski, Rimski-Korsakov y Lamm.

Mérito especial en el éxito de la velada corresponde al flamante director de la orquesta, Víctor Pablo Pérez, que inauguró su destreza con una pieza del compositor gallego Andrés Gaos (1874-1959), muerto en el exilio bonaerense. La "Impresión nocturna" de Gaos, de impronta posromántica y remembranzas mahlerianas, abrió el concierto mediante una suavísima evocación de la tierra natal del autor cargada de nostálgica añoranza, ese dolor de patria que tantos poemas ha hecho alumbrar.

Por otra parte, los amantes de la música coral en Madrid pueden asistir este 4 de octubre, a las 19.00, a un concierto en conmemoración del cincuentenario de la muerte del compositor cubano Ernesto Lecuona, que interpretará la Trova Lírica Cubana en la Sacristía de los Caballeros del Convento de las Comendadoras de Santiago, un nuevo ámbito musical, cargado de historicidad desde el siglo XVII, que ha sido bellamente restaurado por la arquitecta Emmanuela Gambini.

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