_
_
_
_
_
VÍCTOR Pablo Pérez | Director de la OSG, 1993-2013

“La personalidad de la OSG se define por el sonido que yo consigo”

El director de la OSG se despide del cargo y hace un balance en el que valora muy positivamente su trabajo de veinte temporadas

El director Víctor Pablo Pérez
El director Víctor Pablo Pérez

En 1993, Víctor Pablo Pérez (Burgos, 1954) se hacía cargo de la Orquesta Sinfónica de Galicia. A su marcha, Víctor Pablo hace un balance en el que valora muy positivamente su trabajo de veinte temporadas al frente de la OSG. Dos décadas de esfuerzos, conciertos y proyectos; Veinte años de una orquesta que Lorin Maazel, tras su última actuación en el Festival Mozart, calificó como “un magnífico conjunto orquestal, insuperable en España y competitivo con los mejores de Europa”.

 P. ¿Cuál fue el proceso de creación de los diferentes proyectos de la OSG?

Aquí se ha llegado a construir una forma de descender al detalle con la música que en otros sitios no es tan habitual

R. Son muchos proyectos: el primero, planificar el camino hacia la madurez de esta orquesta y la ramificación en otros proyectos que son complementarios. Ya en los estatutos del Consorcio había la previsión de hacer un coro; valoramos la situación económica y se optó por empezar con un coro amateur, del que luego nacieron el coro de jóvenes y el coro de niños. Y al cabo de unos años se optó por hacer también una orquesta de jóvenes y, finalmente, dos orquestas de niños. Eso en cuanto a proyecto global.

P. ¿Y en cuanto al crecimiento artístico de la orquesta?

R.; En cuanto al proyecto de orquesta, me ayudó mucho mi experiencia con la Sinfónica de Tenerife, en la que ya llevaba seis o siete años madurando con ellos los diferentes repertorios. En la OSG hemos hecho una inmersión en los grandes mundos sinfónicos, como Bruckner, Mahler, Chaikovski, Schumann, Brahms, Beethoven, Mendelsohn; de todos ellos hemos hecho sus integrales, Sibelius, Shostakóvich… Además esta orquesta ha tocado mucho Mozart; ha tocado mucho Rossini, que yo diría que es incluso más didáctico que Mozart, si cabe, que cabe poco. Por lo tanto ha tenido una experiencia muy versátil tanto de orquesta sinfónica como de foso. Puedo decir que es quizá la mejor orquesta del país en su globalidad, tanto en su madurez como en su mayor personalidad. Y, esto es muy importante, tiene una personalidad muy definida.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete
Se ha considerado que Dima es la persona adecuada y posible, que es un término interesante a manejar; era un director económicamente también posible

P. ¿Cómo definiría esa personalidad?

R. Por el sonido que yo consigo, que es diferente al de otros directores. Pero a la vez, sobre todo, por el concepto orquesta en sí mismo: cuando se define orquesta, en puro, hay que definirla bien; y si aciertas con esa definición estás en las claves de lo que es tener una orquesta bien armada. George Solti hablaba de que una orquesta es una columna vertebral de sus solistas, estamos hablando de unos veinte solistas como mucho, y en torno a ellos se configura el resto. Si estos solistas, entre sí, tienen un fuerte entendimiento y tienen a su vez la autoridad natural para que sus secciones funcionen adecuadamente, estás en condiciones de tener una orquesta. Si no, tienes un grupo de músicos, que es unacosa distinta; puede ser excelente, pero no deja de ser un grupo de músicos.

P. En 2007 decía que “una orquesta que puede hacer la tetralogía de Wagner se puede decir que ha entrado ya en la mayoría de edad”. ¿Qué camino hay que seguir ahora, una vez hecha?

R. El camino que determine el nuevo director titular, que es quien lo tiene que analizar y la responsabilidad de indicarlo. Yo solo puedo decir una cosa: la orquesta, por ejemplo, tiene un hándicap importantísimo que sigue sin resolverse, la acústica del escenario del Palacio de la Ópera. Solo digo: la Orquesta Sinfónica de Galicia no podrá mejorar técnicamente sin que se resuelva la cuestión acústica. En otros terrenos, tipo de repertorio, etc, dependerá del camino que tomen.

Una lista de quince o veinte creadores de Galicia, que no se comían una rosca nunca, han tenido la oportunidad de estrenar con una gran orquesta

P. ¿Qué parte del programa de temporada 2013-14 es obra suya?

R. Mis dos programas en el abono [22 de noviembre y 20 de diciembre] y un tercero a partir de abril, inicialmente en el Festival Mozart. El compromiso que hay con el Ayuntamiento es que me nombraban director honorario y que había un compromiso mutuo de hacer al menos tres programas a lo largo de cada año. Pero vamos, la programación está toda en base a los criterios de Andrés Lacasa.

P. ¿Cómo valora el proceso de selección de su sustituto [Dima Slobodeniuk, titular de la OSG a partir de octubre], que varió sobre el inicialmente previsto?

R. Yo no lo he elegido, por lo tanto es una elección que viene del gerente, imagino que pactada con los músicos. No puedo decir otra cosa. Dima dirigió aquí una sola vez, es conocido por un solo concierto y ha habido una especie de amor a primera vista. Se ha considerado, tanto por músicos como por el gerente, que es la persona adecuada ¡y posible!, que es un término interesante a manejar; era un director económicamente también posible y los resultados, vamos a ver, el tiempo es el que va a decir qué pasa, por dónde evoluciona esta relación de Dima con los músicos.

¿No lo conocía antes de nada?

R. No. Cuando se le llamó para sustituir, creo que a un viejo director ruso, me dijo Andrés [Lacasa]: “Mira, hay dos o tres posibilidades, una de ellas es Dima Slobodeniuk”. Yo conocía su nombre por distintas referencias, por gente, por alguna grabación. Conozco así muchos directores, de información que te van enviando, y a Dima Slobodeniuk lo conocía de esta manera, pero no por haber seguido su trayectoria, no sé exactamente qué es lo que ha hecho. Y ahora, pues tendrá que demostrar cuáles son sus cualidades, por qué camino va y qué tipo de repertorio es el que va a poner en marcha ¿no? Porque, claro, ahora no se encuentra una orquesta en formación, se encuentra una orquesta formada, que ha tocado toda esa cantidad de obras que hemos visto antes. Todas las series sinfónicas de los grandes compositores, que no las hace por primera vez; las hace por segunda, tercera o cuarta vez y con directores distintos.

P. ¿Y cómo influye exactamente esa experiencia?

R. La Primera de Mahler yo siempre la pongo como ejemplo: cuando viene Lorin Maazel a hacer la Primera de Mahler [Festival Mozart 2012] es fruto de su trabajo, pero es fruto de que se ha hecho conmigo dos veces, con otro director otra vez y con otro director otra vez: cuatro veces. O sea, la orquesta ha estado preparada en cuatro ocasiones, y muy bien preparada, para la Primera de Mahler. Y no tiene nada que ver como cuando hizo La fanciulla del West [Festival Mozart 2013]; nada que ver ¿eh? La fanciulla del West era novedad. Para todos; y no es lo mismo, eso se lo puedo asegurar. Porque es normal [risas]; ahora Dima viene y suponga que programa la sinfonía que sea. Tiene que demostrar que tiene algo que decir, tiene que decir algo especial, porque para eso se le ha llamado ¿no? Ese es el reto que tiene por delante, pero yo no puedo decir más ahora sobre él. Le digo con sinceridad que no puedo opinar seriamente del nuevo director porque no lo conozco y opino que el público, los músicos, todos tendrán que ver cómo se enfrenta a esos retos.

P. La tradición operística de A Coruña se ha visto afectada por las circunstancias económicas ¿Qué cree que va a pasar con la ópera en A Coruña?

R. En A Coruña, el camino consiste en que se haga una temporada de ópera; o sea, que cada dos meses haya un título, como hace años planifiqué y no se hizo por falta de financiación. Este sería el camino natural, en este palacio, con esta orquesta, que sabe tocar ópera y bien. Con alguna revisión del foso, que también estaba previsto y no se ha hecho. El camino natural en una ciudad como A Coruña, donde hay esa tradición de ópera, sería poder configurar en el futuro una temporada, pero para eso hace falta dinero. Si alguien es capaz de buscar cuatrocientos mil euros por título, o sea dos millones, se podría empezar a pensar en ello.

Personas que paguen por un abono para ir a la ópera o por ser socios de Amigos de la Ópera hay 400. El resto es a base de regalar entradas.

P. ¿Y el Festival de Ópera de A Coruña?

R. Amigos de la Ópera tiene solo 400 abonados. ¿Cuántas entradas se venden en el Festival de Ópera de A Coruña? La de la ópera es otra realidad que hay que tener en consideración muy clara. ¿Por qué no se hace aquí más ópera? Porque no hay público, es muy sencillo. ¿Cuánta gente cree que paga su entrada para ir a la ópera en A Coruña? La realidad es que, en A Coruña, personas que paguen por un abono de la Orquesta Sinfónica hay 1.700. Y personas que paguen por un abono para ir a la ópera o por ser socios de Amigos de la Ópera hay 400. Esa es la realidad; y que el resto es a base de regalar entradas.

P. Pero llenan el Palacio una o dos funciones.

R. Todo el mundo ve lleno aquello; lleno dos veces. ¡Dos veces regalado! La realidad es la que es y cuando se planifica una temporada de ópera no se puede planificar para hacer una o dos funciones, porque los artistas no vienen, no les interesa, no les sale a cuenta venir a trabajar tres semanas para hacer dos funciones. Vienen a trabajar tres semanas o cuatro, como pasa en el Liceo, para hacer seis, ocho, diez o veinte. Entonces les sale a cuenta, pero aquí no les sale a cuenta. Y esas son las realidades: una ciudad como Oviedo tiene mucha más gente, pero vamos, cinco o seis veces más, que paga para ir a ver una ópera, que la ciudad de A Coruña. Eso es una realidad; y Oviedo no es mucho más grande. Pero la realidad es esa y cuando se habla y se presume de ópera y de tradición hay que tener todos los datos para ver cómo se puede construir, pero con todos los datos: no con, digamos, ideas voluntariosas.

P. ¿Cuál es su punto de vista sobre la música sinfónica contemporánea?

R. Cuando antes le comentaba sobre ese proyecto de una temporada de ópera es por esto: es muy fácil programar en un papel. Tú puedes decir, vamos a programar a Hermann y después a Boulez, a Wolfgang Rihm -que los conozco a todos- y a la Saariaho y los norteamericanos… Y vas y los programas, en el papel es muy fácil. Luego viene la realidad y viene por dos caminos: uno, la aceptación por parte del público en una ciudad como A Coruña, que tiene un viso conservador al respecto; no obstante, se puede hacer en las dosis oportunas, como todo. Y segunda parte: ¿qué cuesta programar ese tipo de músicas? Porque no solo son los derechos de partitura sino también el tipo de plantillas, de orgánicos orquestales que plantean. Y todo es muy interesante como programador, pero estás fuera de la realidad: la económica y la del impacto en el público.

P. Haga un balance de la relación OSG-música contemporánea.

R. Aquí estos años yo he preferido, por una parte, ir mostrando no solamente el gran repertorio que he dicho antes sino también autores que al principio eran muy mal acogidos, como era Shostakóvich; o como era Bartók. Después, hay una obligación, también importante, con nuestros creadores autóctonos, los creadores de Galicia, y darles la oportunidad de que progresen. Y, evidentemente, los Juan Vara, Juan Durán, Soutullo, Fernando Buide o Fernando Alonso y una lista de quince o veinte, que han tenido la oportunidad de estrenar con esta orquesta en diferentes ocasiones: compositores que no se comían una rosca nunca y que de repente han tenido la oportunidad de estrenar con una gran orquesta y, con esos estrenos, ir evolucionando en su lenguaje y en su técnica.

P. Y, finalmente, ¿cómo resume su relación con el Ayuntamiento de A Coruña?

R. Siempre fabulosa. Con José Luis Méndez Romeu y los tres alcaldes, Paco Vázquez, Javier Losada y Carlos Negreira, que ha llegado a comprender lo que la Orquesta Sinfónica representa para A Coruña y se ha volcado en su apoyo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_