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Panrico admite que no sabe cuándo podrá pagar a sus empleados

Los sindicatos califican de “inadmisible” el despido de 1.900 personas El plan de viabilidad prevé pagar 20 días y pagarlos a plazos en dos años La plantilla de Barcelona se bajó el sueldo un 25% hace un año y medio

Clara Blanchar

Las señales que llegan de Panrico no invitan al optimismo. Al anuncio del nuevo consejero delegado, Carlos Gila, de su plan de viabilidad que pasa por despedir a 1.900 empleados (600 de ellos repartidores autónomos) y una rebaja salarial de hasta el 45% se suma el reconocimiento por parte de la dirección de que no sabe cuándo podrá volver a pagarles. La semana pasada, la empresa de pan y bollería industrial anunció a sus empleados que suspendía el pago de las nóminas para pagar a los proveedores y no detener la producción. Días después comunicaba la suspensión de sueldo de los autónomos, un total de 1.750 personas según la propia empresa.

Ayer, todavía bajo el shock del susto de la reunión del martes en Madrid, los representantes sindicales explicaron que Panrico no fue capaz de informarles de cuándo recuperarán su remuneración. Ante el anuncio de Gila, los miembros del comité le pidieron “un gesto para ir con más tranquilidad” a las asambleas convocadas el sábado en las seis fábricas para decidir cómo afrontan la situación. “La respuesta fue que no; que no hay fecha”, explica el secretario general de UGT en la compañía, Gregorio Gil.

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La brutal reducción de plantilla y la rebaja salarial forman parte del plan de viabilidad del nuevo consejero delegado, que tiene el encargo del consejo de administración de reducir los gastos de Panrico en 50 millones de euros. Gila no explicó si se presentará un ERE y negó que vaya a presentar concurso de acreedores. La firma, propiedad del fondo americano Oaktree, está en números rojos desde 2008 y desde entonces suma 700 millones de pérdidas. El flamante consejero delegado, que relevó a Joan Casaponsa justo horas después de que éste presentara su plan de viabilidad, explicó su plan a los empleados pero no les entregó documentación. Ni desglosó los despidos por plantas. Sí avisó de que las indemnizaciones por los despidos contemplan el mínimo (20 días por año trabajado) y que se pagarán a plazos durante dos años. Y que la planta de Murcia, actualmente cerrada tras un incendio, no se reabrirá.

Los sindicatos CC OO y UGT emitieron un comunicado conjunto en el que tachan de “inasumibles y extremadamente dura” la propuesta de los despidos. El presidente del comité intercentros de Panrico en Cataluña, Leonardo Rodríguez, aseguró ayer que los trabajadores están dispuestos a hacer sacrificios para salvar la compañía, pero tachó la cifra de 1.900 personas de “una sangría”. “Es como si nos cortaran las dos piernas”, afirmó. “Estamos a la espera de que la empresa recapacite. Están jugando con nuestro miedo ante la situación de crisis y la posibilidad de que la empresa acabe en concurso de acreedores. Nosotros estamos dispuestos a hacer sacrificios pero no a esta sangría”, reiteró Rodríguez.

Rodríguez se refiere a “sacrificios” como la rebaja salarial de un 25% que la plantilla de 630 personas de Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona) aprobó hace un año y medio. La decisión fue fruto de un referéndum en el que ganó el sí de forma clara (por un 89%), aunque sólo acudió a votar la mitad del personal, sobre todo de administración y de los centros de administración. La propuesta refrendada (que no votó CC OO) preveía que la empresa compraba las mochilas (pluses de antigüedad) a los empleados de la fábrica y les indemnizaba por ello con 3,5 millones. El acuerdo también estableció que nadie cobre menos de 26.000 euros al año y 35 prejubilaciones.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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