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Siguiendo el rastro del vino

Rutas del vino es un proyecto que recorre 21 bodegas, sus instalaciones y viñedos de la región con la Denominación de Origen de Madrid

Un grupo de estudiantes daneses visitan una bodega de la denominación de origen de Madrid.
Un grupo de estudiantes daneses visitan una bodega de la denominación de origen de Madrid.carlos rosillo

El visitante tuerce un poco el gesto al degustar la copa de vino tinto. Acaba de probar uno de los primeros pasos en el proceso de fermentación del caldo, justo después de que el grano ha sido separado de la parte leñosa. “Mmm, sabe un poco fuerte”, exclama. Camina por la fábrica de vino con cara de asombro mientras que observa los enormes tanques donde se fermenta el mosto y la hilera de botellas que desfilan una a una. El guía le va explicando paso a paso cómo se hace el vino con la promesa de que su paladar agradecerá el resultado final. No le decepciona. “El sabor es exquisito”, dice el joven danés que viene a Madrid de visita junto con su clase de una escuela de comercio de Dinamarca.

Este joven recorre en el municipio de Navalcarnero uno de los itinerarios de Rutas del Vino, un proyecto de la Comunidad de Madrid que camina a través de 21 bodegas, sus instalaciones y viñedos de la Denominación de Origen Vinos de Madrid. Y a través de los caldos se adentra en la gastronomía y la cultura de la región.

El objetivo es impulsar el desarrollo económico de la región aglutinando en torno al vino otra serie de elementos, como la comida, el paisaje o los espacios protegidos. “Al apoyar al sector del vino en Madrid pretendemos dinamizar el medio rural y la cohesión territorial y el empleo” dice Borja Sarasola, consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio.

Las Rutas del Vino cuentan con tres subzonas vitivinícolas que se amparan por la Denominación de Origen Vinos de Madrid (establecida en 1990): la de Arganda del Rey, la de San Martín de Valdeiglesia y la de Navalcarnero. De las bodegas que se encuentran ligadas a las rutas, 15 corresponden a la subzona de Arganda, dos a la de Navalcarnero y cuatro a la de San Martín. En todas ellas el visitante puede hacer un recorrido no solo por las bodegas y los museos, sino también por la gastronomía de la región o por alguno de sus espacios protegidos. Los interesados pueden, de hecho, construir sus propias rutas de acuerdo con sus intereses

En Navalcarnero el camino comienza en el Museo del Vino. “Ahora vamos a conocer el vino con los cinco sentidos”, cuenta la guía. Poco a poco el joven extranjero va escuchando las características de cada tipo de vino y sus modos de crianza.

Después de salir a la luz del exterior de estas cuevas se pasa a la fábrica cuyo ensordece los oídos del visitante. Tras ver los imponentes tanques, los barriles y probar el caldo en sus primeras fases de fermentación, se pasa a la bodega. “Esto es un saco de piel de oveja, de los pocos que podrán ver”, dice el guía entusiasmado. “Aquí se guardaba el vino hace muchos años”, añade ante la mirada curiosa de los jóvenes daneses.

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Entre 1990 y 2012, el número de marcas con denominación de origen Vinos de Madrid se multiplicó por seis. Además, el número de bodegas que embotellan vino con esta denominación, entre 1990 y 2013 pasó de cinco a 45. Madrid dispone hoy día de 12.000 hectáreas de viñedos que producen 3,5 millones de litros al año, de las que casi el 60% son de tinto joven.

El joven danés y su grupo terminan la ruta. “No sabía que Madrid pudiera tener una producción importante de vinos”, dice uno de ellos. “Yo estoy acostumbrado a tomar vino blanco, pero el tinto también me gustado y he conocido algo diferente de Madrid, además de tapas y fiesta”, dice.

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