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La ‘marea amarilla’ inunda los 480 kilómetros de la Via

La Asamblea Nacional Catalana logra su objetivo de que una cadena humana cruce Cataluña de punta a punta

Participantes en el tramo de El Pertús de la Via Catalana, cerca de la frontera con Francia.
Participantes en el tramo de El Pertús de la Via Catalana, cerca de la frontera con Francia.pere duran

Si el reto que se proponía la Asamblea Nacional Catalana —la plataforma que organizó ayer la Via independentista— era cruzar Cataluña de norte a sur en una cadena humana en la que no faltase ni un eslabón, los organizadores cumplieron con creces sus objetivos. De Alcanar (Tarragona) a El Pertús (en la frontera con Francia), una marea amarilla cruzó reclamando la independencia de la comunidad en una jornada que fue reivindicativa y festiva.

Fueron unos 480 kilómetros que se inundaron de amarillo, el color de la camiseta de la cadena. La ANC hizo un esfuerzo logístico para garantizar que todos los tramos estuvieran llenos y lo logró. La Via Catalana contó con la cooperación de 5.000 voluntarios para organizar a los participantes. La gran duda: “¿Si no estoy inscrito puedo unirme?” No había problema.

La provincia de Tarragona vivió un éxodo para cubrir los tramos de la zona del Ebro, lo que provocó hasta 60 kilómetros de colas en las carreteras. La llamada de la ANC para desplazarse surtió efecto y los organizadores tuvieron que doblar las hileras debido a la gran afluencia de manifestantes. “He venido para que nos escuchen, nos respeten y tomen en serio este proyecto”, explicaba Carmina Ferrer, vecina de Constatí. A su lado, una abuela replicaba: “Esto es para nuestro nietos”. Mientras tanto, a pocos metros paseaban extrañados unos turistas. “No conocíamos estas reivindicaciones de Cataluña. Parece que se lo toman muy a pecho, como si fuese un asunto grave”, sentenció una pareja de holandeses cámara en mano.

Los turistas también vieron cómo dos de los símbolos de Barcelona estaban inundados de banderas independentistas. La cadena se exhibió festiva y familiar en la Sagrada Familia, con la cadena cruzando el templo. En el Camp Nou, los turistas asistían perplejos a la invasión independentista en las gradas. Un millar de personas formaron cinco cadenas a la altura de la segunda grada, frente a la tribuna. La directiva azulgrana, sin embargo, no permitió que los independentistas, en su mayoría deportistas, rodearan todo el perímetro por el interior del estadio, y también vetaron el acceso al palco. Un directivo del club, ataviado con la camiseta amarilla de la ANC, adujo “razones logísticas”. La cadena, eso sí, se desplegó por la explanada del Camp Nou y rodeó el estadio.

El Departamento de Interior calcula que en las calles de Barcelona hubo medio millón de personas. Eso provocó aglomeraciones en las arterias principales. La zona donde se ubican las sedes institucionales estaba resguardada, con las plazas reservadas a las autoridades. En la plaza de Sant Jaume se sumaron los consejeros de la Generalitat y Helena Rakosnik, esposa del presidente Artur Mas, ausente de la movilización.

También se añadió el alcalde de la ciudad, Xavier Trias, que destacó la “bonita imagen como país” que daba la cadena. Los políticos se olvidaron pronto de unir sus manos en la cadena, un comportamiento que se repitió en las puertas del Parlamento, donde los diputados desligaron pronto la cadena. La presidenta de la cámara, Núria de Gispert, recibió a una delegación de la ANC, pero no se sumó a la cadena. Sí lo hicieron los vicepresidentes y secretarios de la camara, y se vio alguna lágrima de emoción en los rostros.

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En el Parlamento se dejó ver Irene Rigau, consejera de Educación, con algún tono amarillo, el color de los manifestantes. El color coincide con el de las camisetas contra los recortes educativos. Las reivindicaciones sociales tuvieron su extensión en la Via Catalana. A las camisetas amarillas se les unió el rojo en una cadena organizada por el movimiento Procés Constituent. Bajo el lema de Encerclem La Caixa (Rodeemos La Caixa), los manifestantes rodearon los edificios de la entidad financiera —a los que dotaron de un gran poder simbólico— para pedir “independencia, pero también de los bancos”.

La jornada se desarrolló con normalidad, a excepción de un incidente en el tramo que cruzaba Cataluña para adentrarse en la Comunidad Valenciana. La Guardia Civil detuvo a Alfons López Tena y Maiol Sanaüja, miembros del partido Solidatitat Catalana, que fueron arrestados por “desobediencia a la autoridad” cuando se negaban a desviarse y trataban de sobrepasar el cordón que limitaba el curso de la protesta, según la Subdelegación del Gobierno en Castellón. Esas mismas fuentes aseguran que los arrestados se enfrentaron verbalmente a los agentes, a quienes proferían gritos retando a que les detuviesen, y posteriormente se negaron a identificarse. Asimismo, indicaron que los detenidos serían puestos en libertad tras tomarles declaración.

La ANC se felicitó por el éxito de la cadena humana y espera a los próximos días para facilitar una gran fotografía de la Via Catalana. 800 fotógrafos retrataron hasta 400 veces cada tramo para demostrar que la Via Catalana cruzó de norte a sur Cataluña en otra Diada multitudinaria, como la de 2012.

Con información de Rebeca Carranco, Antía Castedo, Àngels Piñol, Bernat Marrè, Lorena Ortega, Mercè Pérez y Jéssica Mouzo.

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