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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Para qué la Red Vasca de Ciencia, Tecnología e Innovación?

Los servicios a empresas intensivos en conocimiento (SEIC) y los centros de Formación Profesional (FP) tienen que estar dentro de la Red Vasca

Para llevar a cabo la diversificación productiva que requiere la economía vasca para poder salir reforzada de la crisis las empresas vascas precisan de conocimiento. El conocimiento requerido por las empresas es tan complejo, plural y cambiante, que no puede ser generado internamente por estas solas. Una parte creciente de ese conocimiento provendrá del exterior. Parte puede venir de otras compañías con las que opera la empresa (proveedores, clientes…); pero otra parte fundamental vendrá de lo que se conocen como "infraestructuras de conocimiento" (universidad, centros de tecnológicos, etc.). En el País Vasco las organizaciones que conformarían estas infraestructuras de conocimiento supuestamente están integradas en la Red Vasca de Ciencia, Tecnología e Innovación (RVCTI), aunque esta red no engloba a todas.

Los centros para empresas y de FP trabajan más pegados al mercado

El Informe de Competitividad del País Vasco 2013, elaborado por Orkestra, ha analizado las potencialidades de las infraestructuras de conocimiento del País Vasco para la transformación productiva de su economía. Aparte de coincidir con otros análisis en que la RVCTI es extremadamente compleja y está necesitada de reordenación, el Informe concluye que hay dos tipos de organizaciones que, aunque realmente son infraestructuras de conocimiento, no están dentro de la RVCTI y deberían ser incluidas en la política vasca de I+D+i: los servicios a empresas intensivos en conocimiento (SEIC) y los centros de Formación Profesional (FP). Los primeros —compuestos por consultorías, ingenierías tecnológicas, servicios de publicidad e investigación de mercado, ingenierías de sistemas, etc.— han sido llamados por la literatura la segunda línea de las infraestructuras de conocimiento. En comparación con los de la primera línea (universidades y centros de investigación y tecnológicos), operan más en condiciones de mercado y proporcionan conocimientos fundamentales para la innovación no basada en I+D, especialmente para la innovación organizativa y comercial.

En cuanto a los centros de FP, los del País Vasco se caracterizan por ofrecer, además de formación reglada (para los jóvenes que no se han incorporado todavía al mercado de trabajo), formación para el empleo (para empleados o parados). Esto último les ha permitido desarrollar capacidades más ligadas a las necesidades empresariales. Además, gracias a los apoyos públicos, poseen equipamientos más avanzados que en otras regiones. Basándose en eso, así como en una mayor proximidad geográfica, cognitiva y hasta cultural, algunos de tales centros prestan servicios de innovación a las pequeñas empresas de su entorno, cubriendo así un hueco no atendido por las restantes infraestructuras de conocimiento. Es más, los centros de FP pueden hacer de puente hacia organizaciones como los centros tecnológicos, más grandes y sofisticados tecnológicamente, cuando las demandas que a ellos lleguen de las empresas de su entorno próximo superen sus capacidades, por el conocimiento que ellos poseen de las infraestructuras de conocimiento superiores.

Las redes no deben de

Al contrastar con diferentes tipos de agentes estas opiniones, estos ven con interés el papel que pueden cumplir los centros de FP. Pero, respecto a los SEIC, se objeta que, como son privados y operan en condiciones de mercado, no pueden recibir ayudas públicas. Esto es, se acepta que constituyen un tipo de infraestructura de conocimiento, pero se considera que no deberían ser integrados en la RVCTI. La pregunta que nos surge entonces es: ¿Para qué se necesita la RVCTI? ¿Para gestionar el reparto de fondos públicos o para organizar a los diferentes agentes que componen las infraestructuras de conocimiento, favoreciendo su identificación de roles y funciones, su interrelación y escalonamiento a lo largo de la cadena de innovación, su visibilidad y conocimiento por parte de las empresas y, en definitiva, la conexión de todos los agentes del sistema? Por supuesto, no debe recibir igual ayuda pública una organización sin fines de lucro que desarrolla investigación básica (actividad sujeta a lo que se denominan “fallos de mercado” y que, salvo que medie la financiación pública, se desarrollará menos que lo deseable socialmente) que una que sí los tiene y cuyos servicios están menos basados en I+D.

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Pero la actividad de los SEIC también está sujeta a “fallos de mercado” (aunque de otro tipo y de menor magnitud que los servicios de I+D) y no toda intervención pública debe adoptar la forma de subvención o financiación pública. En resumen, la principal función de la RVCTI debería ser la de facilitar la gestión de los distintos tipos de conocimiento existentes en el sistema de innovación vasco, posibilitando la creación de espacios de facilitación, la identificación de los roles de cada agente, el surgimiento de una visión común y el alineamiento de las estrategias de cada uno con las del conjunto del territorio. No se deben ver tales redes exclusivamente como lugares de obtención de recursos públicos, ni la subvención como la única forma de intervención pública. 

Mikel Navarro y Edurne Magro, de Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad y Deusto Business School

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