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La falta de medidas concretas retrasa el pacto PNV-PSE

Los dos partidos confían en alcanzar el acuerdo a finales de este mes

Mario Fernández, primero a la izquierda, junto a Iñigo Urkullu, en Bilbao.
Mario Fernández, primero a la izquierda, junto a Iñigo Urkullu, en Bilbao.fernando domingo-aldama

El pacto está cerca, pero los socialistas quieren mayores concreciones en aspectos más amplios que la reforma fiscal en la que tanto ellos como el PNV han estado enfrascados. Ambos partidos reunieron ayer a sus ejecutivas con el futuro pacto entre ambos como uno de los puntos fuertes del orden del día de cada una de las cúpulas, tanto por la cercanía del acuerdo como por la necesidad de cerrarlo en los próximos días para que las Juntas Generales de los tres territorios elaboren las nuevas normas forales sobre fiscalidad.

El portavoz del Gobierno, Josu Erkoreka, reconoció que se retocarán varias figuras impositivas —“en general a lo que se tiende es a un incremento de la presión fiscal”, declaró—, pero los conocedores de la negociación son reacios a aportar una cifra de cuánto dinero más ingresarán las diputaciones con la reforma fiscal, una postura que argumentan con que aún no se ha cerrado el acuerdo. En todo caso, el secretario general del PSE en Álava, Txarli Prieto, escribió en su blog que es necesaria “otra fiscalidad” para sacar adelante a Euskadi, un resultado que partidos como EH Bildu ya han puesto en duda que se esté fraguando en la negociación a puerta cerrada entre PNV y PSE.

El PSE dedicó una parte de su primera ejecutiva del curso a establecer cuáles son los márgenes de negociación en el tramo final del acuerdo entre ambos partidos. Con el punto de la fiscalidad bastante avanzado, la aspiración del PSE ha sido desde el principio cerrar un acuerdo global que incluya servicios públicos, medidas de reactivación económica y generación de empleo y reestructuración del sector público, ámbitos en los que el avance y la concreción han sido menores. Los escollos, explican fuentes del partido, siguen siendo parecidos a los que ya existían a finales de julio, pero, matizan, no son insalvables. Queda, por tanto, trabajo por hacer entre ambos partidos para cerrar el acuerdo que se espera desde hace varios meses.

Iñigo Urkullu llegará al pleno de política general con el acuerdo zanjado

El pacto debiera estar firmado, calculan, durante esta semana o la próxima, en un encuentro de la comisión política que engloba a dirigentes socialistas y nacionalistas situada por encima de los cuatro grupos de trabajo sectoriales. A tenor de los tiempos que manejan ambos partidos, el lehendakari, Iñigo Urkullu, llegará a su primer pleno de política general, que previsiblemente se celebrará una semana antes de lo establecido —el día 19 en vez del 26—, con un acuerdo que le permitiría encarar tanto el debate como la cercana negociación presupuestaria para 2014 con una mayor tranquilidad que la que ha tenido durante su primer año de legislatura. Aunque los nacionalistas son quienes más relacionan el pacto y los presupuestos, los socialistas reconocen que el acuerdo, en el que se pactarán ingresos vía reforma fiscal y gastos a través de las políticas de reactivación y las de priorización de servicios esenciales, limaría asperezas para las cuentas de 2014, las primeras que, en su caso, lograría Urkullu.

El pacto fiscal debería ser rubricado en el pleno del Parlamento, a exigencia de los socialistas, en la última semana de septiembre para que las Juntas Generales puedan elaborar las correspondientes normas forales que pongan en práctica, de cara al próximo año, la reforma fiscal. Una proposición no de ley es la herramienta más probable para trasladar el acuerdo al Legislativo, dado que no hay margen temporal para otro tipo de resoluciones parlamentarias.

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En el tramo final de la negociación, otros partidos como PP o EH Bildu, cuyos votos son necesarios para trasladar a las Juntas de Álava y Gipuzkoa la mayoría que nacionalistas y socialistas sí ostentan en el Parlamento, no se han sumado al acuerdo. EH Bildu ya se ha desmarcado, mientras que ayer mismo, el portavoz parlamentario del PP, Borja Sémper, recordó la “difícil aplicación” del pacto a dos a la hora de materializarlo y criticó que se busque aumentar los impuestos porque “va en la línea contraria de lo que se empieza a hacer” en el resto de España.

El apretado calendario con el que arranca el curso político en Euskadi en materia de pactos cerrará el mes con el reto de la convivencia, otra de las cuestiones pendientes para el nuevo curso, que comienza con una ponencia de paz en el Parlamento embarrancada. Su próxima reunión está prevista para la próxima semana, sin que el PSE haya dado pistas sobre si seguirá en ella o no. La ponencia se reactivará días antes de que se cierre el periodo de alegaciones del plan de paz de Iñigo Urkullu que toda la oposición quiere enmendar o reescribir por completo.

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