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Los ahijados vascos de Extremoduro

La formación Memoria de Pez cuenta con la participación del vocalista del mítico grupo en su último trabajo, 'Tocar madera'

La formación vasca Memoria de Pez.
La formación vasca Memoria de Pez.

Luchan por convertirse en uno de los referentes del rock urbano vasco. Son Memoria de Pez, los "ahijados" de Extremoduro, que ya han sacado al mercado tres discos en los que el sonido roquero más puro se mezcla con baladas más poperas. Fanáticos del rock clásico, Jon Calvo (guitarra y voz), Iván Uberuaga (bajo), Asier Aldekogarai (batería) y Aitor Lacalle (guitarra) componen desde 2007 este grupo que tiene entre Amorebieta y Gernika (Bizkaia) su base de operaciones.

Un año después, Memoria de Pez, como explica Aitor, grabó su primer disco En el mar de los sueños, con el que recorrieron miles de kilómetros, dieron casi medio centenar de conciertos y llegaron a compartir escenarios con Extremoduro en 16 de ellos. Disco que fue apadrinado por Iñaki Antón Uoho, el guitarrista de Extremoduro, un histórico grupo al que Memoria de Pez agradece haber puesto sus ojos en ellos hasta el punto de que en su último trabajo, Tocar madera, su vocalista, Roberto Iniesta, canta uno de sus temas: Todo tuyo.

Reconoce Aitor que el grupo pacense, al que admiran, les ha influenciado y que contar con la voz de Iniesta ha sido un "premio" a la corta carrera de Memoria de Pez, que ya en 2008 fue seleccionada como banda revelación por la prestigiosa web Maneras de vivir. Tres años más tarde, grabaron 100 nudos por segundo, su segundo disco de estudio, que enviaron a la Warner y en el que colaboró Batiz, que fue componente de Fito & Los Fitipaldis.

Con un directo "potente y de calidad", según Aitor, el grupo hace gala de un rock "no machacón", más parecido "al de antes" y sin complejos. "Sean más lentas o más cañeras componemos sin prejuicios", dice el guitarra de Memoria de Pez, en cuyos temas tienen cabida historias de amor, desamor, celos e incluso de crítica social.

Poco a poco, aseguran, sus conciertos van ganando adeptos, lo que les está ayudando a ir cumpliendo su objetivo de vivir de la música y de hacerlo "con mucha intensidad". Y para ello, estos chicos, que todavía no han cumplido la treintena, se dejan la piel en un trabajo en el que, admiten, hay que ser constantes para encontrar hueco en un mercado que "está saturado".

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