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Las llamas se ceban en Galicia con zonas pobladas semiurbanas como en 2006

Seis incendios han puesto en peligro viviendas durante la última semana

Brigadistas luchando contra el fuego en Ribeira
Brigadistas luchando contra el fuego en RibeiraÓSCAR CORRAL

Los fuegos forestales vuelven con fuerza este verano a cercar núcleos de población. Como en la gran oleada de 2006. En los últimos 10 días de agosto ya se pulverizó la media anual de incendios declarados de nivel 1, los más peligrosos por la proximidad a casas. Hubo 22 en el quinquenio 2008-2012, es decir poco más de cuatro por año. Y ya van seis solo en la última semana, desde los dos registrados el día 20 en Ourense, en ambas riberas del Miño con varias zonas habitadas, hasta el grande que arrasó el lunes unas 2.000 hectáreas en el Baixo Miño pontevedrés, amenazando habitantes de Oia y O Rosal. O el último en Ribeira (A Coruña), que obligó la noche del martes a desalojar el polígono industrial de Xarás y unos 400 vecinos, ademas de cercar el hospital comarcal del Barbanza y un depósito de gas.

Ambos fuegos continuaban anoche activos, aunque controlados, en el caso de Ribeira, y sin llamas, en el Baixo Miño. Pero de los sobresaltos no se libraron en otras zonas, como los vecinos de cinco casas de una parroquia rural de Vigo, Valadares. Tuvieron que ser desalojadas también en la madrugada de ayer tras prender fuego en los eucaliptos que rodean sus viviendas. En Ribeira, se desactivó a media tarde el nivel 1, pero el fuerte viento de noreste mantiene la alerta. “A ver qué pasa al atardecer”, comentaba el alcalde, Manuel Ruiz Rivas, para quien “no hay duda” de que “fue intencionado” el fuego que se desató sobre las 20.30 horas del martes en Palmeira, “cuando ya no quema el sol y no pueden actuar los medios aéreos”. Llegó a tener cinco focos, remarca el regidor. Y se interroga sobre la “casualidad” de la similitud del incendio con el registrado en 2006, también a las puertas del polígono industrial, en un desguace de coches. “Los bomberos aseguran que fue un fuego de las mismas características que hace siete años, les sirvió la experiencia de entonces para darle respuesta y atajarlo”. Ruiz Rivas apunta otro dato: la actividad incendiaria, con pequeños focos, que precedió durante todo el mes al fuego que arrasó ayer 175 hectáreas. “Fueron en la misma zona del polígono en Oleiros”, subraya el alcalde, que no da ninguna credibilidad al comentario sobre “un motorista sin casco” que algunos afirman haber visto huir tras declararse las llamas. “Alguien quiso tirar de un hilo que no existe, nadie vio que tuviera algo que ver con el fuego. Sí, pasó una moto, como también cientos de coches”, destaca.

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“Son actuaciones con carácter homicida”, denunció la conselleira de Medio Rural, Rosa Quintana, “tienen la clara intencionalidad de hacer daño”. Hasta 105 incendios se registraron en las últimas 24 horas. Y preocupa, en “una situación extrema” por las fuertes rachas de viento, la multiplicidad de los que se declaran “muy cerca de los pueblos y causando graves riesgos a personas y viviendas”. “Localizarlos” y “hacer caer sobre ellos todo el peso de la ley, haciéndoles pagar los daños con su patrimonio” es la siguiente prioridad para Quintana.

Aunque sigue abiertas todas las líneas de investigación en los últimos grandes incendios, no hay de momento avances. La policía autonómica, en lo que va de año, detuvo o acusó a 74 personas por provocar fuegos, pero son todos de pequeños consideración o por imprudencia, como el caso de los últimos tres imputadao en A Pobra, Meis o Barbadás. Tanto PSOE como BNG, que gobernaban la Xunta en 2006, achacan a la falta de prevención, limpieza de núcleos rurales y recortes en extinción esta nueva oleada. El Gobierno de Feijóo, acusó ayer el socialista Pachi Vázquez, “abandona a los gallegos a su suerte contra el fuego”.

El incendio de que arrasó desde la tarde de lunes unas 2.000 hectáreas en Oia, O Rosal y Tomiño quedó ayer prácticamente controlado, aunque continúa la vigilancia de los vecinos y de brigadas contraincendios ante la proliferación de pequeños rebrotes. Por la mañana, la Unidad Militar de Emergencias (UME) retiró la mitad de sus efectivos desplegados en la zona, después de que el fuego se estabilizase, aunque un foco que se reavivó en la parroquia de Martín, en O Rosal, obligó a intervenir nuevamente a los aviones anfibios.

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El fuego se extendió el lunes de forma tan rápida como devastadora debido al calor y al fuerte viento, pero ya a última hora del martes estaba prácticamente controlado, después de más de 24 horas que los vecinos de la zona tardarán mucho en olvidar. La Xunta calculó ayer en 1.850 hectáreas la superficie arrasada por las llamas, mientras el alcalde de Oia, Alejandro Rodríguez, del PP, hablaba de entre 1.500 y 1.800 solo en este Ayuntamiento. La comunidad de montes de O Rosal asegura que en ese municipio han ardido otras 1.000. “No podemos dejar de vigilar la zona, sobre todo en el perímetro del fuego. Los brotes de raíces en llamas aparecen por cualquier parte y nos obligan a estar alerta, aunque el incendio ya parece apagado”, afirma un comunero. Precisamente en O Rosal cundió ayer nuevamente la alarma entre los vecinos, al declararse un incendio en una finca del centro de la localidad que quedó rápidamente sofocado tras la intervención de la UME.

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