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La minería metálica resucita

El sector, modernizado, vive un auge favorecido por los elevados precios de los metales La Junta tramita nuevos concursos y diseña una estrategia para reordenar los yacimientos

Ginés Donaire
Vista aérea de la mina de Cobre Las Cruces, en Gerena, Sevilla.
Vista aérea de la mina de Cobre Las Cruces, en Gerena, Sevilla.paco puentes

Han pasado ya tres décadas desde que Andalucía sufrió el mayor declive de su industria minera, con el cierre masivo de explotaciones en la Faja Pirítica Ibérica y también los últimos coletazos de las minas de plomo del distrito Linares-La Carolina. Hoy, sin embargo, en plena crisis económica, resulta paradójico que la minería andaluza haya resurgido de sus cenizas y viva un momento dulce, principalmente en la extracción de minerales metálicos, en la que es líder con el 60% de la producción nacional. El alza de los precios de los metales y una mejor planificación han favorecido este despegue, al que las empresas han contribuido con una minería más sofisticada que en nada se parece a la del siglo pasado.

Desde 1982 a 2001 se asistió al cierre generalizado de minas en la Faja Pirítica, la mayor reserva de minerales de la Unión Europea en una franja que une Sevilla con la frontera de Huelva y Portugal. Y cuando parecía que el sector empezaba a levantar cabeza llegó la rotura de la balsa de Aznalcóllar en 1998, que explotaba la compañía sueca Boliden. Otro mazazo.

Pero es ahora, en un periodo de recesión económica, cuando la industria minera vuelve a ver la luz. Los protagonistas de esta recuperación son Cobre Las Cruces y Aguas Teñidas (Matsa), que acaparan la mayoría del empleo en la Faja Pirítica. Sin embargo, ellos son solo la locomotora que está tirando de un incipiente sector. En el último año, la Junta ha adjudicado cinco concursos para la explotación de otros tantos yacimientos y en las próximas semanas se preparan otros cinco.

Son concursos enmarcados dentro de la Estrategia Minera de Andalucía, aprobada la pasada primavera por el Consejo de Gobierno y con la que se quiere reordenar el sector minero hasta 2020. Una planificación que dará continuidad al Plan de Ordenación de los Recursos Minerales 2010-2013, especialmente en sostenibilidad ambiental.

La minería andaluza, en cifras

  • Andalucía cuenta con 571 yacimientos activos, con 4.700 empleos directos y 36.000 indirectos. En minería metálica se prevé la generación de 3.500 empleos en torno a los futuros proyectos de Río Tinto, Sotiel y Lomero-Poyatos (Huelva).
  • Por tipos de material, 399 yacimientos son de áridos; 50, de rocas ornamentales (principalmente, mármol y caliza); y otros 92 se dedican a roca mineral.
  • La producción total en minerales metálicos es de 402.000 toneladas por año y hay unas reservas minerales estimadas en 17,47 millones de toneladas.
  • El sector representa el 1,46% del Producto Interior Bruto (PIB) andaluz.

“Lo que queremos es aprovechar este tirón para hacer las cosas bien, de otra manera, y evitar que haya algún problema que vuelva a manchar la imagen de la minería metálica”, indica María Jesús Asensio, directora general de Industria, Energía y Minas. Asensio alude sobre todo al cierre desordenado de más de una veintena de explotaciones con el impacto que eso tuvo en varias comarcas deprimidas.

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El resurgir minero se debe al interés de grandes multinacionales chilenas, norteamericanas, australianas y canadienses por las minas andaluzas. “Lo que primamos en los concursos es que las empresas tengan solvencia económica y técnica, un proyecto de investigación serio y un amplio conocimiento del entorno”, indica Asensio. Los permisos de explotación de la Junta tienen un máximo de tres años.

Sin embargo, Ecologistas en Acción ha alertado contra el plan de la Junta de sacar de nuevo a concurso la explotación del yacimiento de Aznalcóllar. “La minería a cielo abierto, con su balsa de residuos, es demencial, y el valor actual del zinc no compensaría el proyecto”, denuncia Antonio Ramos, miembro de la asociación. Los ecologistas preparan una campaña para concienciar a la ciudadanía de los riesgos que conllevaría esta reapertura.

Por su parte, el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, advirtió ayer a la Junta de los peligros de la reapertura de la mina de Aznalcollar. “No estamos hablando de un riesgo teórico, sino de un riesgo que ya se ha contrastado”, apuntó en una entrevista a la cadena Ser el ministro, quien pidió “medidas correctoras” para evitar problemas en el futuro.

Los ingenieros de minas también creen superada la crisis del sector. “Ahora se están dando los pasos adecuados, las plantillas de las empresas están mejor dimensionadas y se está avanzando mucho en aspectos como el medio ambiente y la innovación”, expone Felipe Lobo Ruano, decano del Colegio de Ingenieros de Minas del Sur, que engloba a Andalucía y Canarias. Lobo pone como ejemplo de la innovación puntera a Cobre Las Cruces. “Es un modelo de la minería que hay que hacer, tanto en la extracción del cobre, como la gestión de residuos y el tratamiento del agua”, afirma.

El mejor termómetro del momento dulce por el que atraviesa el sector minero lo da la elevada demanda de técnicos cualificados. “El paro entre los ingenieros de minas apenas existe en las zonas mineras andaluzas”, expone Lobo. Y no es solo el empleo directo. “Por cada puesto de trabajo en el sector, se crean otros tres o cuatro indirectos”, apunta Lobo, que valora la incidencia positiva de la minería en comarcas deprimidas como las del Marquesado o Alquife. Y de cara al futuro, el panorama que dibuja el decano es esperanzador. “La política estable de precios en los metales se va a mantener, en parte por el desarrollo de países emergentes como China o India”. El precio del cobre es hoy de unos 8.500 dólares la tonelada, casi ocho veces más que hace 10 años.

La otra cara de la moneda es el declive de la minería de áridos, golpeada por la caída de la construcción y la obra pública. “Deben acometer un cambio estructural e investigar nuevos productos”, indica María Jesús Asensio. La roca ornamental, también en recesión, se ha mantenido, sin embargo, gracias a su apuesta por la internacionalización. El mármol de Macael es una prueba de ello.

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