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LA CRISIS DEL DEPORTE CATALÁN

Los ‘becarios’ como solución

El deporte catalán intenta crear la figura de voluntario compensado para sobrevivir a los recortes y a las multas de la Seguridad Social

Los presidentes de las federaciones catalanas se reunieron en abril en la sede del UFEC para lamentar la situación crítica del deporte
Los presidentes de las federaciones catalanas se reunieron en abril en la sede del UFEC para lamentar la situación crítica del deporte

El tejido asociativo del deporte catalán, vertebrado en clubes que en muchos casos ya han celebrado su centenario y son considerados como decisivos en los éxitos olímpicos españoles, está amenazado seriamente. La última campaña de inspecciones del Ministerio de Trabajo, que aspira a que las entidades deportivas den de alta en la Seguridad Social a cualquier empleado que tenga una prestación económica, así como la reducción de las subvenciones —hoy se destina un 30% de dinero menos que hace dos años— y su propia precariedad, producto de un ejercicio de voluntarismo, han obligado a los distintos agentes a un replanteamiento para superar la crisis. La solución es crear la figura del voluntario compensado como expresión de la función social del deporte.

Cataluña alberga el mayor número de deportistas federados, 600.000

A finales del año pasado, la Seguridad Social multó a clubes catalanes de fútbol y natación por tener a trabajadores en una situación irregular. El CN Sabadell recibió una sanción de más de un millón de euros; al Santboià, de la Tercera División Catalana de fútbol, le reclaman 700.000; y el CN Barcelona carga con una multa de 250.000. Hay más entidades penalizadas, incluso de ajedrez. Las inspecciones, sin embargo, se han parado, salvo cuando media una denuncia. Así, las federaciones, junto con la Secretaria General d’Esports de la Generalitat y la Unió de Federacions Esportives de Catalunya (UFEC), han logrado una moratoria para frenar las multas y conseguir un plazo razonable a cambio de extender la regularización a las disciplinas.

El CN Sabadell recibió una sanción de más de un millón de euros

Los dirigentes de las distintas federaciones sostienen que es inviable cumplir las obligaciones administrativas que impone la Seguridad Social y mantener los resultados obtenidos hasta ahora, incluso con la moratoria conseguida: Cataluña alberga el mayor número de deportistas federados (600.000) y ha participado en el 45% de las medallas olímpicas obtenidas. Una de las soluciones que plantean es la de crear una figura legal que permita mantener en lo posible las actividades deportivas y recreativas que realizan deportistas y ciudadanos. Muchos trabajadores de los clubes perciben una suma mínima para cubrir gastos, sin ánimo lucrativo, y a veces son también deportistas que entrenan en categorías inferiores; les empuja el vínculo sentimental con el deporte y el club. La sanción de la Seguridad Social depreciaría aún más el pago simbólico que los trabajadores reciben. La situación pone en riesgo el puesto de trabajo, y con ello el entrenamiento de los federados y de los casi tres millones de amateurs que tiene Cataluña.

El CN Barcelona, 59 veces campeón, no sabe todavía si podrá competir
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Xavier Canal, abogado especialista en derecho fiscal, explica que la idea de crear un voluntario compensado es factible. “Es una figura similar a la del becario. Recibe un monto de dinero para compensar los gastos que la actividad exige, sin que la persona esté obligada a tributar o aportar”. “Pero cuidado”, agrega Canal; “que las inspecciones han encontrado sueldos grandes y, en esos casos, está bien cumplir la ley. Lo que hay que hacer es acordar límites”.

El deporte, previo a las inspecciones, ya había recibido un primer golpe: los recortes por parte de la Generalitat. Los clubes han tenido que ir adaptándose, reestructurando lo que se podía y dejando de lado lo que no. Hay varios ejemplos. En Remo, Miquel Rutllant, presidente de la federación, explica que el escaso apoyo económico no es el único problema; también se recibe el dinero fuera de los plazos pactados. “La realidad”, dice; “es que no se puede saber qué pasará el próximo mes, no se puede programar a medio plazo”. Los jugadores de waterpolo del CN Barcelona, por su parte, se han visto obligados a formar un crowdfunding (mecenazgo que se basa en el aporte amistoso de los seguidores) para competir en la Liga de Honor la próxima temporada porque el club decidió dejarlo fuera de presupuesto. Y todavía no es seguro que el club que ha sido 59 veces campeón pueda competir.

El 30 de septiembre es la fecha límite para regularizar la situación

Los clubes, grandes y pequeños, están formados por una masa social que con sus cuotas ayuda a mantener la institución y a sufragar incluso la competición; no son accionistas que miden dividendos y ganancias. “Un deporte amateur”, afirma David Moner, presidente de la UFEC. “No puede tener las mismas obligaciones que una empresa con fines de lucro”. David Hospedales, director general de la consultoría Ribé Salat, no opina lo mismo. “Hay directivos que se ven obligados a solicitar un préstamo personal para cubrir responsabilidades que desconocían. Una entidad deportiva tiene las mismas obligaciones que cualquier empresa, con el hándicap de que esta gestión está encomendada a personas con buen criterio, pero sin experiencia en la gestión empresarial”.

Aunque las entidades disponen hasta el 30 de septiembre para regularizar su situación, la moratoria se podría extender hasta final de año. Mejorar la situación de los trabajadores en los clubes regularizándolos es, objetivamente, algo positivo. Pero no tratar a estos con la diferencia que necesitan, los ahoga y pone en riesgo el deporte base. “Todo esto tendrá consecuencias en los chicos”, subraya Pedro Dólera, entrenador de fútbol del Europa.

A favor de las peticiones del deporte catalán juega el propio Consejo Superior de Deportes (CSD). No hay que olvidar que las inspecciones de Trabajo no solo afectan a los distintos clubes catalanes de varias disciplinas —el total de federaciones catalanas es de 70 y se cuentan cerca de 8.500 clubes—, sino también a otras comunidades españolas, aunque con menor incidencia.

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