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El (antiguo) Arlequín reabre con una nueva gestión y proyecto

Los nuevos propietarios quieren reorientar el espacio a un público más heterogéneo

Fachada del antiguo teatro Arlequín.
Fachada del antiguo teatro Arlequín.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

Finalmente, el teatro Arlequín solo se cogió unas vacaciones. El escenario gestionado hasta ahora por la actriz Emma Ozores, que cerró sus puertas a finales de junio por motivos económicos, reabre a principios de septiembre, si se cumplen las previsiones en las obras de remodelación, con nuevos dueños, nuevo nombre y nuevo proyecto. Los actuales propietarios son los miembros de la compañía de teatro Jamming, especializada en espectáculos de improvisación actoral. “Siempre ha sido un objetivo de nuestra compañía buscar nuestro propio espacio”, asegura Lolo Diego, uno de los miembros.

Entre las pretensiones de los nuevos gestores está diferenciarse de la anterior línea, que consideran estaba “dirigida a un público más mayor” y reorientarlo a una franja más heterogénea. “No queremos que nuestro público sea más joven, pero sí para todos los públicos”, explica Diego y añade: “Queremos que la improvisación esté muy presente en el teatro, no solo con nuestra compañía, sino con otras. Buscaremos obras un poco más modernas de las que había. De calidad, pero no necesariamente de culto”.

Los nuevos administradores no se han puesto de acuerdo, todavía, en el nombre que van a darle al nuevo espacio, aunque barajan dos posibilidades: Linea 13 y La Strada. Las dos opciones, y otras que no triunfaron, se propusieron en un brainstorming (lluvia de ideas). La primera se debe a que en Madrid hay 12 líneas de metro. Al teatro se accede bajando unas escaleras. Esta sería la línea de metro que no existe y que llega directa al escenario.

La segunda idea se refiere al largometraje de Fellini del mismo nombre. “La película se desarrolla en un momento de crisis y trata sobre una compañía de teatro que va de pueblo en pueblo divirtiendo a la gente”, explica Diego. La idea del proyecto consiste en maximizar el espacio: “Estamos abiertos a todo tipo de expresión artística, que sobre todo será teatral, claro”. “Queremos ofrecer música. Queremos que los miércoles se hagan peleas de gallos, que haya un bar en el que se pueda hablar con gente con inquietudes similares. Que sea un intercambio de cultura”, agrega.

Aunque la mayor parte de la financiación de las obras ha sido asumida por la compañía, el 25% se obtiene por crowdfunding o cuestación popular. “Está por definir, pero sería algo así: al que aporta cinco euros se le da las gracias por apoyar el proyecto; por entre 15 y 20 euros, una entrada gratis; de 30 a 40 euros, dos entradas; por 100 euros, una entrada por un número de meses…”.

Para asegurarse el lleno de público los nuevos gestores proponen ofrecer las entradas gratis a los desempleados. “Hay un mínimo que tendrán que pagar, de dos euros, de gestión del papel. Se tendrá que demostrar en la taquilla, enseñando la cartilla de desempleo, que estás en paro. Las butacas que estén libres se les cederán”. El teatro tiene 321 localidades.

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La compañía Jamming tiene pensado abrir las puertas de este nuevo espacio en septiembre, pero  hasta entre finales de octubre o principios de noviembre no será la inauguración oficial. Ese día será cuando se cambie el nombre y se presenten los nuevos proyectos. “Lo ideal sería que la primera actuación sea de nuestra compañía”. Por otra parte, aseguran que ya están recibiendo ofertas de compañías para ofrecer sus espectáculos. “Hasta el momento no tenemos nada decidido, aunque tenemos muchos proyectos interesantes”, asegura Diego.

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