El PSC vota el mismo día a favor y en contra del derecho a decidir

El Partit dels Socialistes evidenció ayer la división que suscita en sus filas la adhesión al Pacto Nacional por el Derecho a Decidir. El PSC no se sumó al acuerdo, pero no siempre la opinión de la dirección nacional coincide con sus delegaciones. Ayer, el PSC votó en contra de que Tarragona se sumase al pacto, y a favor de que lo haga la Diputación de Lleida.

El debate fue agrio en Tarragona, donde el PSC, en minoría, tuvo que contar con los votos del PP para evitar que se aprobara la adhesión del municipio al Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, solicitada por CiU y avalada por ICV. Victòria Forns, portavoz de CiU, tildó el rechazo de “un atentado contra la democracia” al considerar que el Consistorio aprueba “no dar la voz al pueblo”. La intervención de Forns ha enfurecido al alcalde, el socialista Josep Fèlix Ballesteros: “¿Usted cree que eso no es democracia? Entonces ¿qué coño hacemos los concejales aquí?”, estalló el alcalde, que llegó a calificar a la portavoz de CiU de tener “una actitud propia de la Santa Inquisición”. Ballesteros defendió la posición oficial del PSC, señalando que está a favor de una consulta pactada y que su opción política es el federalismo.

Alguien tiene interés en construir el tarragonismo desde la españolidad más rancia", decía el texto de la moción

Con la misma premisa, los siete representantes socialistas en la Diputación de Lleida votaron a favor de la adhesión de la corporación provincial —presidida por Joan Rañé, de CiU— al Pacto Nacional por el Derecho a Decidir. La moción prosperó con el visto bueno de todos los partidos (a parte del PSC, CiU, ERC y Convergència Democràtica Aranesa) excepto el PP.

La moción recoge el compromiso de promover que los agentes económicos y sociales y las entidades culturales y cívicas se adhieran a este pacto y participen de forma activa en el proceso democrático del ejercicio del derecho a decidir, para lograr la celebración de una consulta sobre el futuro de Cataluña.

El PP fue el único grupo que se opuso a la moción, argumentando, en palabras del portavoz popular Salvador Puy, que la voluntad de un pueblo no es la de un partido. Puy quiso ejemplificar con una consulta, celebrada recientemente en Les Borges Blanques (Les Garrigues), para cambiar el nombre de la plaza de la Constitución. En la votación participaron el 20% de los vecinos, símbolo, argumentó Puy, de que los catalanes tienen otra preocupación que el derecho a decidir.