‘Nissaga’ de botánicos

Las píldoras de arcilla se emplearon hasta el siglo XIX para administrar los medicamentos. Algunas del tamaño de una pelota de pimpón, se tomaban chupando o royendo poco a poco la bola, poniendo a prueba el estómago del paciente. El Gabinete Salvador, del Instituto Botànico de Barcelona, conserva una colección excepcional y casi única con 142 de estas píldoras, conocidas como terra sigillata, que fueron reunidas por esta nissaga de boticarios y botánicos naturalistas barceloneses desde el siglo XVII hasta el XIX. Algunas de las píldoras, para darles una apariencia más agradable, se recubrían con oro o plata. De ahí la expresión “dorar la píldora”.

Desde el lunes, el Gabinete Salvador cuenta con un buen número más de estas píldoras. Ha sido posible tras la adquisición por parte del Ayuntamiento de Barcelona —y tras pagar 50.000 euros— de 10 cajas llenas de libros, documentos y objetos varios. En total, unas 500 unidades y 1.000 documentos que completan este importante conjunto formado, hasta ahora, por más de 1.346 volúmenes científicos, manuscritos, el herbario más antiguo de la Península con 4.000 ejemplares y una colección de minerales, fósiles, piezas de animales o vegetales, algún animal entero naturalizado, y otras curiosidades naturales.

Según explicó ayer el concejal de Cultura, Jaume Ciurana, el hallazgo de este conjunto de libros —muchos primeras ediciones—, frascos de vidrios de farmacia, fósiles, minerales, monedas, manuscritos, correspondencia científica entre la familia de los Salvador y botánicos europeos de la talla de Petiver, Toumefort o Antoine de Jussieu y fragmentos de ámbar, que aparecen catalogados como “carne petrificada”, fue fortuito. Se localizaron durante los preparativos para la exposición Salvadoriana, que el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona prepara en el marco de la movilización que está realizando el consistorio con vistas a la celebración del tricentenario de 1714.

Sin querer desvelar la procedencia exacta de la colección —quizá la misma masía familiar de los Salvador en La Bleda, Vilafranca del Penedés, donde se vieron obligados a trasladarse desde Barcelona junto con su gabinete y donde se adquirió en 1938 la parte hasta ahora conocida—, Ciurana, aseguró que el conjunto es fundamental para estudiar la relevancia de esta familia y el origen de muchas piezas, libros y objetos conservados en el gabinete, considerado uno de los mejores de Europa. En todo caso es una de las pocas colecciones que no acabó dispersa o integrada en los grandes museos en el XIX.

Por su parte, Anfons Susanna, director del Instituto Botánico de Barcelona, aseguró que ahora se abre un laborioso proceso de trabajo. El primer paso será la congelación, durante tres semanas a 24 grados bajo cero, de todo el conjunto para acabar con los posibles insectos, o sus larvas, que puedan acabar alterándolo. Luego se comenzará con la restauración, sobre todo de libros como el enorme Atlas Minor de Nicolaus Visscher, de 1649 o las cartas manuscritas cruzadas entre los Salvador y Herman Boerhaave de 1719. Entre los textos adquiridos hay uno sobre un viaje de Joan Salvador por la Península, en latín, en la que se relacionan todas las plantas recolectadas. Según desveló Ciurana, la intención del Ayuntamiento en un futuro sería la de mostrar “de forma excepcional” el Gabinete en su totalidad.