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Un diputado del PP simuló un despido para intentar cobrar un mes de paro

Mouriño dejó voluntariamente la alcaldía de Celanova El exalcalde presentó un certificado de destitución firmado por su ‘número dos’

Feijóo saluda al exalcalde de Celanova
Feijóo saluda al exalcalde de Celanova NACHO GÓMEZ

El baltarista Antonio Mouriño pleitea por un puñado de euros. El exalcalde de Celanova y actual diputado autonómico del PP ha peleado, sin éxito, judicialmente contra el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) para cobrar un mes de paro que el antiguo Inem le negaba: el mes en blanco que pasó entre su renuncia voluntaria a la alcaldía de Celanova (el 15 de septiembre de 2012) y la toma de posesión del escaño (el 31 de octubre de 2012) que ahora ocupa como parlamentario del PP gallego por cuya lista se presentó a las autonómicas. El exregidor simuló su despido de la alcaldía mediante un certificado de empresa que firmó su teniente de alcalde pero perdió el pleito: el juez entiende que Mouriño “renunció voluntariamente al cargo de alcalde por haber decidido por propia voluntad ser candidato al Parlamento autonómico” y no porque lo hubieran despedido.

Mouriño, uno de los alcaldes que más cobraba de Galicia (su nómina superaba a la de un conselleiro: 63.300 euros brutos a los que sumaba otros 7.900 de dietas y kilometraje), habría percibido apenas 1.080 euros del desempleo si su argucia hubiera funcionado. Pero no era ese el objetivo que perseguía sino, según él mismo ha confirmado a este diario, amarrar el desempleo hasta su jubilación sin necesidad de trabajar en caso de que su partido no vuelva a presentarlo en las listas. “Si no voy en la siguiente legislatura tendría que trabajar un par de meses para garantizarme el paro hasta cobrar la jubilación”, justifica.

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En su intento por amarrar la prestación del desempleo Mouriño acudió inicialmente al SEPE presentando un certificado de empresa por despido para reclamar el mes de paro aunque la empresa, el Ayuntamiento de Celanova que él presidió durante casi dos décadas, no lo había despedido. No hubo moción de censura, nadie lo echó; simplemente presentó la renuncia a la alcaldía para poder dar el salto al Parlamento gallego en donde ahora ocupa escaño, ya que ambos cargos son incompatibles. El exregidor asegura que no fue él quien firmó ese certificado de despido. “¡Cómo iba a firmarlo yo mismo! Lo hizo mi teniente de alcalde Pilar Regueiro”, aclara el procedimiento.

El dirigente buscaba garantizarse

Mouriño, auxiliar administrativo en una pequeña empresa local de Celanova (5.000 habitantes) cuando Baltar lo captó para la causa del PP ourensano, ha sido uno de los pilares sobre los que asentó y prosperó el baltarismo que, al mismo tiempo, les permitió prosperar a ellos: se hicieron con considerables patrimonios.

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Si el millonario José Manuel Freire Couto, alcalde de Barbadás, reclamó a la Diputación de Ourense el pago de los trienios que dejó de cobrar por la plaza de médico de la que pidió excedencia para dedicarse a la política, Mouriño reclamó al SEPE un desempleo que le permitiese un paso rodado a una jubilación dorada. Cuando el antiguo Inem se lo negó alegando que no existió el despido que certificaba el Ayuntamiento, Mouriño recurrió a la vía judicial que ha reforzado el argumento del servicio público de empleo. No recurrirá la sentencia. “No insistiré más aunque lo que pido es de justicia”, resuelve.

Los servicios de Mouriño al baltarismo fueron recompensados generosamente por el fundador del clan. Durante las dos décadas largas de poder omnímodo de José Luis Baltar en la Diputación y en el PP de Ourense su hombre en Celanova ostentó numerosos cargos. El portavoz del PSOE en la Diputación, Ignacio Gómez, sostiene que entre las retribuciones en la alcaldía, las dietas y lo que percibía por asistencia a comisiones en la Diputación (“en torno a 12.000 euros anuales”), Mouriño “cobraba más que el presidente de la Xunta”.

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