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El ‘couchsurfing’, una filosofía para los aventureros de festival

La 'web' sirve de red social y de buscador de alojamiento gratuito para internautas viajeros

Asistentes al festival hacen cola para acceder al recinto este miércoles.
Asistentes al festival hacen cola para acceder al recinto este miércoles.Luis Tejido (Efe)

Julie Pérez Cervoni, madrileña de 26 años, compró su entrada para el festival BBK Live hace meses “en plan locura”, y luego resultó que ninguno de sus amigos podía ir. Ni corta ni perezosa, decidió buscar una alternativa a plantar sola su tienda de campaña y decidió alojarse en el sofá de una desconocida que vive en Bilbao. Es miembro de la página web Couchsurfing desde hace un par de años y ya se había alojado en casas ajenas, gratis, en lugares como Berlín y París.

El couchsurfing (surf de sofás en inglés) consiste en visitar a gente que te acoge en su casa sin cobrar nada, y en invitar a gente a la tuya cuando visitan tu ciudad. La página web, fundada en 2004, tiene 6 millones de usuarios registrados en todo el mundo, según la empresa. Como alternativa para recorrerse el globo de forma barata parece la opción ideal, pero los surferos experimentados aseguran que no es tan sencillo. Un usuario se fabrica un perfil donde detalla sus intereses y hábitos, y recibe comentarios de gente que lo ha acogido o se ha quedado en su casa para que los demás sepan si es de fiar antes de enviarle una solicitud.

"Al viajar busco conocer la vida de la ciudad y disfrutar de un intercambio cultural. Eso no te lo aporta un hotel."

Así se van construyendo una reputación en la página y tienen más posibilidades de recibir invitaciones o que sus visitas sean aceptadas. "Yo siempre busco gente afín a mí; es un poco incómodo tener a alguien en casa con quien no tienes conversación", afirma Toni Carneros, un barcelonés que lleva varios años metido en esto. "Al viajar busco conocer la vida de la ciudad, practicar inglés y disfrutar de un intercambio cultural. Eso no te lo aporta un hotel."

El Bilbao BBK Live acoge a una gran variedad de turistas, muchos de ellos extranjeros. El año pasado un 26% de los asistentes al festival fueron británicos y franceses. Según Álvaro Díaz-Munío, presidente de Destino Bilbao (la principal asociación hotelera de la ciudad), los hoteles sobrepasan el 90% de capacidad, y muchos de ellos se alojan en hoteles de cuatro estrellas. "Estos clientes tienen un poder adquisitivo más alto que los que vienen en agosto, y aprovechan el festival para hacer turismo." Los que no pueden permitirse un hotel o llegan tarde para reservar habitación en un hostal (que empiezan a llenarse en febrero, según Díaz-Munío), acampan o buscan un sofá.

Otras 'webs' de acogida gratis

  • Hospitality Club, una iniciativa más antigua nacida en 2002 en Europa, con varios cientos de miles de usuarios.
  • Be Welcome, una empresa sin ánimo de lucro nacida en 2007 y con 40,000 usuarios.
  • Global Free Loaders no ofrece fotos en los perfiles de los usuarios. Son varias decenas de miles alrededor del mundo.
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La anfitriona de Julie Pérez durante el festival será Anneloes Koehorst. Esta holandesa de 25 años se ha mudado a Bilbao este año y acoge gente en su casa porque le aporta "mejores experiencias". Para evitar malos encuentros, Pérez contacta con la gente por Facebook antes de ir. "Así creas un vínculo, sabes que te vas a llevar bien", explica Julie. Le gusta el couchsurfing porque la gente "te hace un espacio en su vida". Reconoce que hay gente que utiliza la web para ligar o que no hace caso a sus anfitriones, pero "no puedes ir a tu bola". La experiencia incluye el conocer gente y construir amistades.

“Tengo un sofá libre, así que si alguien lo necesita, se lo ofrezco”. Adrián Castillo, peruano de 42 años, explica con sencillez su razón para acoger a otra joven durante este festival. Este año ha recibido 20 solicitudes para alojar a alguien esta semana; asegura que son muchas para la media habitual. Él es uno de los 2.682 anfitriones registrados en Bilbao, y es asiduo de un grupo que utiliza la página para quedar en la ciudad (tengan a gente en casa o no). Esta semana una veintena de couchsurfers en Bilbao está utilizando sus contactos a través de la página para quedar con gente a la que nunca han visto e ir a conciertos con ellos.

Hace dos años la página, que había empezado con ánimo solidario, se convirtió en una empresa privada registrada en Los Ángeles (EE UU), aunque utilizarla sigue siendo gratis. Muchos usuarios reaccionaron negativamente, pensando que la filosofía de ayuda y enriquecimiento mutuos se perdería. Según un usuario de seis años de antigüedad que prefiere permanecer anónimo, "mucha gente pretendía darse de baja como protesta, pero a la vez no querían perder toda su historia y sus contactos".  Afirma que a pesar de la privatización, el couchsurfing es un espíritu: "Aunque no acojas a nadie, echas una mano a la gente por email si están visitando la ciudad o quedas semanalmente."

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