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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un negocio redondo

Al paso que van las cosas, no habrá cárcel suficiente para tanto chorizo

Ahí es nada. Al paso que van las cosas (y al que irán si la judicatura no cede), el negocio del futuro consiste sin duda en la privatización selectiva por módulos de nuestras prisiones emblemáticas, tales como Soto del Real o Picassent, entre otras muchas. Ya Mario Conde (sobre el que ahora echan en las teles una espantosa miniserie), alardeó en su día de la buena gente que eran los presos que le tocaron como animales de compañía en sus años de prisión así como de la amistad que le une para siempre a un buen puñado de ellos. No es de extrañar, por aquello de que dios los cría y ellos se juntan. Y ahora mismo Luis Bárcenas hace grandes amistades entre sus compañeros de trullo mediante obsequios que nadie puede rechazar. Podrían haber practicado esa encomiable liberalidad cuando estaban en la calle, ya fuera suiza, neoyorkina o bermudiana, pero se ve que prefieren mostrarse más generosos todavía con los suyos verdaderos.

Imagine el lector, si a Francisco Camps le llega su momento de gloria carcelaria, repartiendo sus trajes gurtelianos entre los compañeros de celda, o a Rita Barberá disfrazando de rojas de ocasión a las pobres compañeras de celda, o a Rafa Blasco distribuyendo corbatas de Ágata Ruiz de la Prada ante la atónita mirada de los presos de chándal y zapatillas. No es que esos brillantes gestos de repostería no contribuyan a adecentar en lo que pueden los tristes espacios carcelarios, pero habrá que convenir en que, al cabo, quedan en poca cosa, como una escenografía rimbombante que trata de arropar la castañuela de un espectáculo de poca monta.

Y ahí es donde se echan de menos los grandes proyectos carcelarios, ya que no se excluye la posibilidad de que pronto parte de sus recintos estén ocupados por personajes de mucho postín. No habrá cárcel suficiente para tanto chorizo, y, persuadido de que el gobierno que nos ocupa habrá de tomar más cartas en el asunto antes que después, se propone desde aquí una privatización selectiva de módulos. Primero, para que los gerifaltes enchironados no se vean forzados a hacerse los simpáticos con personas que detestan como si se tratara de ellos mismos. Segundo, porque la gestión de esos módulos bien podría servir para redimir a los presos sin posibles fabricando ropa de marca falsa. Y tercero, porque los presos con posibles tendrían así una ocasión de oro para proseguir con la sustancia de sus negocios. Si eso funciona, que funcionará, llegará el momento en que habrá que unir los vuelos ilusorios del aeropuerto de Castellón con el que se proponen construir para Eurovegas a fin de facilitar el transporte rápido entre rufianes de cualquier nacionalidad y condición, de manera que habría un estupendo corredor aéreo para trasladar a los vips refugiados en Picassent hacia los que se entretienen regalando calzones en Soto del Real, y viceversa, con los beneficios que esos traslados humanitarios procurarían a los parcos presupuestos el Estado. Y si Bárcenas suspira por seguir esquiando, que se monte una red de pistas tan artificiales como su personaje.

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