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Cataluña se encomienda al turismo

La ocupación hotelera será de más del 80% en Barcelona y la costa, pero pincha en el interior El sector prevé que haya un 8,8% más de turistas extranjeros

Lluís Pellicer
Dos turistas posan en la plaza de la Catedral de Barcelona.
Dos turistas posan en la plaza de la Catedral de Barcelona.JOAN SÁNCHEZ

En otras épocas, el sector turístico lamentaba que no se reconociera su importancia en la economía catalana. Hoy sucede lo contrario. Otro año más, Cataluña se ha encomendado a esta industria para suavizar las consecuencias que acarrea el deterioro del resto de la economía. En un territorio con un sector a tres velocidades —Barcelona, la costa y el interior—, el sector espera de nuevo un aumento del turismo extranjero, sobre todo el procedente de fuera de la zona euro, que compensará la caída del turismo nacional. Los hoteles de Barcelona esperan llenar el 85% de sus camas durante el verano, mientras que los de la Costa Dorada, la Costa Brava y el Maresme prevén repetir la ocupación media del 80% de 2012.

Cataluña recibirá este año 15,7 millones de turistas —el 8,8% más que en 2012— que gastarán 13.400 millones de euros, según el índice de actividad turística que elabora la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). El director de este informe y catedrático de Economía de la Universidad Rovira y Virgili, Juan Antonio Duro, recuerda el “comportamiento dual” que se produce en el mercado turístico catalán. “Hay un contraste acentuado entre el aumento de turistas extranjeros y el descenso de los nacionales”, señala Duro, quien añade otras tendencias que agudizan ese carácter dual del sector turístico. “Dentro del turismo extranjero, hay una diferencia entre el buen comportamiento de los mercados emergentes y el de los tradicionales. Y dentro de estos últimos, hay mercados que se comportan peor, como Holanda y, sobre todo, Italia”, explica Duro.

Cataluña, sin embargo, ha hecho los deberes y ha diversificado sus mercados. En especial, Barcelona, donde el primer mercado es el norteamericano, que manda más de 600.000 viajeros anuales a la ciudad. La otra gran baza es Rusia, de donde Cataluña espera que lleguen este año cerca de un millón de turistas. Con menos fuelle, pero sin pausa, también crecen los viajeros procedentes de Asia, sobre todo China, Japón y Oriente Próximo. Todo suma cuando la recesión de la zona euro pone en duda el comportamiento de mercados históricamente muy relevantes. Las costas, por su parte, se beneficiarán de nuevo de la situación de inestabilidad de otros países, en este caso el norte de África y Turquía. “Las agencias ni recomendamos ni dejamos de recomendar, pero muchos turistas huyen de la inseguridad”, dice el presidente de las agencias de viaje, Francesc Carnerero.

El destino turístico que mejor se comportará será Barcelona, que logra mantener la ocupación y los precios a pesar del incremento constante de la planta hotelera y del aumento de apartamentos turísticos. Según el Gremio de Hoteles, el año pasado se abrieron 14 nuevos establecimientos y 1.643 plazas, lo cual eleva el parque de la ciudad a 352 hoteles y 65.100 camas. A pesar de un leve descenso de ocupación, los precios medios resistieron e incluso subieron hasta los 109 euros por habitación, aunque por debajo de los 120,5 de antes de la crisis.

Los precios y la ocupación aguantan en Barcelona pese a abrir más hoteles

El 50,4% de los turistas llegaron por motivos vacacionales; el 41%, por razones profesionales, y el resto, por otros motivos. “Barcelona es una ciudad más vacacional, ligeramente, pero parece que la balanza nos lleva a esa tendencia”, señala el secretario general del Gremio de Hoteles de Barcelona, Manel Casals, quien prevé que este verano sea similar al de 2012.

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La situación en la costa no es tan boyante como en la capital catalana, puesto que a pesar de que la ocupación será similar a 2012, el sector sí está viendo una bajada de los precios. Ahí se nota el bajón del turismo interior. “Fiambrera en la playa”, resume de forma gráfica el profesor de Esade, Josep-Francesc Valls. “La estructura vacacional del mercado español ha quedado muy desnuda, como en los años ochenta y noventa”, sostiene el profesor, quien recuerda que el litoral catalán es muy “discontinuo” en cuanto a la calidad de sus destinos. “Hay tramos de la costa que no están en la línea de modernidad de Barcelona o el centro de la Costa Brava. Estamos viendo que los precios caen en esas zonas, y si antes estábamos especializados en el turismo barato de costa, ahora estamos focalizados en ese turismo barato de playa pero masificado”, añade Valls.

Peores perspectivas tendrán los hoteles y casas rurales del interior de Cataluña, que reciben sobre todo turistas de la comunidad y del resto de España. “Principalmente los mercados español y francés nutren esos establecimientos. El año pasado sufrió, y todo indica que este año podría suceder lo mismo”, explica el presidente de las agencias de viajes, Francesc Carnerero.

Lloret busca inversión

LL. P.

Lloret de Mar fue la principal destinación turística catalana, con más camas hoteleras que Barcelona hasta principios de los noventa. Después del anuncio de la inversión de Barcelona World junto a Port Aventura, la capital de la Costa Brava trata ahora de captar nuevas inversiones. Para ello, todo el sector turístico, desde los hoteleros hasta el ocio, se ha unido para crear la Mesa Empresarial de Turismo de Lloret de Mar. Su presidente, Climent Guitart, explica que el objetivo es “afrontar juntos los retos de futuro”.

“El destino es un todo. Y Lloret está cerca de Barcelona, a dos horas de Toulouse y a cuatro de Lyon, con atractivo para invertir”, explica Guitart, que defiende el esfuerzo que ha hecho la localidad para renovarse. El sector busca inversiones en oferta complementaria, por ejemplo, en pequeños parques temáticos que complementen la oferta de sol y playa de Lloret.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Economía de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Ha sido corresponsal en Bruselas entre 2018 y 2021 y redactor de Economía en Barcelona, donde cubrió la crisis inmobiliaria de 2008. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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