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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

En el paraíso

La Filarmónica de Berlín es el mayor espectáculo sonoro del mundo.

La Filarmónica de Berlín dirigida por Simon Ratlle.
La Filarmónica de Berlín dirigida por Simon Ratlle.antoni bofill

La Filarmónica de Berlín es el mayor espectáculo sonoro del mundo. No existe una orquesta más perfecta y sus músicos exhiben sus cualidades con orgullo en cada concierto. De hecho, cada actuación de los filarmónicos es un acontecimiento. Por eso se apuntaron un tanto los responsables del Palau al aprovechar un hueco en la apretada agenda del conjunto alemán, que añadió a sus cuatro conciertos en Madrid una única actuación en Barcelona, convertida en la temprana inauguración de la temporada 2013-2014 de Palau 100, el ciclo estrella de la programación propia del templo modernista barcelonés.

Concierto de lujo que conlleva un logro histórico al ser la primera actuación del Orfeó Català y el Coro de Cámara del Palau de la Música con la mítica orquesta alemana. Como maestro de ceremonias actuó su director titular, el británico Simon Rattle, que decidió abrir el concierto con el Requiem, op. 48 de Gabriel Fauré, la obra que, a priori, debía cerrar la velada al ser la partitura escogida para el debut de los coros del Palau con la Filarmónica de Berlín. Extraña decisión, que proporcionó a la orquesta el protagonismo que merece, pero que restó emoción al encuentro. Con los deberes bien hechos y las pilas bien cargadas tras su emocionante debut en el Konzerthaus de Viena - el pasado 21 de junio interpretaron los Gurrelieder, de Schoenberg, bajo la dirección de Kent Nagano-, los coros del Palau firmaron una de las mejores actuaciones de su reciente historia, hipnotizados por la técnica y el carisma de un director que en cada gesto comunica a los intérpretes el carácter y la expresividad que debe tener cada pasaje.

Impresionaron las violas, de forma especial, en una sección de cuerdas dúctil, de sonido cálido y una perfección que no parece de este mundo. Y los coros ofrecieron un canto matizado, de suaves matices e intenso en los momentos de radiante plenitud. Cumplieron los solistas, la soprano Camilla Tilling y el jovencísimo barítono André Schuen, pero si hay que buscar instantes mágicos, la palma se la lleva el delicado In paradisum que, literalmente, nos llevó al paraíso.

Filarmónica de Berlín.

Filarmónica de Berlín. Camilla Tilling, soprano. André Schuen, barítono.

Orfeó Català. Coro de Cámara del Palau de la Música. Simon Rattle, director. Obras de Fauré y Schumann.
Palau, 1 de julio

Cosa infrecuente, los coros permanecieron en el escenario en la segunda parte, deleitándose, como todos, con la más apasionante versión de la Sinfonía núm. 2, en do mayor, op. 61 de Robert Schumann que pueda soñarse. Rattle construye el sonido orquestal desde sus más cimientos más sólidos, con una sección de contrabajos que actúa como motor del conjunto con una potencia arrolladora. Todos se lucieron- las maderas hicieran maravillas en el "Adagio espressivo" y el vigoroso final, de fuerza rítmica imparable, provocó el entusiasmo del público. Pese a la triunfal acogida, Rattle no concedió ni una propina, dejándonos a todos con la miel en los labios: teniendo en cuenta que no todos los días se puede escuchar a la mejor orquesta del mundo y lo que es peor, que no sabemos lo que tardarán en volver, se echó en falta una ración extra de gloria sinfónica.

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