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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Espionaje masivo

¿Puede el sistemático acoso a nuestra libertad individual, determinar las futuras pesadillas del mercado?

Snowden un exempleado de la CIA de 29 años, al descubrirse a sí mismo como un espía dedicado a la vigilancia masiva de ciudadanos por ordenador; al denunciar la existencia de redes dispuestas a seguir nuestros pasos, controlando un instrumento hoy tan familiar como un simple portátil, ha puesto en jaque al Gobierno más poderoso del mundo y al primer presidente de color que ha intentado gobernar en la Casa Blanca. Hemos descubierto de pronto lo que significan palabras como seguridad e información cuando salen de la boca de los altos mandatarios, en su empeño, claro está, por protegernos de todo mal ajeno al modo de vida americano, con el que tan bien vivimos.

A Obama se le adjudicó demasiado pronto el rol de campeón de los débiles, protector de las minorías, y potencial gestor de una sanidad y educación más justas, de un sistema fiscal equitativo, etcétera, entre otras supuestas virtudes. Occidente veía una vez más al hombre y se olvidaba de sus circunstancias. Guantánamo, Afganistán, Lehman Brothers, la “guerra contra el terrorismo” (musulmán, por supuesto), las filtraciones de WikiLeaks, la caza del terrorista Bin Laden, los drones, los excesos de las industrias químico farmacéuticas, la dictadura de la telefonía móvil y el actual caso Snowden, entre otros escándalos aireados por la prensa internacional, han puesto las cosas en su sitio.

¿Será este suceso una reedición inesperada de la vieja guerra fría por otros medios y nuevos protagonistas? Ni lo creo ni lo espero. Estamos en los inicios de un proceso por el que la pescadilla monstruosa del viejo capitalismo, travestido de neoliberalismo, ve agotados sus recursos, e ignorando como explotar sus activos y excedentes, comienza a autodestruirse, es decir, a morderse la cola.

Nuestro mundo (el de ellos) ha superado cronológicamente la guerra fría (que fue más caliente de la que suele admitirse) sin haber digerido los efectos indeseables de la caída del muro de Berlín, sin medir las consecuencias de la creciente degradación de Europa, de haber convertido una gran parte de África en un estercolero, a buena parte de Latinoamérica, junto a extensas regiones asiáticas, en la mayor fabrica de esclavos que vieron los siglos. Con la caída de la URSS con su falsa apariencia de contrapoder el Imperio necesitaba inventar un enemigo al que seguir derrotando para aumentar las ganancias y expandirse sin límites... Cuando se descubre que el nuevo enemigo no tiene fronteras precisas, porque ha sido a su vez mundializado por los mercados, todos, usted y yo, somos el enemigo. Surge así el espionaje masivo, esa necesidad de saber lo que estamos tramando. ¿Justifica esto el espionaje? ¿Puede el sistemático acoso a nuestra libertad individual, determinar las futuras pesadillas del mercado?

La guerra fría no basta al actual capitalismo. ¿Será necesaria una gran guerra caliente y total? Nos ponemos en su piel: Somos demasiados millones en el planeta. Los enemigos del sistema aumentan día a día. Sus ejércitos ya no son una reserva pequeña, sino los millones de desempleados, las mujeres emancipadas, los intelectuales disidentes, los viejos enfermos y los discapacitados que aumentan el gasto público; elementos claramente desechables. La chusma es “inmoral y peligrosa”; debemos procurar un mundo feliz y seguro para aquellos que han nacido para gobernar… En este nuevo orden, el espionaje masivo parece una practica normal. Superar la tristemente famosa STASI (policía secreta de la ex RDA) es un objetivo y se hace por el bien de la comunidad.

Claro que todo esto ya lo habían advertido Orwell, Huxley y un largo etcétera. Hitler, Stalin, Franco, Videla, Pinochet y otros pusieron en marcha programas para conseguir esas ‘reducciones de personal’ y fabricar un “hombre nuevo”, pero no pudieron implementarlos al completo. Fukuyama decretó el fin de la historia, sin embargo, la historia -para beneficio del BM y el FMI, entre otros- continúa y los beneficios aumentan…

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