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Un diputado del PP figura en una empresa constructora que no declaró

El exalcalde de Celanova aparece como socio en la empresa inmobiliaria

Mouriño, a la derecha, con Baltar hijo y Feijóo, en Celanova en el año 2012.
Mouriño, a la derecha, con Baltar hijo y Feijóo, en Celanova en el año 2012.NACHO GÓMEZ

El parlamentario autonómico del PP ourensano, el exalcalde de Celanova y pilar del baltarismo durante décadas, Antonio Mouriño, no ha incluido en su declaración de bienes registrada este año en la Cámara su participación del 20% en una promotora. Mouriño declaró depósitos por más de 163.000 euros y 15.000 dólares, cuatro coches y una moto y certificó como bienes inmuebles cuatro pisos, dos garajes, un local comercial y una finca. Sin embargo, el diputado figura como dueño de un 20% de las participaciones de la constructora Rúa Dos de Mayo, SL, con sede en la capital ourensana, aunque opera en toda España, y que, según consta en la última publicación recogida en el Registro Mercantil, tiene una facturación que oscila entre 750.000 y 1,5 millones de euros. La sociedad se constituyó en septiembre de 2006 con un capital social de 50.000 euros que fueron ampliados en 2009 hasta los 80.000.

En declaraciones a este diario el parlamentario popular reconoce sus propiedades en la promotora pero asegura que “en 2012 se cerró”: “Yo ya no tengo nada de eso”, dice. En el último dato registral, correspondiente al 21 de mayo de 2013, la empresa figura como activa y no constan en la declaración de bienes del diputado la venta de las participaciones.

Una inmobiliaria en el Sergas

C. H.

La actividad inmobiliaria que ha tenido el exalcalde de Celanova y parlamentario popular en la sociedad Rúa dos de mayo no es la única de su familia. Una de sus hijas, Maria Sol Mouriño Vázquez, empleada en el Sergas, se dedica también a la construcción de edificios a través de A Farixe, SL, constituida en 2004 en Celanova con un capital social de 78.000 euros y ubicada en la misma calle en la que el exalcalde tiene su residencia.

Las dos hijas de Mouriño siguen los pasos de su progenitor. La otra, Marta Mouriño Vázquez, trabaja en la Diputación. Aprobó una oposición del grupo A en la institución (una de las últimas que el cacique convocó antes de legarle el mando a su vástago) en donde ahora ocupa un puesto de delegada sindical como representante de los trabajadores bajo las siglas de CC OO y cuya junta de personal preside el cuñado del exbarón y tío del actual presidente de la institución, José Antonio Blanco Pérez, concejal del PP en Esgos.

A las pruebas para obtener tres plazas de técnico superior en desarrollo local y recursos europeos se presentaron 10 aspirantes pero solamente las superaron la hija del político baltarista de Celanova, la diputada en Cortes por el PP y exalcaldesa de Bande, Ana Belén Vázquez, y el hijo del presidente de la Cámara de Comercio, Esteban Fernández.

El exregidor sostiene que sus bienes “están muy claros”, y añade: “Aunque han intentado hacerme una campaña en contra, yo no oculto nada a Hacienda”. Explica que la cantidad que posee en dólares no es más que un depósito que el director del banco en el que tiene el dinero le recomendó hacer al comenzar la guerra de Irak. “Me dijo que lo más probable era que subiese el dólar, aunque está más bajo que el euro”.

Mouriño, administrativo en un negocio local de Celanova (5.900 habitantes) alcanzó la alcaldía de esa villa en 1991. Los cinco primeros años compaginó el empleo y el cargo político y en 1996 se acogió a la dedicación exclusiva. Desde entonces no ha tenido más oficio que la alcaldía (y su escaño de diputado provincial: ha sido uno de los hombres fuertes del baltarismo) en donde sus constantes subidas salariales fueron motivo reiterado de denuncias de la oposición.

En 2012, contraviniendo la proclama de la austeridad de los discursos del presidente autonómico, se subió el sueldo hasta dejarlo en casi mil euros más que el de un conselleiro: 63.000 euros anuales brutos y 7.900 más en concepto de dietas y de kilometraje. Unos meses después, y tras 21 años consecutivos presidiendo el ayuntamiento, Mouriño renunció a la alcaldía, aunque se mantuvo como concejal, tras obtener escaño por el PP en el Parlamento; un cambio que aseguró entonces que había solicitado él mismo porque es “muy inquieto”.

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Su decisión de alejarse de la primera línea de la política ourensana supuso también su renuncia al escaño de diputado provincial que mantuvo durante 17 años de fidelidad al exbarón del PP José Luis Baltar, procesado ahora por un supuesto delito de prevaricación relacionado con los enchufes, que en 2003 lo puso al frente del Instituto Ourensano de Desarrollo Económico (Inorde) dependiente de la Diputación, cargo en el que precedió al también hombre fuerte del Baltarismo, el alcalde de Barbadás y promotor inmobiliario José Manuel Freire Couto.

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