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Los destrozos incalculables del Garona

La factura para reparar La Vall d'Aran será millonaria y aún difícil de cuantificar

Unos vecinos retiran un piano en la iglesia de Santa Maria, en Mig Aran.
Unos vecinos retiran un piano en la iglesia de Santa Maria, en Mig Aran. Hermínia Sirvent

La reconstrucción de los destrozos causados en La Vall d'Aran por el desbordamiento, el pasado martes, del río Garona requerirá inversiones millonarias aún difíciles de concretar porque las aguas todavía no han vuelto a su cauce y muchos de los daños todavía permanecen invisibles. La factura para las Administraciones, para los particulares y para las aseguradoras tendrá muchos ceros.

El Gobierno central se ha apresurado a decir que el valle tendrá prioridad para acceder a los fondos de emergencia del Estado para reparar las infraestructuras de su competencia, principalmente la carretera N-230 que comunica con el sur de Francia. Esta vía, que registra un importante tráfico de camiones pesados, ha sido la carretera más castigada por las embestidas del río y cuenta con muchos tramos que han desaparecido. A la entrada de Les se ha tenido que construir un paso alternativo provisional de tierra.

Las restricciones actuales a los vehículos pesados han provocado la queja de asociaciones de transportistas, ya que los trazados alternativos por Huesca y Girona les representan un elevado coste en combustible.

Los técnicos del Ministerio de Fomento no quieren poner fechas para la ejecución de las obras porque pueden durar semanas o incluso meses, por lo que los daños reales no podrán evaluarse del todo hasta que bajen las aguas. Además de la reconstrucción de los tramos arrancados, las empresas constructoras tendrán que reforzar los laterales que discurren junto al Garona porque el agua minó los fundamentos de la calzada.

El director general de Carreteras del Ministerio de Fomento, Jorge Urrecho, afirmó el viernes que su departamento está trabajando desde el primer momento para restablecer el tráfico en esta vía de su competencia, por la que circulan cada día centenares de camiones que cargan y descargan en el sur de Francia. “El dinero no será un problema al tratarse de una obra de emergencia”, dijo.

Emili Medan, alcalde de Les, asegura que las restricciones de tráfico en esta vía tendrán una importante repercusión económica porque esta localidad y Bossòst, al final norte del valle, viven del turismo fronterizo. Al no haber circulación con el sur de Francia, de donde proceden la mayor parte de los clientes de sus comercios, las perdidas serán considerables.

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Los alcaldes piden medidas

La Generalitat de Catalunya ha cifrado en 12 millones de euros la factura de las obras de reparación de la carretera C-28, entre Vielha y Salardú, y de restablecimiento de siete sistemas de saneamiento destrozados en todo el valle, con numerosas conducciones de agua potable y 18 kilómetros de colectores de aguas residuales arrancados en Naut Aran, Casau y Casarilh, Vielha, Arròs. Aubert, Les y Bossòst.

El consejero de Territorio y Sostenibilidad, Santi Vila, explicó el viernes en Vielha que la Generalitat declarará el martes las obras como emergencia para que los trabajos puedan iniciarse de forma inmediata. “Estas inversiones millonarias seguro que las podremos afrontar”, dijo. “Es vocación y voluntad de Artur Mas que toda Cataluña se concentre en remontar esta situación en el Aran”, apostilló.

La Generalitat quiere que la carretera C-28, que comunica Vielha con el norte del valle, esté operativa lo antes posible para no interferir en el turismo de verano. La inversión en esta vía y en otras dos del Alta Ribagorça y Pallars Sobirà que también sufrieron desperfectos será de cinco millones, mientras que el coste de restitución de las redes de saneamiento ascenderá a otros siete.

La riada se cebó en los cascos urbanos por los que atraviesa el Garona, pero con especial virulencia con Arties, Vielha, Les y Bossòst, donde proliferan las segundas residencias, muchas de ellas construidas en primera línea de río. Medan explica que en Les los efectos fueron devastadores porque recibió el agua del resto del valle. “Hemos sufrido muchos daños, tanto en las infraestructuras públicas como en las propiedades particulares. Lo importante es que no ha habido víctimas. La canalización del río ha evitado desgracias mayores”, señala el alcalde, quien destaca el comportamiento solidario de los vecinos.

Tanto en Les como en Bossòst, la riada se apoderó del centro urbano, donde el agua alcanzó un metro de altura. En esta población y en Les se inundaron centenares de casas, restaurantes y comercios, se rompieron diversos tramos de los muros de protección y pasarelas y desaparecieron pavimentos, conducciones y colectores. “Costará muchos millones reparar los daños y sin la ayuda de las Administraciones no podremos asumirlo”, advierte Francisco Rodríguez, alcalde de Bossòst.

La mayoría de los alcaldes de los municipios damnificados tienen en mente la relación de destrozos ocasionados por la riada: casas, puentes, paseos, prados, campings, depuradoras, red de saneamiento, colectores, muros, etcétera. Tampoco se salva el único club de golf, situado en Salardú. Posiblemente no podrá volver a funcionar sin ayudas oficiales.

El 80% de las reservas

La riada tampoco tuvo piedad con la iglesia de Santa Maria del Mig Aran, uno de los lugares simbólicos del pueblo aranés donde el día anterior de la riada el presidente de la Generalitat presidió los actos de la fiesta nacional del Aran. El templo es la sede del banco de alimentos y de ropa para familias necesitadas. “Todo se ha perdido, menos la imagen de Santa Maria porque estaba en un lugar elevado del presbiterio”, señala el párroco, Pere Balaguer.

Los alcaldes consultados no se atreven a realizar cálculos sobre la factura de las reparaciones. “Queda tanto por hacer que no he tenido tiempo de pensar en cifras. Me preocupa más que los vecinos recuperen los servicios básicos y la normalidad del día a día”, indica Rodríguez.

Los responsables municipales piden la complicidad de las Administraciones a la hora de destinar recursos extraordinarios para las tareas de reconstrucción, así como un calendario de actuaciones. Y, sobre todo, que se tomen medidas para evitar que futuras avenidas del Garona causen tanta devastación a la población del valle.

La riada tendrá repercusiones económicas en el sector del turismo, principal motor económico del valle, ya que ha coincidido con el inicio del verano y de los deportes de aventura. Los hoteleros de la zona han hecho un llamamiento para animar a los turistas a visitar el valle, a pesar de que el 80% de las reservas para el puente de Sant Joan han sido anuladas. “Si quieren ayudarnos de verdad, que no dejen de venir por lo que ha pasado. El 90% de los servicios del sector están funcionando, excepto los campings, y de aquí a una semana todos lo harán con normalidad”, declaró Juan Antonio Serrano, presidente de la Federación de Hostelería de Lleida.

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