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Aguas de Valencia cierra su ‘annus horribilis’ con 21,2 millones de beneficio

El presidente del grupo valora las acciones del Banco de Valencia entre 40 y 60 millones

Miquel Alberola
El presidente de Aguas de Valencia, Eugenio Calabuig, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá.
El presidente de Aguas de Valencia, Eugenio Calabuig, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. MÒNICA TORRES

Eugenio Calabuig deploró este martes que 2012 “ha sido un año muy duro, terrible” para la empresa que preside, Aguas de Valencia. No hablaba en términos económicos (en los tiempos que corren, los resultados obtenidos por el grupo han sido notables: 21,2 millones de euros de beneficio), sino que se refería a las turbulencias en la que se ha visto inmerso desde que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) intervino el Banco de Valencia, su principal aliado en Inversiones Financieras Agval (la sociedad formada por Fomento Urbano de Castellón y la extinta entidad financiera, que controla el 60,68% de la compañía).

El presidente subrayo en fosforescente el contraste de los buenos resultados, que suponen un 15,4% de mejora respecto al ejercicio anterior, con las tensiones (a menudo judiciales) que han sacudido a Aguas de Valencia y que percibe como una presión destinada a alterar la relación de fuerzas en el seno de la compañía. “Solo tenemos una explicación para lo que nos ha pasado este año”, apuntó sin desvelarla, y celebró que finalmente “se han ido poniendo las cosas en su sitio”, en clara alusión a la anulación por parte de la Audiencia Nacional del embargo judicial del 7,9% de las acciones de Agval, que se produjo tras una denuncia del FROB.

Queda por resolver lo principal: el destino de las acciones del Banco de Valencia (el 49% de Agval), ahora en manos de Caixabank, lo que deterninará la futura propiedad de la compañía. Calabuig, como socio mayoritario (el 51%) ha decidido ejercer el derecho de tanteo para adquirirlas al cumplirse el supuesto de que un tercero (Caixabank) se ha convertido en el propietario de esas acciones sin el consentimiento del resto de los socios. Para ello, ha recurrido a la Corte de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Valencia, un proceso que durará unos seis meses.

En una comida con periodistas realizada tras la junta general de accionistas, el presidente de Aguas de Valencia valoró el precio de las acciones del Banco de Valencia entre 40 y 60 millones de euros y afirmó disponer de la financiación necesaria, aunque no desveló si se trata de recursos propios, en el caso de que el proceso de arbitraje le sea favorable. La idea, señaló, es “volver a los orígenes de Agval y quizá dar entrada a algunos empresarios valencianos de un determinado perfil para recuperar la estabilidad accionarial”.

Calabuig admitió haber mantenido previamente “dos contactos oficiales” con Caixabank sin haber acercado posturas sobre las acciones del Banco de Valencia, aunque destacó que “las maneras” de la entidad financiera catalana “son mejores que las del FROB”. Caixabank posee, asimismo, el 24,14% de Aguas de Barcelona, la principal competidora de Aguas de Valencia, en la que comparte alianza con Suez Environnement, propietaria del 73,35%. La compañía francesa también tiene el 33% de Aguas de Valencia, con lo que el solapamiento de intereses es total. Debido a esta duplicidad y a instancias de la Comisión Nacional de la Competencia, Caixabank tuvo que renunciar a tener representantes en el consejo de administración de Aguas de Valencia para poder mantenerlos en Aguas de Barcelona.

En la junta de accionistas, según reveló Calabuig, el director de Proyectos de Suez Environnement, Pierre Achard, llamó la atención sobre la liquidez de la empresa valenciana y preguntó si, en consecuencia, habría un reparto extraordinario de dividendos. Una posibilidad que no contempla Aguas de Valencia, que tiene uno de los niveles de endeudamiento más bajos del sector, por la necesidad de acumular fondos para acometer inversiones ante las dificultades de obtener créditos en el mercado financiero.

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La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, que este martes recibió a Calabuig tras la junta de accionistas, insistió en que “los gestores y quienes toman las decisiones sobre la gestión del agua sean de Valencia”.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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