Poesía de estrofa pegadiza

Apreciamos la poesía porque arroja nuevas miradas sobre el mismo mundo, porque cuenta historias o expresa emociones con la precisión de una cuchilla que corta un suspiro. Poesía: la palabra tocada por el dedo de los dioses. Tomemos unos versos como ejemplo de excelencia: “Numerao, Numerao / viva la numeración / quién ha visto matrimonio / sin correr amonestación / pavo real hu / pavo real hu”. El autor es el cantante melódico El Puma, que como el Fary, Mecano, etc, nunca pensaron que sus letras fueran a ser recitadas como poemas, con un resultado tan desastroso… y descacharrante.

Rapsodia Barata es un “antirrecital de poesía macarra” ideado por la actriz Cristina Domínguez (Sevilla, 1982), y se puede ver hoy a las 20.30 en el Volta Café. La cosa empezó cuando en su ciudad natal empezó a salpimentar recitales de poesía “convencional” (que muchos consideran algo aburridos, aunque recitase a Sylvia Plath, Bukowski o Luis Alberto de Cuenca…) con letras de reggaetón. Al venir a Madrid decidió ampliar el show, que no es un recital al uso, si no que tiene su dramaturgia: la actriz reflexiona sobre el sentido último de estas composiciones y trata de comprender “cómo a alguien, algún día, se lo ocurrió escribir eso”.

“Tengo mucha memoria, es casi lo mejor que tengo, una habilidad especial para memorizar cosas inútiles y absurdas. También tengo la suerte de que desde pequeña he tenido la oportunidad de escuchar mucha música friki”. Domínguez no tiene complejos en mezclar eso que se ha dado en llamar “alta y baja cultura”: “Soy de ese grupo de personas que pueden meterse ‘basura’, o productos de baja calidad, y contrarrestarlo con cosas interesantes. Me gustan esos contrapuntos. No tengo prejuicios en ese aspecto”.

Al ver Rapsodia Barata, entre risa y risa, lo que uno se pregunta es cómo podemos ser tan inconscientes al tatarear lo que tatareamos. “Pasa mucho con la música pop, que es la que tarareas o la que bailas en una discoteca, o te ponen en la radio o en un anuncio. Pasa también con la música en inglés [en el show hay una sátira de Beyoncé]: tarareas en inglés porque piensas que en ese idioma es todo más guay, y luego al traducir te das cuenta que hay muchas letras ridículas. Así que para tararear a los Beatles sin entrarte, mejor tararear de El Fary…”

La gigantesca figura de El Fary, por cierto, es central en Rapsodia Barata: “Es el clímax, ya me dicen algunas personas que si no está el Fary no vienen a verme. Es un universo en sí mismo. Además, lo seguí como actor en la serie Menudo es mi padre, y no lo hacía mal. Era un tío genial”. Como muestra, un fragmento de su superéxito La Mandanga: “Me voy pá la discoteca a buscar mi chirifú / mirad si me pongo bien que creo que soy Kung Fú”. Lo cierto es, a pesar del cachondeo que se hace con estos compositores, el show destila cierta ternura por sus indelebles figuras.

Junco, el cantante, también tiene su momento de gloria: “Jardín prohibido, el tema inaugural, trata sobre un hombre que pone los cuernos a su mujer con su mejor amiga (de ella). Lo que es para matarle es cuando dice ‘lo siento mucho, la vida es así, no la he inventado yo”

Mecano copa bastante parte del espectáculo, en el que también aparecen Shakira, Daddy Yankee con su A mí me gusta la gasolina o algunas sevillanas. Aunque tal vez lo más reseñable sean estos angélicos versos de la última creación de Leticia Savater: “Papito, qué pedo me llevas / me gustan latinos / me ponen cachonda / cuerpos musculosos / me pone su anaconda / (…) mi pecho se empitona / señor policeman, odio el control de alcoholemia”.