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234 entidades reparten comida en Barcelona para luchar contra el hambre

El Ayuntamiento quiere unificar la distribución solidaria de alimentos

Camilo S. Baquero
Una persona busca comida en un contenedor próximo a un restaurante del centro de Barcelona
Una persona busca comida en un contenedor próximo a un restaurante del centro de BarcelonaCARLES RIBAS

Un total de 234 entidades, repartidas por todo Barcelona, tejen la red que ayuda a ponerle coto al hambre en la ciudad, una de las consecuencias más duras de la crisis. El Ayuntamiento presentó ayer un estudio que revela el mapa de los problemas alimentarios, teniendo en cuenta la oferta de sitios que reparten comida preparada o víveres a unas 56.000 personas, según estimaciones de la Cruz Roja y Cáritas, aunque algunas pueden pedir ayuda en más de un sitio. Ante esta atomización, el Consistorio plantea agrupar algunos de estos puntos de distribución para hacer más eficiente la labor de entidades como el Banco de Alimentos. También comenzará a entregar las ayudas económicas alimentarias mediante tarjetas monedero.

En la ciudad, dice el informe, hay 86 sitios donde se entrega comida preparada o comedores, mientras que hay 176 donde las personas en riesgo de exclusión social pueden acceder a alimentos sin preparar. Algunos ofrecen ambos servicios. Ciutat Vella es el distrito que más entidades alberga, con 43. Un total de 18 entregan comida elaborada. En Les Corts son 5 los comedores y en Sarrià, 14. El caso de Nou Barris es particular. Solo una entidad sirve alimentos, pero hay 14 que entregan víveres. El gerente de Calidad de Vida, Àngel Miret, explicó que en la ciudad hay 15 movimientos solidarios que reparten comida en la calle, como hasta hace poco se hacía en la Rambla.

La cuarta teniente de alcalde de la ciudad, Maite Fandos (CiU), explicó ayer que el modelo que el Ayuntamiento quiere impulsar es el del proyecto de Distribución Solidaria de Alimentos (DISA) que funciona en Nou Barris desde finales del año pasado y agrupa a ocho parroquias. La iniciativa, liderada por el padre Joan Quadreny, logró unificar el trabajo de voluntarios en un solo local, en la calle de Selva. Antes, cada iglesia entregaba cestas de alimentos a sus feligreses e iba a buscar donaciones.

Allí también se implantó un sistema de puntos —que otorgan los Servicios Sociales del Consistorio, de acuerdo a sus necesidades del ciudadano— que le permite al usuario comprar en el súper solidario lo que necesite. Por ejemplo, una anciana sin personas a su cargo recibe 12 puntos al mes. En el local de DISA, un kilo de arroz cuesta medio punto, igual que un litro de leche. “Este sistema es más equitativo, más dignificante y no hay colas”, aseguró Fandos.

La edil remarcó que son las entidades que ayudan a las personas a no pasar hambre las que tienen que mostrar voluntad de agruparse. El Ayuntamiento, agregó fandos, pagará el alquiler del local si cumple con las condiciones que le permitan funcionar como supermercado y como nave de almacenamiento. Miret explicó que ya hay dos proyectos similares al de DISA muy adelantados en el Poble Sec y en el Eixample. El centro de Nou Barris atendió unas 4.000 personas el mes pasado.

"Hay alimentos para todos"

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En la rueda de prensa también comparecieron representantes de la Cruz Roja, Cáritas y del Banco de Alimentos. “En Barcelona no hay ningún caso de desnutrición, lo que hay son familias con dificultades, y lo que ya hemos hecho es activar los recursos necesarios”, reivindicó Fandos, que aseguró que los Servicios Sociales atienden a todo aquel que lo solicite.

Antonia Jiménez, representante de la Cruz Roja, señaló la importancia de diferenciar entre desnutrición y malnutrición y recalcó la necesidad de trabajar por una dieta equilibrada de las personas con dificultades económicas. Fandos inclusive llevó esta responsabilidad a toda la ciudadanía y no dudo de ponerse dos veces como ejemplo, en nota de humor, de que una persona puede estar mal nutrida sin por ello estar desnutrida. “En esta ciudad todos tienen acceso a los alimentos”, remató, en la misma línea que siempre ha sostenido el alcalde Xavier Trias. El año pasado, en los 40 centros que tiene el Ayuntamiento, se atendieron a 68.635 personas. La ciudad cuenta con 17 comedores sociales.

Por Cáritas asistió su director en Barcelona, Jordi Roglà, que aclaró que aunque es importante dignificar la entrega de las ayudas alimentarias no se puede solo “abordar las consecuencias y no las causas de la crisis”. Roglà propuso disponer de un ‘minifrob’ —el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria con el que se inyecta dinero a los bancos— para parar la pobreza en el Estado. Con este dinero, aseguró, se podría actuar sobre “la primera chispa que se detecta en las familias” y no cuando ya tienen problemas de alimentación. “Un 5% del Frob habría salvado del desahucio a 30.000 familias”, ejemplificó.

Por su parte, Belén Giménez, del Banco de Alimentos, alertó sobre los problemas nutricionales de bebés de edades entre cero y dos años que no están escolarizados. La entidad, que recoge excedentes alimentarios y donaciones particulares, atendió 138.000 personas a través de las entidades que reparten víveres el año pasado, 8.000 de ellos bebés de hasta 24 meses. Giménez explicó que la entidad está haciendo “un esfuerzo muy grande” para poder conseguir alimentos especiales para este segmento de edad.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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