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La Generalitat proyecta un tren hasta la T1 de El Prat ante la inacción de Fomento

Vila adapta el proyecto de conexión que el ministerio adjudicó en 2010 y no ha construido

Dani Cordero
Usuarios de Renfe en la estación de El Prat de Llobregat, en una fotografía de archivo.
Usuarios de Renfe en la estación de El Prat de Llobregat, en una fotografía de archivo. CARLES RIBAS

Una solución posibilista para un problema, los accesos ferroviarios al aeropuerto, que Barcelona arrastra desde los años 90. El consejero de Territorio de la Generalitat, Santi Vila, ha propuesto al Ministerio de Fomento implantar un tren lanzadera entre el centro de Barcelona y la T1. Un trayecto que se realizaría por las vías actuales de la línea de Cercanías que va a Vilanova y que pasado El Prat bajaría al subsuelo hasta la Terminal 1, a través un túnel de 4,5 kilómetros de nueva construcción.

La fórmula para "desencallar" el acceso, tal y como ha expresado Vila, pasa por contar con operadores privados para financiar la inversión en un 50% y por prescindir, en una primera fase, de construir la estación de la Terminal 2, donde funciona la terminal antigua. Además, el proyecto contempla un suplemento por el uso de la lanzadera. La tarifa que nunca superaría los seis euros y se fijaría según el uso. Los usuarios habituales de la línea, como los empleados del aeropuerto, se librarían de ese suplemento.

Vila, quien intenta mantener una relación cordial con la ministra de Fomento, Ana Pastor, le presentó su proyecto el pasado martes. El planteamiento del Departamento de Territorio tiene mucho de tirón de orejas al ministerio por su "inacción" -según ha dicho Vila- para sacar adelante la conexión con el aeropuerto, proyectada en 1998, adjudicada en 2010 y, en cambio, sin que se hayan iniciado las obras. Ahora la Generalitat rescata el mismo proyecto del Estado pero lo intenta adaptar al nuevo contexto económico: no construirá estación prevista en la T-2 de momento para poder abaratar el proyecto hasta los 217 millones de euros, respecto a los 310 millones que preveía Fomento inicialmente.

Desde su inauguración en 2009, el principal problema de la T-1 ha sido su conexión con transporte público: la única vía para llegar a sus instalaciones es la carretera, ya sea a través del vehículo particular, el taxi o los servicios de autobuses públicos. Y eso que por sus instalaciones pasan 23 de los 35 millones de pasajeros anuales que tiene todo El Prat. La Generalitat considera que el ferrocarril desde Sants podría asegurar frecuencias de quince minutos con un tiempo de trayecto de 19 minutos (26 minutos desde la estación del Paseo de Gracia). Las nuevas lanzaderas harían más atractivo el uso del tren y permitiría duplicar, según los cálculos de la Generalitat, el número de personas (4,5 millones al año) que hoy lo utilizan para llegar hasta el aeropuerto.

El objetivo de la Generalitat es acelerar al máximo la puesta en marcha del servicio, que en un cálculo optimista sería posible en 2017, si se empezara a trabajar en el proyecto este año. Esa fecha significaría adelantar un año el calendario previsto por el Ministerio de Fomento, de cinco años de obras. La Generalitat considera que la puesta en marcha de la nueva lanzadora facilitaría también la conexión entre las terminales 1 y 2 de El Prat, que en 2017 ya tendrían que estar conectadas a través de la línea 9 del metro, si el calendario no se vuelve a dilatar.

Vila ha vuelto a abrir la puerta a que otros operadores, más allá de Renfe, puedan explotar la lanzadera hasta El Prat. Ha hablado de la francesa SNCF o de la autonómica Ferrocarrils de la Generalitat para asumir el servicio.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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