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Los forenses sospechan que Vila dio líquidos cáusticos a cuatro ancianos más

El celador de Olot confesó que mató con productos corrosivos a tres de sus once víctimas

Los análisis forenses de los ancianos de La Caritat asesinados por Joan Vila no son concluyentes porque los cuerpos estaban en muy mal estado. Algunos llevaban más de un año muertos cuando les desenterraron. Pero los exámenes a los cadáveres que realizaron los médicos del Instituto de Medicina Legal de Girona arrojan algunas dudas alarmantes, que no han podido ser despejadas del todo. Los especialistas creen que el celador de Olot, Joan Vila, pudo suministrar líquidos cáusticos a cuatro víctimas más, según recoge Europa Press.

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Vila, asesino confeso de 11 ancianos, explicó al juez que solo se valió de lejía y desincrustantes en tres de los asesinatos. Según su versión, a otros seis ancianos les dio un cóctel de barbitúricos y a los dos restantes, inyecciones de insulina.

En las autopsias realizadas se encontraron manchas negras en la zona de la boca y el esófago que podrían ser compatibles con la ingesta de este tipo de productos corrosivos en cuatro cadáveres más, según contaron ayer los médicos forenses en el juicio que se celebra en la Audiencia de Girona. Lo que supondría que Vila se valió de un método cruel, que provoca un dolor insoportable, para matar a siete de sus 11 víctimas. Hasta ahora, el celador no ha explicado por qué cambió de método.

“Lo que lo hace sospechoso es que todos tiene estas placas negras en la boca o el esófago, en el tramo digestivo. Este es el indicio de que algo raro ha pasado”, expuso en su declaración el forense Narcís Bardalet. Precisamente, las quemaduras que presentaba en la cara, en la boca, en el esófago y el escote Paquita Gironès, de 85 años, delataron la actividad criminal de Vila.

En los cuatro cuerpos se encontraron restos “compatibles con la ingesta de cáusticos aunque no puede afirmarse que sean la causa de la muerte”, ya que estas manchas también podría ser fruto de la putrefacción de los cadáveres, añadió otro de los forenses, Jordi Costa.

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Tampoco son definitivos los análisis de los restos biológicos que elaboraron los peritos del Instituto de Medicina Legal y del Instituto Nacional de Toxicología. Explicaron que los restos de fármacos que hallaron en las víctimas no formaban parte de la medicación que tenían asignadas. En algunos casos, hallaron hasta siete medicamentos diferentes. Aunque los especialistas no pudieron determinar si el consumo de esos fármacos fue la causa de la muerte de los ancianos. También ellos toparon con el problema del “avanzado estado de descomposición y putrefacción \[de los cadáveres\], lo que dificultó la obtención de resultados”, según esa misma agencia.

Los agentes de la policía científica de los Mossos d’Esquadra contaron también ayer, en la octava sesión del juicio, que en uno de los discos de memoria que intervinieron a Vila recuperaron fotografías de 38 ancianos que habían sido borradas. En ellas, aparecen personas mayores en comedores o en el baño, contaron los agentes.

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