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75.000 espectadores en el II Optimus Primavera Sound de Oporto

Neutral Milk Hotel, primer nombre confirmado para 2014

La longitud de la cola para cambiar entradas por pulseras en la tarde del jueves pasado ya anticipaba que la medida de la segunda edición del Festival Primavera Sound en Oporto iba a superar con creces a su predecesora. El primer cálculo oficial habla de 75.000 asistentes a tres días de conciertos en el Parque da Cidade y un empate técnico entre el público de fuera y el local. A poco que uno pusiese la oreja sonaban inglés, portugués y español a partes iguales. El éxito se traduce en que los estadounidenses Neutral Milk Hotel, la banda de Jeff Magnum con la que publicó el celebrado In The Aeroplane Over The Sea(1998), son el primer nombre confirmado para la tercera entrega del festival, prevista para los días 5, 6 y 7 de junio de 2014.

En los anales de la que acaba de suceder quedará para siempre la presencia de Blur en el escenario principal. Eran los más esperados, tras su paso por el certamen homólogo barcelonés las expectativas habían crecido todavía más y en Oporto cumplieron con creces. Claro que si abres un concierto con "Girls & Boys" es fácil que todo vaya rodado, pero para mantener la tensión hasta el último instante, "Song 2", hay que ofrecer algo todo el tiempo, y eso fue lo que hicieron los ingleses, además de una brillante puesta en escena con sección de viento y coros. Hasta que aparecieron Damon Albarn y sus amigos, al segundo día de conciertos, la foto fija del certamen era para Nick Cave. Con el tema que abre su último disco, Push de Sky Away (2013), "We No Who U R", empezó el espectáculo caveano: aparecieron el predicador psicópata que dice ojito con el apocalipsis, el tahúr que busca la senda de la espiritualidad en el sexo, la naturaleza y el amor y un diablo que recita, gime, se contonea y hace equilibrios en la valla que lo separa del público para dejarse manosear por las muchas chicas que ocupaban las primeras filas. El australiano, enfundado en un traje negro brillante, y sus Bad Seeds dieron una lección de actitud escénica y provocaron ritmos vertiginosos que aceleraron las pulsaciones de los espectadores.

Tres días dan cabida a propuestas estilizadas como el barroquismo multicultural de Dead Can Dance, una rareza sonora en medio de la corriente pop/rock mayoritaria, la mala leche catártica de The Drones, comprobar que retornos como el de The Breeders no siempre merecen la pena, ver a los catalanes Manel defender su puesto en el escenario grande con Dinosaur Jr. y My Bloody Valentine y escuchar al público pedir un bis a Los Planetas que se pisó con el inicio de Explosions In The Sky en el palco vecino. Para muchos que lo disfrutaron sentados en la confortable hierba del parque bajo la noche estrellada, el poderío instrumental de la banda de Austin fue de lo mejor de esta edición.

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