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Mujica busca sus raíces en Muxika

El presidente de Uruguay dedica unas horas de su larga gira internacional a visitar la localidad vizcaína donde se encuentra el origen de su apellido

Casa Torre de Muxica
Casa Torre de MuxicaFERNANDO DOMINGO-ALDAMA

Los vecinos de Muxika, unos 1.500 dispersos en su mayoría en caseríos y viviendas unifamiliares, han encontrado esta semana en los buzones una hoja que les informa de la llegada este fin de semana de un ilustre visitante. José Mujica, el presidente de Uruguay, en medio de una trepidante gira internacional por Asia y Europa, ha elegido la localidad para pasar unas horas entre su estancia en Roma, con entrevistas con el papa Francisco y el presidente Giorgio Napolitano, y las reuniones de carácter económico en Mondragón. Mujica visita Muxika en busca de las raíces de su apellido, aunque apenas sabe nada de los orígenes de su familia ni ha seguido el rastro de los parientes que su bisabuelo dejó atrás cuando emigró a América.

“No ha investigado el pasado de la familia”, explica un portavoz de la presidencia de Uruguay. “Los emigrantes dejaron una vida atrás de la que no hablaron. A los que buscan les cuesta encontrar porque no escucharon historias del pasado en sus casas”. El Ayuntamiento de Muxika le dedicará esta mañana un sencillo recibimiento para el que habrá que madrugar. A las 8.30 horas los ocho concejales y el alcalde Aitor Goldaraz (Bildu) le esperan en la casa consistorial para acompañarle, después del aurrezku de honor, a la casa-torre de san Román, una edificación medieval reconstruida a finales del siglo XV, donde se encuentran los orígenes del linaje de los Mujica. Goldaraz le entregará una réplica de la llave y la cerradura de madera del acceso a la casa-torre que uno de los últimos señores Mujica mandó construir.

Mújica quería hablar

“Es el símbolo de que tiene las puertas del pueblo abiertas”, explica el alcalde. El presidente uruguayo también recibirá el escudo heráldico de su apellido. Sin problemas de protocolo ni exigencias, Goldaraz dice que la organización de la visita se ha hecho en un clima de “buena sintonía y amabilidad”. Solo ha habido un requerimiento personal del presidente: quiere estar con vecinos del pueblo que, como él, se acercan a los 80 años. El anuncio de la visita ha pasado casi desapercibido en la localidad. Bajo la intensa lluvia del pasado viernes el tránsito de vehículos era escaso; a pie no se veía a nadie por las carreteras que unen los barrios de Muxika. En el bar Galzada se prestaba más atención al mal tiempo que está retrasando el trabajo en las huertas que a la llegada del mandatario uruguayo.

El bisabuelo del presidente se estableció en Uruguay a mediados del siglo XIX. Nada más se sabe de las raíces vascas de Mujica, vencedor de las eleccciones presidenciales de su país en 2010, con 75 años, en la candidatura de izquierda del Frente Amplio, después de haber vivido una intensa biografía que pasa por el activismo en la guerrilla tupamara, una fuga de prisión, años de tortura en la cárcel de la dictadura, y cargos de senador y ministro. Mujica, un jefe de Estado atípico que sigue viviendo en su granja de los alrededores de Montevideo, dona buena parte de su sueldo y no lleva corbata, quiere caminar por el pueblo. No tendrá mucho tiempo. La agenda oficial manda y a las 11 de la mañana le esperan en las cooperativas de Mondragón.

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