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Un expolicía degüella a su cuñada y hiere a su pareja en Caldes de Malavella

El detenido llevó a cabo el crimen ante los hijos menores de la víctima Muere otra mujer en Valls por un corte en el cuello de arma blanca

Familiares de las víctimas asesinada por su cuñado, esta mañana en Caldes de Malavella.
Familiares de las víctimas asesinada por su cuñado, esta mañana en Caldes de Malavella.PERE DURAN

Armado con un cuchillo y excitado, se presentó a las ocho de la mañana de este martes el expolicía Antonio A. en la casa de su hermano, donde se había mudado estas últimas semanas su pareja. Tocó el timbre y cuando le abrieron la puerta, degolló a su cuñada —esposa de su hermano— e hirió de gravedad con el mismo cuchillo a su pareja, de la que se estaba separando, según fuentes policiales. 

Luego el hombre cogió el coche y condujo desde la urbanización Llac de Cignes, en Caldes de Malavella (Selva), hasta el hospital de Santa Caterina, en Salt (Gironès), a unos 20 kilómetros. “Estamos heridos”, les dijo a los facultativos que les atendieron al llegar al centro sanitario. Los médicos enseguida sospecharon del hombre, que estaba manchado de sangre, y los Mossos lograron detenerle allí mismo.

Poco después, los servicios de Emergencia acudieron a la casa del hermano del detenido, donde encontraron muerta a su mujer. La agresión, según fuentes policiales, se produjo frente a los hijos menores tanto de la cuñada como de la mujer de Antonio A. El hombre, de 52 años y vecino del municipio de Vilablareix, fue policía local de Girona hasta 2006 y estaba en trámites de separación de su esposa. Durante ese tiempo, la mujer se había mudado a la casa del hermano de este. Hasta el momento, no consta que la mujer hubiese presentado denuncia alguna contra él por violencia machista, según esas mismas fuentes.

Coincide además que la mujer trabaja también en el Ayuntamiento de Girona, como coordinadora de los agentes cívicos de la ciudad, que se dedican a tareas de mediación. A última hora de la jornada, la víctima seguía ingresada en el hospital de Santa Caterina, con pronóstico estable y fuera de peligro, tras la interviniesen de urgencia a primera hora de la mañana.

Una vecina de Caldes, Antonia Martín, explicó a Efe que su hija vio un vehículo “que daba volantazos raros en la calle” y que, posteriormente, se detuvo frente a la casa en la que se produjo la agresión. “En el coche había un hombre que hacía gestos extraños, de alguien muy nervioso”, añadió Martín, quien regresó a su casa y no se percató del suceso hasta que le alertó la llegada de un helicóptero y de policías.

Otro residente en la urbanización, José Manuel Fernández, también vio el coche del expolicía y señaló que “circulaba como un loco” y que pasó “varias veces” frente a la casa de la fallecida. “Estamos anonadados”, indicó este vecino. Otra testigo, vecino de la zona, aseguró a Europa Press, que el acusado fue a la casa de su hermano a buscar a su mujer y que “la cuñada se metió en medio para defenderla” cuando se produjo la agresión.

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La Generalitat de Cataluña condenó los ataques a las dos víctimas. A través de un comunicado, la presidenta del Instituto Catalán de las Mujeres, Montse Gatell, expresó su pésame a la familia de las mujeres. Hay que aislar “cada vez más esta lacra desde todos los campos y ámbitos implicados”, pidió Gatell.

Con el suceso de este martes, son dos las mujeres muertas en menos de 24 horas en Cataluña. La noche del lunes, una mujer de 51 años fue hallada sin vida en su piso de Valls (Alt Camp). Marta L. M, vendedora de cupones, de 51 años, presentaba varias puñaladas, al menos una de ellas en el cuello. La policía continúa buscando a su asesino, y no se descarta que el móvil sea el robo, aunque todas las hipótesis siguen abierta.

La fallecida residía en un segundo piso del número 3 de la calle Pare Palau. Los mossos acudieron a la vivienda alertados por los allegados de la mujer, ya que no sabían nada de ella desde el pasado viernes. Los agentes llamaron al timbre, pero al ver que nadie respondía decidieron acceder a la vivienda. Una vez dentro, hallaron el cadáver de la víctima tendido en el salón y la casa revuelta. La fallecida vendía cupones de la ONCE, por lo que era muy conocida por los vecinos de la plaza del Pati de la ciudad. A la mujer no se le conocía ningún compañero sentimental, según fuentes cercanas al caso.

La investigación del homicidio se encuentra bajo secreto de sumario, por lo que todavía se desconoce el móvil del crimen. La policía mantiene abiertas todas las hipótesis, aunque desde un primer momento cobró fuerza la tesis de un robo, ya que al parecer encontraron la casa revuelta. La policía espera que la autopsia esclarezca las circunstancias de la muerte.

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