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La gestión de los 128 millones investigados desató cuatro ceses

Agricultura concedió 1,4 millones a AVA-ASAJA en una subvención

Ignacio Zafra
Maritina Hernández, en 2011, cuando era consejera.
Maritina Hernández, en 2011, cuando era consejera. JUAN CARLOS CÁRDENAS (EFE)

La exconsejera de Agricultura Maritina Hernández, que estaba al frente del departamento cuando se pusieron en marcha las líneas de ayudas por importe de 128 millones de euros investigadas ahora por la sección de Delitos Económicos de la Fiscalía de Valencia, limitó ayer los graves hechos denunciados por una funcionaria a “errores” o “irregularidades” aisladas en el marco de procedimientos “muy complejos”. Hernández negó que la gestión de esas dos líneas de ayudas para el desarrollo local, una de ellas cofinanciada por la UE, generase problemas en la consejería. Otras fuentes aseguran, sin embargo, que el muy deficiente modo en que se manejaron las ayudas, que se conceden en un ejercicio pero se abonan en varias anualidades, convirtió el departamento en una olla a presión.

El hecho es que en poco más de un año cuatro personas que trabajaban en el departamento encargado de las millonarias subvenciones lo abandonaron. Tres de ellos, una subdirectora general y dos jefes de servicio, por voluntad propia y, según la versión oficial, motivos personales. La cuarta, la funcionaria que ha denunciado la existencia de irregularidades masivas en el reparto y control de los fondos, se ha visto expulsada de la Administración valenciana al no renovar la Consejería de Presidencia de la Generalitat (en la que ha quedado incluida Agricultura desde diciembre) su comisión de servicios.

Las salidas del departamento de altos cargos correspondieron a María José Bayarri, en enero de 2012. A Alfonso Carbonell, que fue nombrado jefe de servicio a principios de 2012 y dimitó en noviembre del mismo año. Y a Pau Aviño, que sustituyó a Carbonell y dejó el cargo menos de dos meses después.

Los fondos de la UE para estimular la economía acabó en los Ayuntamientos

A diferencia de la versión oficial, reiterada ayer por la exconsejera Hernández, las fuentes consultadas enmarcan los hechos en la tensión generada por la urgencia de cerrar a toda prisa expedientes técnicamente complejos, que habían sido aprobados y en buena medida pagados en ejercicios anteriores, y que en un número significativo de casos presentaban irregularidades de casi imposible subsanación. El problema de origen, siguen las fuentes, consistió en que el departamento dedicado a gestionar los 128 millones de euros de ayudas no contaba con el el personal necesario, especialmente ingenieros y otros técnicos capaces de supervisar adecuadamente las obras e infraestructuras, establecimientos industriales, talleres y actuaciones patrimoniales que concentraron buena parte de las subvenciones.

Las ayudas de la línea cofinanciada al 50% por Bruselas, Ruralter-Leader, se crearon para estimular la economía de las zonas rurales, pero en cerca de un 80% de los casos acabaron siendo copados por Ayuntamientos, y según la denuncia y la documentación aportada por la funcionaria, incumpliendo requisitos básicos del procedimiento, por destinarse, por ejemplo, a fines que estaban vetados, como ocurrió con el Ayuntamiento de Benlloch (Castellón) en una ayuda concedida en 2009.

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La exconsejera Hernández justificó que el dinero acabase muy mayoritariamente en manos de Ayuntamientos, afirmando que “el problema era encontrar iniciativas económicas en zonas rurales” debido a la escasez de las mismas.

La exconsejera lo justifica afirmando que apenas había iniciativa privada

Siendo potencialmente graves las irregularidades denunciadas respecto a las ayudas cofinanciadas por Europa, estas estuvieron muy repartidas, con cerca de 1.000 proyectos financiados con 64 millones de euros. La otra línea puesta en marcha por la Generalitat, llamada Ruralter-Paisaje, tuvo en cambio la misma dotación, 64 millones de euros, pero financió muchos menos proyectos.

El motivo es que parte de ellos recibieron grandes cantidades de dinero. Es el caso del proyecto RP-11-04-032, presentado y ganado por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), ligada familiarmente a la consejera Hernández, que obtuvo 1,4 millones para la “adecuación de una finca experimental” en 2011. AVA se benefició de un cambio en la normativa, introducido por Hernández en 2009, que elevó del 37% al 100% la financiación que aportaba la Generalitat a los proyectos presentados por ese tipo de entidades.

La funcionaria que denunció afirma sufrir represalias

I. Z., Valencia

La funcionaria que denunció las supuestas irregularidades masivas en la gestión de los 128 millones de ayudas para el desarrollo local, P. C., afirma sentirse represaliada como consecuencia de haber puesto los hechos en conocimiento de la fiscalía de Valencia. P. C. presentó la primera denuncia en septiembre de 2012 y hace solo unas semanas le comunicaron que la Consejería de Presidencia no renovaría su comisión de servicios.

Los problemas de la funcionaria empezaron, según su relato, sin embargo, tiempo antes. A mediados de 2011 detectó lo que consideró graves irregularidades en las subvenciones a una Sociedad de Transformación Agraria, a la que la Generalitat había concedido 3,8 millones de euros para inversiones en Huelva. Según la denuncia, en septiembre de 2011 la funcionaria explicó el caso a su jefe quien “reaccionó mal” cuestionando su categoría profesional, pese a tratarse de una funcionaria de carrera del cuerpo superior de Ingenieros Agrónomos. “Dije que no firmaría nada sin la documentación preceptiva y estar segura de la legalidad”, recoge en su denuncia; y “al día siguiente me relevó sin más de mis funciones” de control de expedientes y la envió a registro.

En julio de 2012, la funcionaria volvió a ser cambiada de destino, según la denuncia que también ha formulado ante la Inspección de Trabajo, “sin documentación alguna que respaldase tal decisión”. Su nuevo puesto resultó ser la subdirección de Desarrollo Rural, donde entró en contacto con los expedientes que ahora ha denunciado. La funcionaria se ve abocada ahora a regresar a la Junta de Andalucía, desde donde llegó a Valencia tras sufrir acoso laboral, reconocido en una sentencia firme de 2010.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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