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El fuego del Albaicín llega al Auditorio

Clásica y desgarradora, profunda y con gusto, la cantaora Marina Heredia cierra esta noche el ciclo Andalucía Flamenca con ‘A mi tempo’

Marina Heredia.
Marina Heredia.BERNARDO DORAL

Forjó su garganta en las callejuelas estrechas del Albaicín granaíno, aprendiendo de los grandes en la Peña La Platería, una de las más antiguas de Europa. Entre paredes blancas de cal y con la Alhambra como testigo, construyó su voz potente y gitana e hizo de los palos del flamenco su credo. Marina Heredia llega a Madrid para imponer su presencia en el Auditorio Nacional, donde clausura el ciclo Andalucía Flamenca.

“Tengo muy buenos recuerdos del público de Madrid. Es un público muy justo, que sabe reconocer tus éxitos y enseñarte tus errores. No sirve de nada que te doren la píldora todos los días, porque entonces no avanzas”, dice la cantaora, que llega al coliseo de Príncipe de Vergara con un repertorio de corte clásico. Desplegará con ese intimismo que caracteriza su cante soleás, malagueñas, tangos y bulerías; aunque no descarta hacer algún guiño a ese disco que presenta la semana que viene. A mi tempo es una grabación hecha en diferentes escenarios tras la presentación del espectáculo en la Bienal de Flamenco de Sevilla, que supone para Heredia un reto personal en el que le mete “mano” a cantaores o cantes a los que no había prestado “la atención que merecen”.

Marina Heredia pertenece a una generación de flamencos brillantes integrada por nombres como Arcángel, Estrella Morente o Manuel Lombo. “Lo bueno de este abanico de artistas es que cada uno tiene una personalidad muy bien marcada. Esta generación de identidad va sobrada, y eso siempre da variedad al panorama actual”, explica Heredia. Ella, por su parte, no para. Además de presentar disco la semana que viene, actuó el miércoles en Almería y antes estuvo cantando con la Orquesta Ciudad de Granada en su tierra y en Chicago cantando El amor brujo. “Estoy acostumbrada a hacer y deshacer sobre el escenario porque sé que mi equipo siempre está ahí. Pero cuando te subes a las tablas de un teatro con una gran orquesta, no puedes estar vagando por la obra”, dice sobre su experiencia estadounidense con la obra de Falla, que considera “una de las grandes obras de la historia de la música clásica”.

Dinastías cruzadas

La gente detiene a Marina Heredia por las calles del Albaicín granadino. Forma parte de un grupo de dinastías que se cruzan en el monte que está frente a la Alhambra. Se crió junto a Estrella Morente y sentía al padre de esta, Enrique, como un segundo padre para ella. Su verdadero padre, el Parrón,fue un cantaor de voz tremenda y es el referente de esta cantaora que bebió de los Flores, conoció a los Amaya, y tiene en su memoria los nombres de las generaciones de los Carmona, Amaya, Cortés o Santiago.

Vive una época en la que los flamencos buscan nuevas vías, abren diálogos con otras músicas y se empapan de nuevas influencias. Tomatito lleva años de lazos con el pianista Michel Camilo, Dorantes adapta al piano los quiebros del flamenco, Arcángel coquetea con la música antigua de la mano de la Accademia del Piacere, Enrique Morente sentó cátedra con 'Omega', Estrella Morente colabora con el compositor Michael Nyman, Carmen Linares se acerca al jazz con Uri Caine… Y Heredia le ha enseñado a Mónica Naranjo las grandezas del flamenco en A mi tempo y se ha vuelto devota de la música de Falla. “La gran parte del trabajo de los flamencos es el cante clásico, como el que se va a escuchar en mi recital de Madrid, aunque de vez en cuando lo actualices o lo pongas en valor. Los demás experimentos sirven para refrescarte, pero siempre vuelves a la esencia”, comenta la cantaora.

Es su estilo, es franca. Respeta lo que aprendió de los grandes en La Platería, recuerda cada tarde al calor de la chimenea de la peña e intenta hablarle al flamenco como el que le habla a un rito ancestral que no debe ser mancillado. “A la hora de ponerme sobre el escenario o aclarar la garganta, busco la exclusividad personal. Los que vengan al concierto de esta noche se van a encontrar a una cantaora muy honesta, intentando hacer las cosas bien y que no escatima en esfuerzo ni en sentimiento”, concluye.

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Marina Heredia. Esta tarde a las 19.30 en el Auditorio Nacional (Príncipe de Vergara). Entradas: a partir de cuatro euros.

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