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Fresnedillas arrasa un huerto escolar por carecer de permiso municipal

El colegio logró el segundo Premio Nacional de Buenas Prácticas en 2010

Alumnos del colegio San Bartolomé plantando el huerto.
Alumnos del colegio San Bartolomé plantando el huerto.

Julio Viejo, director del colegio público San Bartolomé de Fresnedillas de la Oliva (1.600 habitantes) no salía de su asombro ayer por la mañana cuando al entrar en el centro se encontró con el huerto escolar arrasado. “El viernes estaba en perfecto estado y hoy no quedaba nada, han aplanado la tierra y han arrancado la valla que lo delimitaba, destrozando el trabajo de padres y alumnos”, se lamenta. Asombro que se transformó en estupefacción cuando el concejal Emilio Arias, del PP, le confirmó que los autores habían sido operarios municipales siguiendo instrucciones del Ayuntamiento. El huerto en el que alumnos profesores y padres habían empezado a plantar lechugas, habas y patatas la semana pasada, solo duró unos días.

El edil aclara que el centro escolar no tenía autorización para abrir la plantación y que lo sabían. “Vamos a empezar las obras de ampliación del colegio en verano y ya les advertí en el consejo escolar que no era posible, porque entorpecería la labor que estamos llevando a cabo con la Consejería de Educación. Pero ellos decidieron crearlo y las normas son para todos”, sostiene. Arias informa de que se va a abrir un expediente informativo al director del centro.

Estado en el que ha quedado el huerto.
Estado en el que ha quedado el huerto.

El concejal añade: “Lo que hemos hecho es allanar, todavía no había brotado nada de nada”. Y recuerda que el pueblo tiene dos edificios de educación. En uno se ubican Infantil y Primero de Primaria y en el otro, el resto de los cursos. En este último también hay huerto y crece con normalidad, dice el edil. Por eso, culpa de la situación a “cuatro o cinco personas que están muy metidas en el colegio”. “¿A quién se le ocurre empezar una plantación en mayo, cuando queda un mes escaso para las vacaciones? Parece que lo que quieren es tener un huerto propio en agosto”, reflexiona. Asegura que les propuso otras opciones: en vez de huerto, unas mesas con bandejas, a lo que se negaron.

La desaparición del sembrado ha sido la gota que ha colmado el vaso, según Javier Zarzuela, profesor de Primaria, porque ya había problemas. “La situación es de acoso total por parte del Ayuntamiento, porque no está de acuerdo con el proyecto educativo. Incluso nos han retirado las llaves a los profesores para que no podamos acceder más que en horario escolar”. El colegio, con 167 alumnos, el 51% inmigrantes, sobre todo de origen magrebí, desarrolla desde hace 10 años un proyecto integrador. “Somos muy eclécticos y aplicamos las fórmulas que funcionan, pero no seguimos ningún método concreto. Podemos utilizar herramientas de la pedagogía Waldorf o Montessori, pero sobre todo se basa en los programas que elaboran los profesores”, aclara el director. Una de las diferencias es que no utilizan los libros de texto de editorial tradicionales. “Por supuesto empleamos libros, pero como un recurso más”, explica Viejo.

El centro pasó de ser el peor valorado en 2005 a superar la media en 2012
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De esta forma están consiguiendo resultados “bastante buenos”. Desde que en 2005 el colegio apareció en un listado de la Consejería de Educación como el peor puntuado de la Comunidad de Madrid, la situación ha cambiado. En las últimas pruebas de Conocimiento y Destrezas Indispensables (CDI) consiguieron una media total de 7,79; la de la región se encuentra en el 6,8. “En un colegio con el ratio de inmigrantes que tenemos aquí, y teniendo en cuenta que muchos de los magrebíes provienen de zonas rurales muy retrasadas, es todo un éxito”, aclara Zarzuela. Como muestra de la validez del proyecto, señala el segundo Premio Nacional a las Buenas Prácticas para la convivencia que recibieron en 2010 de manos del entonces ministro de Educación, Ángel Gabilondo. O la llamada de la Comunidad de Madrid para presentar su experiencia educativa en un simposio de Buenas Prácticas.

Victoria Durán, con un niño de cuatro años escolarizado en el San Bartolomé y representante de las familias en el consejo escolar, espera que el Ayuntamiento cambie de actitud. “Nosotros vamos a seguir adelante con el huerto las veces que haga falta”, afirma. Además, asegura que van a presentar un escrito al Defensor del Pueblo sobre lo que esta ocurriendo. En su opinión, el problema es que el Consistorio desconoce cómo funciona el proyecto educativo. “Ese es el motivo de su actitud, porque no hacemos las cosas como ellos creen que deberían ser”.

Arias se defiende y asegura que han ayudado al centro siempre como demuestra que en incluso hayan adquirido los libros que los profesores querían. “El Ayuntamiento es el primer interesado en mantener el nivel del colegio”, sostiene.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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