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Museos que rezuman aceite

El oleoturismo gana enteros como alternativa para divulgar el patrimonio oleícola Jaén pone en marcha una ruta entre almazaras, cortijos y olivos milenarios

Ginés Donaire
Varios turistas chinos visitan una almazara de Jaén.
Varios turistas chinos visitan una almazara de Jaén.

Es primavera. Las almazaras ya han acabado la molienda del aceite y han cerrado sus puertas. Pero los turistas chinos que han llegado hasta Jaén sí se han encontrado abierta la almazara Oleícola San Francisco, en Begíjar. De hecho, han venido expresamente a conocer la cultura oleícola a través de un paquete comercializado con touorperadores asiáticos. Allí, en esta almazara familiar que ha sido remozada concienzudamente, se sumergen en un viaje por el mundo del aceite.

“Nos planteamos que era necesario darle vida a la almazara más allá de los dos meses que dura la campaña olivarera, y nada mejor que mostrar al visitante toda la cultura oleícola”, explica José Antonio Jiménez, un empresario que intenta cambiar la tendencia en el anquilosado sector olivarero y convertir el principal patrimonio de su tierra en reclamo turístico de primer orden. En el último año, su almazara de Begíjar ha tenido más de 1.600 visitantes. Turistas que no tienen una actitud pasiva, sino que pueden disfrutar de ofertas como un día de recogida simulada de la aceituna, participar en catas y degustaciones gastronómicas o en un circuito de spa en una hacienda próxima.

La de Begíjar —primera almazara turística inscrita en el registro de la Junta de Andalucía— no es la única que se ha abierto al público como oportunidad de negocio. En los últimos tiempos otras muchas están siguiendo sus pasos en la provincia de Jaén. De este modo, almazaras, haciendas, caserías, cortijos, molinos aceiteros y olivos milenarios se configuran como una nueva oferta museística cada vez más en auge.

A diferencia del vino, el visitante puede conocer in situ todo el proceso de elaboración del aceite

Una oportunidad que ahora quiere institucionalizar la Diputación de Jaén, de la mano del proyecto Oleotour, una ruta de sensaciones a través de la cultura del aceite, el producto estrella de la dieta mediterránea, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Una quincena de almazaras visitables, 25 restaurantes, cuatro empresas de catas de aceites, cuatro spas, tres oleotecas (tiendas especializadas en aceite), cinco empresas de cosméticos, museos del olivo, seis cortijos, olivos singulares y ocho paquetes con diferentes ofertas turísticas se han integrado por ahora en Oleotour. “Lo que ofrecemos es una aventura de los sentidos a través de nuestro oro líquido, abarcando desde la historia, la cultura, la gastronomía, la arquitectura o el paisaje jiennense”, explica Francisco Reyes, presidente de la Diputación jiennense. Las 70 firmas que se han integrado en ese proyecto han recibido en la feria internacional Expoliva su distinción como parada obligada de Oleotur.

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Una de las empresas que participan en esta ruta es Agraria Olearum, que ofrece visitas guiadas y catas de aceite en las almazaras de los nueve municipios de la Sierra de Cazorla. “Son visitas donde el turista conoce todo el proceso de elaboración del aceite, desde la recogida a la extracción, y donde puede participar de catas para diferenciar los distintos tipos de atributos del aceite de oliva”, apunta Antonio Bernal, ingeniero agrónomo que hace un año creó esta empresa como oferta complementaria para los miles de visitantes que cada año visitan el parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas.

Una mujer recibe un tratamiento de belleza basado en el aceite.
Una mujer recibe un tratamiento de belleza basado en el aceite.J. M. Pedrosa

De alguna forma, el oleoturismo quiere convertirse en un reclamo turístico al estilo de las bodegas de Jerez o de La Rioja. Aunque Bernal cree que las ventajas son mayores en el aceite: “A diferencia del vino, que necesita de un proceso de fermentación, en el aceite el visitante sí puede conocer todo el recorrido hasta su elaboración y sentirse parte activa”.

Junto a las almazaras visitables, cada vez son más los museos del olivo que abren sus puertas. Es el caso del Centro de Interpretación del Olivar Ecológico que se ubica en la Cooperativa Sierra de Génave, en la Sierra de Segura. Este espacio temático plantea un recorrido por la historia de los últimos 10.000 años de olivicultura, los distintos aprovechamientos del olivar arraigados en la cultura mediterránea y una sala de arte con reproducciones de obras relacionadas con el olivo. También cuenta con una zona denominada Arboreto. Olivos del mundo, donde se han plantado unos 50 olivos de las variedades más comunes del ámbito mediterráneo.

Muy cerca de allí, en Puente de Génave, el cortijo La Vicaría muestra un pequeño taller en el que transformar la madera que llega de la poda de los olivares de la zona y con ella se fabrican un buen número de objetos artesanales. Además, cuenta con una finca de olivar ecológico y una pequeña cabaña ganadera ecológica de ovino, ligada al olivar.

Las visitas a este inmenso mar de 60 millones de olivos de la provincia jiennense pueden complementarse con uno de los subproductos que más está creciendo: el de los cosméticos elaborados con aceite de oliva virgen extra. Cosmética del Olivo, de Sabiote, ofrece a los visitantes cestas y estuches de regales con productos artesanales que van desde champús, geles, cremas corporales y jabones diversos.

Son los nuevos museos, o almazaras vivas como le gusta decir a José Antonio Jiménez, que rezuman a aceite y que han ampliado la oferta cultural y turística en el interior de Andalucía. “Ahora los chinos ya no vienen a ver solo nuestro patrimonio artístico, vienen atraídos por la cultura del aceite”, resume el propietario de Oleícola San Francisco.

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