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La mayoría de prioridades del Consell apenas interesan a los ciudadanos

El barómetro del CIS valora mal al Gobierno valenciano y peor a la oposición

Miquel Alberola
El vicepresidente José Ciscar y la consejera Isabel Bonig tras el pleno del Consell.
El vicepresidente José Ciscar y la consejera Isabel Bonig tras el pleno del Consell. JOSÉ JORDÁN

La mayoría de los principales objetivos políticos hacia los que apunta el Gobierno valenciano no inquietan nada a los ciudadanos. El último barómetro autonómico del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), realizado entre septiembre y octubre de 2012, pone de relieve que los valencianos no perciben como problemas ni la financiación autonómica o el pacto fiscal (0%), ni la necesidad de trasvases por la sequía o escasez del agua (0,5%), ni la identidad (los problemas con la lengua, 0%; percepción de reparto discriminatorio hacia Cataluña, 0%), ni la reforma del Estatuto de Autonomía (0,1%).

Frente a estas fijaciones políticas que no concitan el interés ciudadano, el Consell solo coincide con la mayoría de encuestados en que el paro es la principal preocupación (72,4%). El vicepresidente José Ciscar, preguntado este viernes por las medidas adoptadas en materia de empleo tras los malos datos suministrados dos por la Encuesta de Población Activa (EPA), respondió: “El Consell trabaja todos los días para crear ocupación. Es verdad que los datos del paro son malos y el Consell va a intensificar la labor que se está haciendo”.

Valoraciones

Situación política. El 76% de los valencianos la considera mala o muy mala, y el 56% percibe que ha empeorado en el último año.

Principales problemas. El paro (72.4%) es considerado la dificultad más importante. Le siguen los problemas económicos (27,4%), los políticos en general (24,5%), la corrupción y el fraude (18,7%), la sanidad (14.9%) y la educación (12,9%). Por el contrario, la financiación, la escasez de agua o los problemas con la lengua apenas inquietan a los encuestados.

Confianza. El 46,4% considera mala o muy mala la gestión del Gobierno valenciano y el 42,2% la valora como regular. Asimismo, la mayoría de los valencianos (63,9%) niega al Consell capacidad para defender los intereses de la Comunidad Valenciana, capacidad de diálogo (61,8%) o de conocimiento de problemas del territorio que gobierna (52,9%). Pero la oposición no se libra tampoco del varapalo. El 54,9% considera su actuación como mala o muy mala.

Sentimiento autonómico. El 30,6% de los valencianos preferiría un Estado central sin autonomías. Al 25% le gustaría una comunidad con menos autonomía, mientras que el 23% prefiere el sistema actual y el 10,1% desearía más autonomía.

En la muestra del CIS, a la preocupación por el desempleo (la tasa creció en el primer trimestre del año hasta el 29,19%, dos puntos más que en el conjunto de España, y alcanza ya a 727.500 valencianos) le siguen los problemas económicos (27,4%), los políticos en general (24,5%), la corrupción y el fraude (18,7%), la sanidad (14,9%) y la educación (12,9%).

El barómetro constata asimismo el hundimiento de la confianza de los valencianos en el Consell y el principal partido de la oposición, el PSPV-PSOE. Un 46,4% de los encuestados considera mala o muy mala la gestión del Gobierno valenciano desde las pasadas elecciones autonómicas, frente al 42,2% que la conceptúan como irregular. La oposición no sale mejor parada. El 54,9% valora su actuación como mala o muy mala ante el 35,45 que la ve regular.

Pero si el Consell tenía la tentación edulcorante de interpretar su caída como menos dura que la de la oposición, el barómetro está lleno de cargas de profundidad para el Palau de la Generalitat, que recoge datos negativos mayoritarios en capacidad para defender los intereses de la Comunidad Valenciana (63,9%), en honradez (74%), en capacidad de diálogo (61,8%), en eficacia (75.9%), en comunicarse con la gente (69%) o en conocimiento de los problemas del territorio que gobierna (52,9%).

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En ese tono, el 87,7% de los valencianos percibe la política autonómica como un campo en el que la corrupción ha hundido sus raíces y se ha extendido. Además, la mayoría identifica al Consell (78%) como causa del paro en la Comunidad Valenciana (más que al Gobierno central, el 70%).

La financiación, el agua o la lengua no se perciben como problemas

El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, tampoco sale ileso. El 39,7% de los ciudadanos considera su actuación como regular, mientras que el 32,5% la califica de mala o muy mala. En cuanto a la confianza que inspira, solo un 23,5% lo percibe de forma positiva frente a un 68,2% que le merece poca o ninguna confianza. Con todo, sus cualidades mejor valoradas son la prudencia (40,4%) y la inteligencia (39,7).

El barómetro también da fe del descrédito de la política valenciana. El 76% de los encuestados califica la situación política actual de mala o muy mala frente a un 18,2% que la valora como regular. En ese sentido, el 56% de los valencianos mantiene que la situación política es peor o mucho peor que hace un año, mientras que el 44,7% la siente como peor o mucho peor que en el resto de España.

El 68,2% de los valencianos desconfía de Alberto Fabra

El escaso entusiasmo autonómico de los valencianos también aflora en la muestra del CIS ante la pregunta por sus preferencias sobre la organización del Estado. Al 30,6% le gustaría un Estado central sin autonomías o con comunidades con menor autonomía (25%), contra un 23% que prefiere las cosas como están y un 10,1% que desearía una comunidad con más autonomía. En esa línea, la mayoría de encuestados (55,5%) se considera tan español como valenciano, frente al 17,8% que profesa ser más español que valenciano, el 13,7% que únicamente se siente español, el 9% que se tiene por más valenciano que español y el 2% que se reclama solo como valenciano.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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