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Un lugar donde los artistas tienen derecho a equivocarse

Espai 13, dedicado a la creación emergente, cumple 35 años

Imagen de la primera exposición de Espai 13, de Josep Ponsatí, en 1978.
Imagen de la primera exposición de Espai 13, de Josep Ponsatí, en 1978.Fundación Miró

Haber hecho un lugar donde los artistas tengan derecho a equivocarse: historias del Espai 10 y el Espai 13. La frase, que refleja perfectamente el deseo de Joan Miró cuando destinó un espacio de su Fundación al arte más joven y experimental, es también el título del programa, comisariado por Manuel Segade, que conmemora su 35ª aniversario. El proyecto, formado por una gran exposición que se inaugurará en la primavera de 2014 y un libro del Espai 13, arrancó con la celebración del Viquimaratón más largo llevado a cabo hasta la fecha. Durante 35 horas continuadas un nutrido grupo de viquipedistas y voluntarios se dedicó a documentar los artistas vinculados con el Espai 13 para la versión catalana de la célebre enciclopedia online, Viquipèdia. “Se editaron más de 300 entradas relativas a la historia y los protagonistas de este espacio”, explica Rosa Maria Malet, directora de la Fundación Miró.

El Espai 13 nació como Espai 10 en 1978, tres años después de la inauguración de la Fundación Miró, con una muestra de Josep Ponsatí y desde entonces ha acogido más de 200 propuestas. El nombre, que indica su localización en el plano de la Fundación, se cambió cuando se trasladó de su lugar inicial, cerca de la entrada, al subterráneo. Desde el principio, el espacio se mantuvo autónomo de la programación del centro y sus muestras se encargaron a comisarios externos, también jóvenes, de modo que rápidamente se convirtió en una plataforma de producción y difusión tanto para artistas como para curadores y críticos. "Luego se abrieron otros centros, pero durante años fue el único y dio cobijo a importantes debates como el que enfrentó los defensores de la pintura a los partidarios del incipiente arte conceptual", recuerda la directora, que en estos años ha velado para que el Espai 13 se mantuviera abierto a las propuestas menos comerciales y por tanto menos respaldadas por el sistema del arte, basado en galerías, marchantes y coleccionistas.

Entre los últimos ejemplos destacan los ciclos sobre el silencio y la falta de este, a cargo del artista multimedia Tres y las temporadas dedicadas al vídeo tras la revolución digital encargadas al centro francés Le Fresnoy. En mayo, en el marco de Perplejidad, el ciclo que este año comisaría David Armengol, se estrenará una instalación audiovisual de la pareja Arrieta/Vázquez. "A través del Espai 13 se mantiene la voluntad de Joan Miró de convertir la Fundación en un centro de experimentación", concluye Malet.

 

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